En esta ocasión no había el atractivo de las costosas joyas, relojes de oro de firmas exclusivas, autos de lujo o costosas residencias... todas ellas aseguradas al narco.
El atractivo ahora lo constituía principalmente el catálogo de vehículos automotores, algunas obras de arte: “Mujer Sonriente” de Rufino Tamayo; 4 litografías de Salvador Dalí, “La Nana” de Raúl Anguiano, entre otros, además de algunos yates.
Pero las cerca de 2 mil 200 motocicletas, autos y camionetas en total, algunos vehículos “aptos para circular”, pero otros se consideraban ‘chatarra’, eran el plato fuerte de la primera subasta presencial de este año.
“Son autos que eventualmente se abandonaron o se retiraron en las aduanas y, es más, la mayoría de los bienes (en la subasta) son de Comercio Exterior”, indicó Javier Dorantes, director corporativo de comercialización y mercadotecnia del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE).
Se trata de la subasta presencial más grande de bienes muebles que realizó el SAE, entre el 9 al 11 de setiembre, mil 13 lotes con más de 8 millones de bienes de todo tipo.
“No necesariamente son decomisos, pueden ser evasiones de pago, en donde los contribuyentes pagan sus impuestos con bienes... más bien son embargos”, detalló al respecto Dorantes.
El último día de la subasta, y en las pantallas gigantes del salón aparecen las imágenes de una GMC Savana 2002 con precio de salida de 26 mil 800 pesos.
“Veintiocho, 28, 28 mil, no veo los 28 mil...”, exclamaba el martillero, mientras que unas cuantas paletas parecen estar en espera de alzarse en señal de oferta por la Savana.
Había cerca de 250 personas, pero la asistencia va y viene.
Muchos de ellos son ‘loteros’ y van a buscar autos o refacciones que puedan vender.
Ninguno llama la atención por su actitud o su vestimenta, algunos hacen llamadas breves desde su celular y otros simplemente observan, aguardando el lote anhelado.
Durante los tres días de subasta no se exhibió mercancía tangible.
En su lugar se proyectaron fotografías de los lotes, pues todo se encuentra en bodegas a lo largo del País.
Además de autos, como aquella camioneta, el catálogo de la subasta también incluía “mercancía diversa”, como un lote de un millón 272 mil DVD-R; una máquina para cosechar zanahoria, televisores, un lote de 861 mil 450 kilos de hierro mineral.
También 84 mil 720 pistolas de silicón, 125 mil 220 tasas blancas de cerámica y hasta 213 mil 356 unidades de esas barritas fluorescentes que comúnmente se ven en conciertos y antros.
Casi todo lo presentado encontraba postor.
Incluso hubo quien compró ‘en ausencia’ -es decir, enviando una oferta en sobre sellado- un lote con 16 mil 148 kilos de plástico para moldear por 96 mil pesos.