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Tratamiento y prevención de las hernias infantiles

Éstas son una condición muy frecuente entre los recién nacidos. Aprende cómo indentificarlas para prever problemas más graves para la salud.

Escrito en León el
Tratamiento y prevención de las hernias infantiles

Cuando mis hijos gemelos tenían dos años y medio, su pediatra detectó una hernia en la ingle derecha de uno de los niños. El doctor no se anduvo con rodeos: la hernia no se repararía sola y era necesaria una cirugía para evitar una complicación potencialmente peligrosa que amenazara la vida. Sin embargo, agregó tranquilizadoramente que la operación era de rutina y el paciente casi siempre regresaba a casa el mismo día.

Elegí a un cirujano pediátrico de primera en un hospital cercano, quien descubrió durante la cirugía que mi hijo tenía una segunda hernia del lado izquierdo que también reparó. Estuvo en recuperación durante aproximadamente una hora, donde fue observado en busca de posibles complicaciones mientras la anestesia bajaba.

Después, lo llevamos a casa, lo pusimos en su cuna, se hizo ovillo y él elevó la barra de la cuna para mantenerlo seguro.

A pesar de esa precaución, durante la noche, él trepó fuera de la barra, fue al baño y trepó de nuevo a su cuna, todo sin despertarnos. Vio mucha nieve afuera de la casa a la mañana siguiente, y después de comer un abundante desayuno fue a jugar con su hermano. ¡Si tan solo los adultos se recuperaran de una cirugía incluso a la mitad de la velocidad!

Debido a que la genética puede ser uno de los factores en hernias pediátricas, esperaba plenamente que su gemelo idéntico pudiera presentar una igualmente, pero, 44 años después, eso aún no ocurre.

"La corrección de una hernia inguinal es la cirugía electiva más común que practican los cirujanos pediátricos", dijo el Dr. Shaun Steigman, cirujano pediátrico en el Colegio de Medicina Weill Cornell, quien también opera en el Hospital Metodista de Nueva York, en Brooklyn. La palabra "electiva" la distingue de una operación de emergencia, lo cual la reparación de una hernia se supone debe evitar.

Los dos tipos de hernias que afectan con mayor frecuencia a los niños son las inguinales (como la que tuvo mi hijo), que ocurre en la ingle, y umbilical, que se presenta alrededor del ombligo.

Las hernias pediátricas tienen su origen en un defecto presente al momento del nacimiento: un hoyo en el muro muscular del abdomen. Si bien no todos los hoyos así terminan convirtiéndose en hernias, en quienes sí ocurre, puede sobresalir tejido abdominal, normalmente una porción del intestino delgado.

Las hernias en niños a menudo son detectadas durante revisiones pediátricas de rutina, o por un padre que nota una prominencia en uno o ambos lados de la ingle o alrededor del ombligo mientras cambia un pañal o baña al bebé. Una reveladora señal es un bulto en la ingle cuando el bebé está haciendo esfuerzo, llorando o tosiendo.

Al hacer el diagnóstico, Steigman dijo que pudiera intentar lograr que la hernia aparezca haciendo que el infante llore o que ría un niño mayor. Le pide a un infante u niño más grande que salte o tosa.

En algunos casos, el tejido prominente de una hernia puede quedar atrapado, condición frecuentemente dolorosa llamada encarcelación. Esta situación es de peligro en particular si el intestino queda prensado con suficiente fuerza para cortarle el flujo de sangre, condición conocida como estrangulación.

Además de una prominencia, los síntomas de la encarcelación o estrangulación pudieran incluir dolor severo, fiebre, náusea y vómito, o incapacidad para pasar gas o producir un movimiento intestinal.

Una hernia encarcelada o estrangulada puede causar severas complicaciones e incluso la muerte. Es necesaria una cirugía de emergencia si el médico no puede presionar el intestino para que regrese a través del hueco, masajeando para dicho fin la protrusión desde afuera del abdomen del menor.

Las hernias inguinales afectan a entre 3 y 5 por ciento de los niños nacidos a término, varones en su gran mayoría. Durante el desarrollo fetal, los testículos tienen que pasar de la cavidad abdominal a través del canal inguinal para llegar al escroto. Antes del nacimiento, se supone que la apertura al canal debe cerrarse. Cuando eso no ocurre, puede resultar una hernia.

Los menores nacidos prematuramente tienen probabilidades seis veces mayores de presentar una hernia inguinal que aquéllos nacidos a término. Hasta 30 por ciento de los infantes prematuros desarrollan una hernia inguinal, y en 60 por ciento de ellos, tejido de la cavidad abdominal queda atrapado, dijo el Dr. André Hebra, jefe de cirugía en el Hospital Infantil de la Universidad Médica de Carolina del Sur.

Hospital Infantil

Las hernias suelen ser detectadas durante el primer año de vida. En bebés nacidos prematuramente, a menudo son corregidas quirúrgicamente antes de que los infantes sean dado de alta de la unidad de cuidado intensivo neonatal. Sin embargo, a veces las hernias no saltan a la vista sino hasta que el niño es mucho mayor, y ocasionalmente no sino hasta la adultez.

Las hernias umbilicales, que afectan a más o menos 10 por ciento de los niños, resultan cuando el hoyo en los músculos abdominales, a través del cual pasa el cordón umbilical en el útero, no logra cerrarse después del nacimiento. Estas también pueden ensartar una porción del intestino delgado. Sin embargo, a diferencia de las hernias inguinales, que siempre requieren corrección quirúrgica, "95 por ciento de las hernias umbilicales cierran por sí solas", destacó Steigman. "Es menos probable que atrapen algo, así que esperamos hasta los 4 o 5 años de edad para repararlas si no se corrigen solas".

Un tercer tipo, llamado hernia femoral, es más común en niñas. Suele presentarse como un bulto en la ingle, parte superior del muslo o labios vaginales, los pliegues de piel alrededor de la abertura vaginal. Se asocia con mayor riesgo de estrangulación y siempre debe repararse quirúrgicamente.

La cirugía para corregir una hernia es directa y suele hacerse como un procedimiento de paciente externo en niños mayores de tres meses, dijo Steigman. En la mayoría de los casos, la reparación se hace a través de cirugía abierta, aunque Steigman dijo que él prefiere operar laparoscópicamente, a través de dos diminutas incisiones. Pero, de cualquier forma, la incisión es muy pequeña y el menor sana rápidamente.

Con base en el Colegio Estadounidense de Cirujanos, una reparación abierta es necesaria para alrededor de 1 por ciento de los niños nacidos a término, 15 por ciento de los nacidos prematuramente y 20 por ciento de aquéllos que experimentaron una encarcelación.

Todo lo que se requiere antes de la cirugía es una revisión de rutina - pruebas de sangre, análisis de orina y una discusión sobre los medicamentos que el menor toma con regularidad. Si es difícil ver o sentir la hernia, pudiera practicarse un estudio de ultrasonido.

En la preparación para la cirugía, el menor no debe comer durante seis a ocho horas, consumir leche materna cuatro horas antes o beber líquidos claros durante dos horas antes de la operación programada, a fin de reducir al mínimo el riesgo de aspirar el contenido del estómago. La operación se practica con mayor frecuencia bajo anestesia general, pero incluso si se planea anestesia local, siempre está la posibilidad de que se necesite la anestesia general durante la operación.

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