A 5 años de la llegada del COVID a Guanajuato: 3 sobrevivientes a la intubación narran sus historias
Hubo quienes se contagiaron y, debido a la gravedad de su condición, se sometieron a tratamientos peligrosos como la intubación, que ofrece un 50% o menos de posibilidades de sobrevivir, y, sin embargo, lograron superarlo.
Otros, principalmente los trabajadores de la salud, soportaron duras jornadas de trabajo, además de ansiedad, estrés y depresión. Y resistieron.. Foto: Omar Ramírez.
Con información de Salma Hernández, Edith Reyes, Jesús Patiño y Carlos Suárez.
Guanajuato.- Armando Alcántara Salgado siente que volvió a nacer tras haber estado sedado durante 20 días en un hospital de Guanajuato capital debido a lo que inicialmente se denominó coronavirus o SARS-CoV-2, y que luego se popularizó como COVID. Era el año 2020.
El virus fue detectado en China a finales de 2019, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero el 27 de febrero de 2020 irrumpió en la vida de los mexicanos al confirmarse el primer caso en el País. A Guanajuato llegó dos semanas después, el 15 de marzo.
Tres años después, en 2023, cuando ya se conocía como COVID, la enfermedad había cobrado la vida de más de 15 mil personas solo en el estado de Guanajuato.
Hubo quienes se contagiaron y, debido a la gravedad de su condición, se sometieron a procedimientos peligrosos como la intubación, que ofrece un 50% o menos de posibilidades de sobrevivir, y, sin embargo, lograron superarlo.
Otros, principalmente los trabajadores de la salud, soportaron duras jornadas de trabajo, además de ansiedad, estrés y depresión. Y resistieron.
Vieron la vida con otros ojos, cambiaron su perspectiva y, en muchos casos, le dieron un nuevo sentido. También jugaron un papel crucial en la supervivencia de otros pacientes. Estas son sus historias, a cinco años del inicio de la pandemia.
Ayuda a quienes más lo necesitan
Armando Alcántara Salgado. María José Soto Pallares.
Armando Alcántara Salgado tenía 51 años en 2020, cuando se contagió. En esos días, la pandemia estaba en su punto álgido, con numerosos casos y muertes, y aún no había vacunas. Sus primeros síntomas fueron un dolor corporal indescriptible, dolor de cabeza, síntomas similares a los de la gripe y fiebre.
Luego de 15 días, su malestar aumentó tanto que llegó al Hospital General de Guanajuato sintiendo que le faltaba el aire y con la oxigenación en niveles críticos. Los médicos no lo dejaron salir del hospital.
Fuimos de volada a urgencias y me internaron, me pusieron medicamento, estuve intubado y fue una experiencia muy fea. Me faltaba el aire, el dolor de cuerpo insoportable, ni a mi peor enemigo le desearía el dolor que me dio a mí”, relató.
Además del terrible dolor de cabeza y cuerpo, el miedo de pensar que no podría salir con vida del hospital era agobiante. Sin embargo, Armando pensaba constantemente en su familia, y tanto los doctores como las enfermeras lo animaban. Así, logró encontrar la fuerza para resistir.
“Estaba consciente todo el tiempo, de repente me quería dormir, pero se me venía a la mente que había fallecido mucha gente, todo eso me dio mucha fuerza y yo me encomendaba mucho a Dios, a mi San Juditas. Todo ese tiempo se oían muchas cosas de tanta gente que estaba ahí, y es una cosa deprimente; no te podrías dormir, tú mismo te despertabas”.
Se encomendó a San Judas Tadeo, el santo de las causas difíciles, pero también a la Virgen de San Juan, a quien le cumplió “una manda” de visitar su santuario tras salir del hospital. Desde entonces, organiza la fiesta en honor a San Judas y regala tamales el día de la Virgen.
Sentí un alivio tremendo, fui a pagar mi manda. Prácticamente estás entre la vida y la muerte. Sentí mucho alivio cuando los doctores me dijeron ‘ya la libró, volví a nacer’”, mencionó.
A pesar de que lo habían dado de alta, aún tuvo que usar oxígeno en casa durante un mes entero. “Me lo quitaba, me lo tenía que estar poniendo cinco minutos, luego 10 minutos -de descanso- y me lo volvía a poner”.
Armando decidió darle un nuevo propósito a su vida luego de haber esquivado la muerte. Ahora se dedica a ayudar a las personas que más lo necesitan, especialmente a pacientes de cáncer y otros padecimientos.
"Disfruto mucho más de todo"
José Antonio Rodríguez García. Foto: Cortesía.
