Cuatro hombres y una mujer se liberaron el jueves de los clavos que los mantenían crucificados, cada uno a un madero, tras llegar a un acuerdo con el gobierno para el cobro retroactivo de beneficios sociales que les corresponderían por la construcción de la hidroeléctrica paraguayo-brasileña Itaipú en los años 70 y 80.
Carlos González, líder de los ex obreros, dijo a The Associated Press que "el ministro del Trabajo, Guillermo Enciso, vino hasta nuestro campamento enfrente de la embajada del Brasil para confirmar que empezaremos a negociar las indemnizaciones; entonces pusimos fin a las crucifixiones".
"En principio, por diversos rubros, a cada uno de los 9,000 ex obreros paraguayos las empresas contratistas paraguayas dejaron de abonar unos 40,000 dólares. Sobre ese monto negociaremos", dijo González.
Roque Samudio, de 58 años; Gerardo Orué, de 49, y Roberto González, de 61, fueron los primeros en ser clavados hace 51 días. Posteriormente, se unió Rosa Cáceres, de 52 años, esposa y madre de ex obreros de la usina, que se clavó hace 44 días. El quinto fue Pablo Garcete, de 71 años, incorporado hace 32 días.
La hidroeléctrica sobre el río Paraná, administrada por Brasil y Paraguay, se encuentra a unos 340 kilómetros al este de Asunción y posee 20 unidades generadoras con una capacidad cada una de 700 megavatios.

Por Redacción AM

Escrito en Irapuato el 29/1/2015 · 00:00