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"Cristiano corrupto apesta"

Advierte el Papa que la corrupción es sucia y la sociedad corrupta se degrada; y si un ciudadano se deja que lo invada no es cristiano.

Escrito en Celaya el
"Cristiano corrupto apesta"

En medio de la gente que sufre, el Papa Francisco se muestra incapaz de leer sus discursos preparados en frío.
Le sucedió en Lampedusa ante el drama de la inmigración -“¿quién ha llorado por las madres que pierden a sus hijos en el mar? Hemos caído en la globalización de la indiferencia”-, en Cerdeña ante las graves secuelas del desempleo -“el actual sistema económico nos está llevando a la tragedia y robando la dignidad”- o en Calabria ante los crímenes brutales de la Ndrangheta: “La mafia es la adoración del mal, el desprecio del bien común. Están excomulgados”.
También ayer, en el barrio napolitano de Scampia, golpeado desde hace décadas por la incapacidad de los gobernantes y la violencia de la Camorra, Su Santidad ha dejó los papeles a un lado y clamó: “La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!”.
El Pontífice quiso entrar en Nápoles por Scampia, la periferia de las periferias, una tierra de nadie donde las distintas familias mafiosas ligadas a la Camorra se aprovechan desde hace décadas de los jóvenes sin futuro para afianzar su poder en el negocio del narcotráfico y el crimen organizado.
Scampia, aún bajo el estigma de Gomorra, sigue representando el fracaso absoluto de la política -la tasa de paro es superior al 57%- y de ahí que el Papa quiso lanzar un toque de atención a los gobernantes: “La falta de empleo para los jóvenes es una señal de que existe un fallo grave en el sistema. Y cuando no se gana para poder llevar el pan a casa, se pierde la dignidad.
El Papa Francisco añadió que cerrar la puerta a los inmigrantes o no ofrecerles un trabajo digno también es corrupción: “¡Cuánta corrupción hay en el mundo!”.
Más tarde, durante la homilía en la plaza del Plebiscito, pidió de forma expresa a los napolitanos que planten cara a la Camorra: “No se dejen robar la esperanza, no cedan a la tentación del dinero fácil y de los ingresos deshonestos. No es más que pan para hoy y hambre para mañana. No trae nada bueno. Tienen que reaccionar con fuerza”.
A continuación, Su Santidad se dirigió a los mafiosos: “A los criminales y a todos sus cómplices, hoy, con humildad y como hermano, les pido: cambien, déjense invadir por el amor y la justicia (…). Es posible regresar a una vida honesta. Se los piden también las lágrimas de las mamás de Nápoles. ¡Que el crimen no desfigure el rostro de esta bella ciudad!”.

Almuerza con presos

El Papa Francisco visitó la cárcel de Poggioreale, donde almorzó con presos en un enorme salón utilizado ordinariamente como capilla, dijo el Vaticano.

Su Santidad convivió con los presos en privado; la prensa italiana informó que los reclusos prepararon pasta sencilla y que entre los asistentes hubo un grupo de transexuales.

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