Ana Cabrera vende cerillos, estropajos y rastrillos para sostenerse y poder vivir al día, ya que a su edad no ha podido encontrar trabajo en ningún lugar.
La anciana expresó que siempre se instala a vender su mercancía a un costado del Mercado Gildardo Magaña.
Incluso aseguró que ni con la afluencia de visitantes logro vender más, “hoy casi no me compraron, tenía la esperanza de que me apoyaran pero no pasó”, lamentó.
“A veces sólo vendo 20 pesos que me sirven para comprar tortillas y llevarle de comer a mi hermano”, sostuvo Cabrera.
Dijo que no sabe leer ni escribir y que se apoya de otras dos de sus compañeras que se dedican también a vender cerillos, servilletas y vestidos que ellas mismas tejen.
Por último agregó que espera a que el municipio la incluya en alguno de sus programas porque a su avanzada edad no ha recibido ningún apoyo que le ayude a pasar el día.