José Antonio Rodríguez García definió que las dos semanas que pasó intubado por COVID como una experiencia muy dura que le cambió la vida “para bien”. Celayense de 50 años, José Antonio compartió la difícil experiencia que vivió en 2021.
Todo comenzó aparentemente como una gripa común, fui al doctor, me dio un medicamento y así me aventé como una semana hasta que me empecé a sentir muy mal y fue entonces que me hice la prueba y en diciembre de 2020 me confirman que era positivo a COVID”, explicó.
Según José, la dificultad para respirar y la falta de percepción de los aromas fueron los principales síntomas de alarma que le hicieron darse cuenta de que algo no andaba bien.
“Yo ya no podía respirar, se me empezó a agravar más mi salud y entonces vuelvo a ver al doctor y ya cuando me revisa me dice ‘¿Sabes qué?, necesitas ya internarte’, entonces allí entro al Hospital MAC de Celaya, duro un día en tratamiento y en la madrugada me terminan intubando”.
Fue el 6 de enero de 2021 cuando José Antonio fue sometido al procedimiento de intubación, que él mismo tuvo que autorizar. Aunque aseguró que nunca sintió miedo de perder la vida en el proceso, José mencionó que su mayor motivación “para regresar” a la vida siempre fueron sus hijos y su esposa.
Yo les dije a los doctores, háganme lo que me tengan que hacer, pero ya porque me siento muy mal y por eso nunca sentí miedo, en ningún momento, yo estaba consciente cuando los doctores me dijeron que era posible que no despertara, pero yo les dije que quería regresar por mis hijos y por mi esposa”, dijo.
Aunque solamente permaneció dos semanas intubado, José recibió un pronóstico de vida grave, ya que también padeció neumonía y trombosis.
“Yo tenía un 20% de (pronóstico de) vida y un 80% de fatalidad, o sea, mi pronóstico de vida era difícil y nada más estaban esperando hasta dónde yo pudiera aguantar”.
Pese a su grave estado, José aseguró que la fe en la Virgen de Guadalupe, quien lo acompañó durante todo su malestar, y el apoyo de su familia fueron fundamentales para su recuperación.
“Nosotros somos católicos y yo cuando despierto veo la imagen de la Virgen de Guadalupe a un lado de mi cama y pues obviamente, yo en mi desesperación, en mi angustia y en mi dolor, obviamente claro que le pedí y obviamente también pedí perdón. Fue una experiencia muy dura, pero lo superé”, agregó.
Para José, haber padecido COVID y estar hoy sin secuelas fue una experiencia transformadora.
Yo salí el 31 de enero en silla de ruedas, no me podía mover, no me podía cambiar solo, me tenían que dar de comer en la boca y era prácticamente como un bebé, pero después de dos semanas, mi recuperación fue bastante rápida y al día de hoy no me quedaron ya secuelas, solo en lo que llegué a batallar era con el insomnio y la caída del cabello, pero ahorita a la fecha ya estoy bien”, comentó.
A nivel económico, José explicó que afortunadamente su trabajo cuenta con seguro de gastos médicos mayores, lo que hizo más sencillo costear esa parte de su vida.
A nivel emocional, comentó que solo durante los primeros meses posteriores a su recuperación le costó lidiar con la experiencia, pero logró siempre ver el lado positivo.
“A mí en lo personal esta experiencia me cambió para bien, no todos tuvimos esa dicha de poder seguir estando en este plano y la verdad ahora mismo yo disfruto mucho más de todo. El hecho de que pueda respirar por mí mismo y que no tenga que estar conectado a una máquina o a un tanque, no tiene precio, por eso yo siempre digo que yo voy al día, porque yo sé que en cualquier instante nos podemos ir y por eso yo ya no me limito a decir no voy a poder, sino al contrario, siempre digo, me va a ir bien”, concluyó.
Vuelve a nacer tras estar al borde de la muerte
Julián Aguado Herrera. Foto: Cortesía.
Cada febrero, el doctor Julián Aguado Herrera celebra su nuevo cumpleaños, pues, como él mismo dice, “volvió a nacer” ese mes, luego de estar al borde de la muerte por COVID.
Fue en enero de 2021 cuando se contagió. Los médicos le dieron pocas esperanzas de salir del hospital con vida e incluso fue intubado.
Me internaron un 15 de enero, ya tenía días que traía dificultad respiratoria, oxígeno por puntas nasales, me hicieron resonancia, tomografía de los pulmones, tenía neumonía, mis pulmones funcionaban al 10%”, recordó.
