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Ricardo Benet lamenta el cine "simplista"

El cineasta asegura que el cine actual es "simple de lo simple" y que los nuevos realizadores ya no quieren profundizar en los temas, encontrar "lo co

Escrito en León el
Ricardo Benet lamenta el cine "simplista"

El cineasta Ricardo Benet, con múltiples premios a cuestas por su opera prima “Noticias lejanas” (2005), es lapidario: "veo a un cine que a los críticos y a muchos adultos los tiene sorprendidos gratamente, pero sigo viéndolos muy pueriles, muy de adolescentes o con unas disertaciones simplistas".
Con mayor reconocimiento por su trabajo en el extranjero que en México, el también director de “Nómadas” (cinta del 2010 protagonizada por Lucy Liu), lamenta que hoy en día el cine poco hurgue en la profundidad de lo simple y sólo "haya la simplicidad de lo simple".
"Veo autores muy jóvenes que están en el boom, algún chico canadiense, iraní, pero al ver la película falta profundidad y elaboración. No hay un discurso a lo Andréi Tarkovski, Ingmar Bergman y a lo Michelangelo Antonioni, ni a esta gente que hurgaba en la profundidad de lo simple. Ahora nada más hay la simplicidad de lo simple y los críticos le ponen el resto", afirma.
Benet, con su opera prima “Tacones Lejanos” obtuvo 24 premios nacionales e internacionales, entre ellos tres Arieles (2006); Premio del Jurado en el Festival de Cine de Biarritz (2005); Mejor Película en el de Mar de Plata (2006) y, Mejor Director Iberoamericano en el de Málaga (2007).
Desde esta ciudad de Xalapa, capital de Veracruz, donde tiene su residencia, reconoce que el mundo del cine está cambiando, pues ahora todo es inmediato y provisional.
"La manera de percibir el cine ha cambiado diametralmente, ahora el espectador está en una laptop, en una pantallita y ya ni siquiera sale a comprar películas piratas, sino en pedacería y no tiene atención ni para cinco minutos y ya", recrimina.
Recuerda que su desde su generación ya había variado la forma de ver y percibir el cine, pues ya no se iba ver en base a una cartelera que se escogía previamente, sino que se quedaban de ver a un hora y veían lo que fuera: "el horario te escogía a ti".
"Por un lado no puedo dejar de pensar en guiones de una hora y media o dos y en el cine que vi y quise hacer, pero de repente me ha dado la ansiedad de pedacear mis películas y volverlas islas emocionales que las pueda mandar a la red y en tres o cuatro minutos de atención de un adolescente que puedan significarle algo", confiesa.
Benet ha ido consolidando una carrera que aunque es escasa aún, parece tener de contra-balance su solidez.
El reconocimiento le llegó muy pronto con la terminación de su ópera prima tras dos años de batalla creativa: la película recorrió buena parte del planeta de festival en festival y su creador la acompañó a una veintena de esos lugares. La cosecha de premios fue pródiga.
"El cine ha variado, ahora es un divertimento social, un hecho de cualquier otro género que el intelectual y no es que yo sea ingenuo, porque sé que toda arte es arte y entretenimiento, pero es cada vez más difícil el hacer un cine con intenciones de autor, que quiera transcender o permanecer como libro de cabecera, que te deje una y otra vez un motivo, un dejo, una noción de profundidad de que esto que pasa y pasa muy rápido, que es la vida, podría atraparse de alguna manera".
Desde su perspectiva, el cine mexicano está dividido en tres sectores, el primero de ellos de aquellos que salieron de México y lograron sus carreras en el extranjero, como en Hollywood, España o Europa y que hacen cine de buena factura. Ellos, señala, tienen un arraigo y raíces mexicanas que se diluyen en el código mercadotécnico del extranjero.
"Hacen un cine bastante interesante, bien hecho, hay películas más afortunadas que otras y que han llenado un mercado internacional y difícilmente se le puede llamar cine mexicano, es un cine hecho por mexicanos con temas globalizados y una visión totalmente distinta", afirma.
En segundo término, agrega, hay unos 15 o 20 cineastas (donde se incluye) que tratan de hacer cine de autor, con recursos limitados, con historias trascendentes, simples y profundas que demuestran que están enamorados de la realidad de México por terrible que esa sea.
"Me gusta crear desde aquí aunque la historia tenga necesidad de autores extranjeros o tenga que ir a filmar la historia a Australia o Afganistan porque lo que me duele a mi está aquí en México, es mi búsqueda, mi preocupación", señala.
Y el tercer nicho, considera, es de los productos los menos afortunados que no intentan ni uno ni otro, es decir el cine mal hecho, el de mala factura, mala calidad y de pésimas intensiones.

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