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Celebran templos de León fiesta de la Divina Misericordia

En diversos templos y parroquias de la Diócesis de León se celebra hoy la festividad de la Divina Misericordia, consagrada para el mundo por el Papa S

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Celebran templos de León fiesta de la Divina Misericordia

En diversos templos y parroquias de la Diócesis de León se celebra hoy la festividad de la Divina Misericordia, consagrada para el mundo por el Papa San Juan Pablo II, y que en esta ocasión será presidida por el obispo auxiliar, monseñor Juan Frausto Pallares.
La celebración ya es toda una tradición en el templo de La Divina Misericordia, ubicado en Lomas de Comanjilla, donde se oficia una misa a las 11 de la mañana y se realiza la Hora Santa justo al mediodía.
A las 3:15 y cinco de la tarde habrá otras dos misas presididas por el Prelado y luego una verbena popular, según informaron organizadores y miembros del Apostolado de la Divina Misericordia.
La celebración eucarística en el templo Expiatorio será a las 12 del mediodía y a la una de la tarde en Catedral y en la parroquia de San Juan de los Lagos.
Desde 2011 se ha incrementado la fe y devoción hacia la llamada “Flama de la Divina Misericordia”, los Cenáculos Contemplativos de la Divina Misericordia y la reliquias de Santa Faustina.
El Movimiento Activo de la Devoción de la Misericordia (Madem), precursor de esta veneración, hace partícipe esta gran celebración invitando a todos los leoneses y al público en general a unirse a este magno evento.
Se cuenta con un Cenáculo Contemplativo de la Divina Misericordia en México impartido por su fundadora, la hermana María de los Ángeles Esposito.
El 17 de agosto de 2002, durante la celebración eucarística en el II Congreso Internacional de la Misericordia, el Papa San Juan Pablo II consagró el mundo a la Divina Misericordia y dijo:
“Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia Divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de Santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la Tierra”.
En diciembre de 2003 el mismo Sumo Pontífice encendió una llama en El Vaticano para que fuera trasladada al Santuario de la Misericordia en Cracovia, Polonia, y de ahí que fuera enviada a las cinco regiones del mundo entero.

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