Además de la gran ayuda de sus colegas, Julián atribuye su recuperación a su profunda fe en la Virgen de Guadalupe, pues se encomendó a ella cuando le dijeron que lo intubarían.
“Yo le pedí o me llevas de tu mano derechito con Dios o me permites volver a mi vida como antes”, dijo, y agregó que, debido a su gravedad, veía colores similares a los del manto de la virgen morena.
Su recuperación causó impacto en sus mismos colegas y en un sacerdote, pues, en plena pandemia, se creía que difícilmente alguien que entraba a un hospital por COVID salía con vida.
Julián es médico general desde 1993 y médico especialista en deporte y rehabilitación física desde 1998. Estos conocimientos le ayudaron a vencer las dificultades que tuvo para mover sus piernas debido a las secuelas de lo grave que estuvo. Sin embargo, se recuperó en su totalidad, sin ningún daño neurológico, a pesar de las altas temperaturas que tenía por el virus.
Hoy, con 63 años, sigue activo, dando consultas particulares y trabajando con equipos de fútbol. Recuerda con alegría la fecha en que recibió el alta, el 6 de febrero, y la celebra cada año con una taquiza a la que solo invita a las personas que estuvieron pendientes de él durante su convalecencia.
Recuerdan tiempos difíciles en el Hospital Las Joyas
Aunque durante el momento más crítico de la pandemia, el Hospital Comunitario de Las Joyas, en la ciudad de León, llegó a atender hasta 70 pacientes por COVID al mes, actualmente son contados los casos graves que ahí se atienden.
No obstante, esa época dejó duras marcas emocionales en el personal de salud.
El de Las Joyas fue uno de los centros de salud en León que tuvo que adaptarse para recibir a personas contagiadas con el virus. A inicios de 2021, fue superado en más del doble de su capacidad ante la emergencia sanitaria que azotó al municipio y a gran parte del mundo.
En entrevista con AM, varios trabajadores recordaron esos tiempos difíciles.
Aarón Cordero. Foto: Omar Ramírez.
En ese año tuvimos 811 pacientes intubados, la mayoría fueron por COVID, mientras que teníamos casi 70 pacientes por mes, ya no teníamos insumos, pero gracias a Dios todo se fue calmando”, comentó Aarón Cordero, encargado del departamento de Inhaloterapia.
Mientras tanto, David Delgado, médico general, reconoció que los trabajadores de este hospital mantendrán huellas imborrables por la magnitud de la tragedia que provocó la muerte de muchos de los contagiados.
“Quedó un trauma muy significativo en el personal que esperamos no se vuelva a repetir en mucho tiempo”, lamentó.
Cuando comenzó la pandemia, nunca imaginaron que llegaría a tal magnitud, relató Ana Lilia Jiménez, trabajadora social en el Hospital Comunitario desde que fue inaugurado, en 2018.
Ana Lilia Jiménez. Foto: Omar Ramírez.
Pensaba que eso no iba a pasar, sin embargo, fue muy triste ver nuestro mortuorio lleno de pacientes, desafortunadamente muchos cuerpos, muchas personas que perdieron la vida”, contó.
Además, tiene muy grabados los duros momentos que pasaron, como el hecho de avisar la muerte de una madre que dejó a cuatro niños huérfanos.
“Llegaba a mi casa y lloraba pensando que nos estaba superando esto. Era una realidad que vivíamos y, al día siguiente, volver a ponernos la camiseta para poder estar con los familiares y darles aliento de que iban a salir adelante”, platicó Ana Lilia.
David Delgado. Foto: Omar Ramírez.
Actualmente se ha reducido mucho la sintomatología de la enfermedad gracias a la vacunación. Solamente las personas que no se han vacunado tienen síntomas más severos, como al principio, como fiebre, disnea, no les sabe la comida, no perciben los aromas”, comentó el médico David Delgado.
“Todavía tenemos casos de COVID, pero ya no es tan agresivo como antes”, expresó Aarón Cordero, también doctor. “Conforme avanzó el tiempo, hemos sabido cómo evoluciona y dónde atacar para evitar una intubación o una neumonía asociada con el COVID”.
El especialista reconoció que son variables las secuelas que registraron los pacientes que sufrieron casos severos de la enfermedad.
“Desde migrañas, vitiligo, dificultad respiratoria, ahora les da una gripa simple y empiezan con neumonía. Son diferentes casos y diferentes patologías, hasta un cáncer que ya estaba controlado y de nuevo se propagó. Y, pues, desgraciadamente el COVID nos dejó muchas enseñanzas buenas y malas”, apuntó.
