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Destaca seguridad en Feria

Reportan autoridades municipales saldo blanco durante Fiestas de Enero.

Escrito en Celaya el
Destaca seguridad en Feria

Salvo algunas faltas administrativas generadas por riñas, a 14 días de su arranque la Feria León 2015 conserva un saldo blanco, informó el secretario de Seguridad Pública Municipal, Francisco Javier Aguilera Candelas.
“Ha habido algunas riñas menores. Hemos tenido una Feria segura, una Feria en la que pueden acudir las familias leonesas y la gente que nos visita de otros municipios. Claro que es un factor que inhibe conductas delictivas el gran apoyo que hemos tenido del Ejército Nacional”, comentó.
El funcionario destacó la participación del Ejército Nacional, así como de la Gendarmería y las Fuerzas de Seguridad del Estado, en un trabajo coordinado fuera y dentro de las instalaciones de la Feria. No descartó que como en las últimas semanas, se pida el respaldo permanente del Ejército para la vigilancia de la ciudad.
“Está la Gendarmería al interior de las instalaciones de la Feria, Fuerzas del Estado al exterior, el Ejército al exterior, tenemos operativos con la Procuraduría de Justicia... la gente lo ve bien, lo que quiere es seguridad, es la tranquilidad, y los patrullajes se hacen en las inmediaciones de la Feria”, añadió.
“Ya hemos tenido el apoyo permanente con el ejército, el apoyo con las Fuerzas del Estado que hacen también sus patrullajes y aquí es sumar esfuerzos, la coordinación con las tres instancias de gobierno en aras de abonar a una mejor seguridad para la ciudad”, apuntó.

Gustan gorros ‘de pulpo’

Inspirada en la película Piratas del Caribe, Amparo Ulloa Franco trajo este año al Pabellón Guanajuato de la Feria gorros tejidos tipo pulpo y de Gladiador.
La comerciante lleva años exponiendo su trabajo en la Feria, pero ahora regresa con la novedad del casco de la época medieval que, aunque no protege la cabeza contra brechas de corte con las espadas si evita que el frío penetre por las orejas.
La emprendedora leonesa, dueña de “Los tejidos de la Abuela”, comenzó a tejer por gusto y después vendió por necesidad; buscaba un trabajo en el que no debiera caminar debido a que padece artritis reumatoide.
“Sé tejer y lo hago muy bien, sólo que nunca me había dedicado a trabajar en esto. De ocho años para acá me surgió la idea y pese a las adversidades lo sigo haciendo y se me presta la facilidad”, comentó.
Para poder hilar el estambre se necesita fuerza y voluntad debido a que es un trabajo laborioso y que llama mucho la atención. Por día elabora dos gorros.
“No me cuesta trabajo pero si me canso, mi fortaleza me hace seguir adelante y regresar año con año a la Feria con más gusto; el año pasado les traje a mis clientes gorros con corte caído en la parte de la nuca y así constantemente surge el ingenio”, presumió.
Con tan sólo observar e imaginar, la leonesa desarrolla nuevos modelos, gracias a ello ha tenido buena aceptación del público que aunque a veces no le compra, si admira su trabajo.
Hay piezas que cuestan desde 50 pesos, pero además ofrece blusas, suéteres y ponchos muy atractivos y todos hechos con sus manos.

‘Atrapa’ cerámica a menores

Los principales requisitos para atraer al público infantil al Pabellón Guanajuato de la Feria es tener un torno de madera y alguien que ponga sus manos sobre el barro.

Uno de los puestos que sin duda resulta muy atractivo para los niños es el de Martin Granados Lara, alfarero desde los 12 años.
Esta es la primera vez que expone su trabajo en el recinto ferial leonés y ha sido un éxito al atrapar la mirada de cualquiera que pasa por enfrente de él.
El artesano realiza diariamente hasta 400 figuras de: barriles del Chavo del 8, fuentes, puerquitos, sombreros, candeleros, trenes, angelitos, llantas, dragones y panquesitos; sus precios van de uno a cinco pesos.
“Todo está barato para los niños. Tengo 30 años trabajando la cerámica, comencé como ayudante de mi papá. Durante la Feria me levantó a las seis de la mañana para ir a Guanajuato capital por el barro y poder comenzar de 10 de la mañana a 10 de la noche”, comentó.
Sin saber que llamaría tanto la atención, Martín inició con 30 kilos de barro y ahora carga tres toneladas.
Cuarenta segundos es lo máximo que debe durar el alfarero para que la mayoría de los niños se lleven un recuerdo a casa; muchos se van sin algo porque no le alcanza el tiempo.
“Para ello, mi papá me ayuda con piezas muy pequeñas porque todos los niños quieren y no alcanzo a hacerles a todos y así ya se llevan su jarrito de a peso”, dijo.
Su mesa de trabajo es de un metro aproximadamente y un disco plano a la altura de sus pies que no deja de ser movido mientras sus manos están dándole forma al barro cuando los niños le gritan “¡Yo quiero uno, yo quiero uno!”.
Aunque ha llegado a hacer 600 piezas, comentó que no se da abasto con tanto chiquillo que le demanda un recuerdito.

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