Accidentada tercera etapa para los Súper V8 en el autódromo de León, donde el ganador fue el piloto Piero Rodarte, quien le dedicó la trofeo a su padre.
El mejor regalo que le pudo dar el piloto del auto 55 a su papá fue una victoria dentro de León.
Desde la primera vuelta comenzaron los problemas para los autos más potentes del serial, tuvieron sus primeros problemas, cuando el líder de la competencia Javier Razo se fue de largo en la recta principal y chocó con otro piloto, sin embargo regresó a la competencia.
Al finalizar la segunda vuelta, el piloto con el auto dos, Piero Rodarte tomó la punta de la competencia, que conservó por seis vueltas más, gracias a una bandera amarilla.
Rodarte perdería la ventaja cuando un choque triple en la chicana más compleja del trazado leonés, cuando los pilotos “despistados” regresaron, le estorbaron al líder que tuvo que dejar pasar a Calderón y Pérez.
Sin embargo la potencia del vehículo número 55 era superior y en la vuelta 26, Rodarte del equipo Seman Baker recuperó la punta al rebasar por tercera vez en la carrera al primero en la parrilla de salida, Abraham Calderón, mientras que Toño Pérez mantenía la tercera posición.
El líder se escapaba y la lucha se centró en la pelea por la tercera posición, Mara Reyes le pisaba los talones a Pérez.
Cuando la vuelta 48 iba a la mitad, el safety car entró a la pista, esfumando de golpe la ventaja de Piero en la carrera, a solamente 12 vueltas del final.
La bandera verde volvió a la pista, Abraham Calderón intentó alcanzar al líder pero no le alcanzó el esfuerzo y se tuvo que conformar con el segundo lugar.
Piero se mantuvo en la punta de la carrera, sin mayores problemas, mientras su padre desde los pits, observaba orgulloso como su hijo lograba su primer triunfo de la temporada.