Sigue virus vivo
A nivel nacional, el COVID fue la segunda causa de muerte en 2020. En 2021, escaló al primer lugar, pero en 2022 bajó al sexto puesto y, en 2023, descendió al lugar 17, según las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
De acuerdo con estas cifras, Guanajuato se mantuvo lejos de las entidades del País con mayor tasa de muertes a causa de esta enfermedad por cada 100 mil habitantes.
En 2021 y 2022, ocupó el puesto 19 en esta lista de estados, mientras que en 2023 descendió al lugar 23 respecto a las tasas de defunción por COVID en cada entidad federativa.
Para 2024 se confirmaron 289 casos, con 22 defunciones.
Desde que la OMS declaró el fin de la emergencia sanitaria por COVID en mayo de 2023, el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (Conave) estableció, en septiembre de ese mismo año, que la vigilancia de esta enfermedad se realizaría a través del sistema de Vigilancia Centinela, ya que el virus sigue circulando.
En Guanajuato operan 14 unidades centinela: 9 de la SSG, 1 del ISSSTE y 4 del IMSS. Su objetivo principal no es contabilizar casos, sino monitorear la circulación de virus respiratorios y sus tendencias.
Momento de reflexión y perseverancia
Un momento de reflexión y muestra de perseverancia en que se puede salir adelante, es lo que comerciantes, tanto de Purísima, como de San Francisco del Rincón, aprecian a 5 años de que fue activada la emergencia sanitaria por COVID, de la cual, aseguraron, no se han recuperado económicamente.
A cinco años de que la pandemia fue declarada la emergencia sanitaria nivel nacional, donde el puente conmemorativo al natalicio de Benito Juárez se convirtió en una cuarentena que parecía no tener fin, los comerciantes y trabajadores de oficios, aún recuerdan cómo fue dejar sus lugares de trabajo.
Para doña Alicia Arriaga Jacinto, quien bolea zapatos en el jardín de San Francisco del Rincón, la pandemia la llevó a dejar su lugar de trabajo e ir a descansar obligatoriamente a su casa, lo que aseguró, pudo resistir gracias a un “guardadito” que tenía para emergencias.
Alicia Arriaga Jacinto. Foto: Carlos Suárez.
Yo aquí estaba trabajando y me dijo la policía que tenía que cerrar, le dije que con qué me iba a ir y me dijo que me podía llevar la enfermedad a mi casa y nos cerraron, nos cerraron dos meses”, relató doña Alicia.
Doña Alicia indicó que, aunque volvió a su lugar de trabajo, la situación económica continuó a la baja, e incluso reiteró que, a cinco años de aquel inicio de pandemia, la situación económica no ha sido la misma.
“Nomás que yo tenía un guardadito y con eso salí adelante esos dos meses y a los dos meses regresamos, pero era igual, porque estaba solo, estaba cerrado el jardín… a la fecha no se ha compuesto”, añadió.
En Purísima también
Para Daniel Aranda Collazo, quien es carnicero en el mercado municipal “Manuel G. Aranda”, la situación fue muy similar, pues tras la pandemia las ventas fueron a la baja y, sumado a que el jardín fue cerrado por más de un año, los clientes eran pocos.
“No faltó la psicosis del que no sabíamos qué iba a pasar; nos afectó como comerciantes, en la baja afluencia de personas a comprar, de ahí para acá, la situación se ha complicado, porque aquí en el mercado, sigue siendo una deficiencia muy grande la falta de un estacionamiento”, comentó.
Indicó que, algunas veces, las restricciones sanitarias terminaban afectando aún más la asistencia de los comensales y clientes del mercado, por lo que fueron dos años en los que las afectaciones económicas fueron constantes.
Daniel Aranda Collazo. Foto: Carlos Suárez.
Sí daba mucho coraje también, que no nos dejaran llegar la gente, una cosa es la restricción sanitaria y otra, la restricción de que no pueda llegar nadie”, añadió.
Tras cinco años del inicio de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID a nivel nacional, los comerciantes aseguraron que el tiempo ha pasado rápido y reiteraron que las afectaciones no han dejado de estar presentes, a pesar de que las restricciones sanitarias terminaron hace más de dos años.
Licenciada en Comunicación. Reportera con 4 años de experiencia en temas sociales y políticos. También cuenta con experiencia en temas como activismo social, ambientalistas y animalistas, identidad de género y feminismo. Cobertura de reportes urbanos y cultura.
Labora en AM/AM Express de 2019 a 2021 y desde agosto del 2023.