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Exposición

Memorias y emociones para ‘Habitar la ausencia’

Melissa Salazar, Monserrat Escudero y Rodrigo Meneses se expresan a través del bordado, la instalación y la experimentación material en el espacio cultural de la Torre Andrade

Escrito en Cultura el
Memorias y emociones para ‘Habitar la ausencia’
Montserrat Escudero presentó “Memorias de un hogar en espera”.. Foto: Cortesía

Tres voces artísticas dialogan desde lo íntimo y lo profundo: Melissa Salazar Carrión, Monserrat Escudero y Rodrigo Meneses. En la exposición “Habitar la ausencia: entre memorias, emociones y cuerpo”, curada en la Torre Andrade, los artistas se expresan a través del bordado, la instalación y la experimentación material.

Con su obra, cada artista convoca al espectador a un encuentro con las memorias, las emociones y las heridas abiertas del cuerpo y la infancia, en un acto de honestidad y de construcción de sentido desde la fragilidad.

Melissa Salazar Carrión, en “Mi niña”, teje con hilos la experiencia emocional de la infancia como un espacio de aprendizaje y de sanación. Cada puntada bordada se convierte en un acto terapéutico, una forma de reconectar con su niña interior, de hacer cuerpo la gestión emocional, de volver al origen para cuidar, reconocer y resignificar lo vivido. Su obra nos recuerda la importancia del amor propio, del autocuidado y de nombrar lo que nos duele para poder transformarlo.

 


 

Monserrat Escudero, en “Memorias de un hogar en espera”, propone un viaje hacia el vacío como punto de partida para la creación. La artista explora la construcción desde la ausencia, desde la nostalgia y los recuerdos fragmentados. Sus piezas activan un diálogo entre lo personal y lo colectivo, entre el anhelo de hogar y el impulso de lanzarse a lo desconocido. En sus obras, el dolor se vuelve acción, el arte se transforma en vehículo de sanación, y el museo, en un espacio para habitar la memoria.

Rodrigo Meneses, por su parte, investiga la contingencia emocional ante la incertidumbre. Su práctica plástica incorpora procesos de destrucción como medio para construir nuevos lenguajes visuales, explorando la vulnerabilidad como territorio fértil para la creación. Con una sólida trayectoria nacional e internacional, su obra se inscribe en una búsqueda constante por representar las tensiones entre cuerpo, espacio, violencia y transformación.

En conjunto, estas propuestas no sólo abren ventanas al mundo interior de sus creadores, sino que también interpelan al espectador, invitándolo a mirar sus propios vacíos, sus heridas, sus recuerdos. Esta muestra es una conversación abierta sobre lo que fuimos, lo que dolió, lo que aún pulsa. Un acto de resistencia emocional, de ternura y de valentía.

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