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Lofts para no morir

Inspirados en la vida de Helen Keller, un niña sordociega, los artistas y arquitectos Arakawa y Gins desarrollaron un proyecto habitacional a favor de

Escrito en León el
Lofts para no morir

Estos coloridos apartamentos en Tokio son tan poco peculiares como los tonos y las formas de sus fachadas.
Su edificación conecta la historia de Helen Keller, una niña sordociega que nació en 1880 en Alabama, Estados Unidos, con la filosofía de vida de Shusaku Arakawa y Madeline Gins, una pareja de arquitectos y artistas que buscaban con sus proyectos alargar y mejorar la calidad de vida de las personas.
La vida de Helen ha sido llevada a la televisión y al cine. El filme más reciente es del año 2000. A los 19 meses de edad Helen sufrió una enfermedad que le provocó la pérdida del sentido de la vista y el oído. Durante su niñez era prácticamente incontrolable hasta que sus padres contrataron a Anne Sullivan, una instructora con deficiencia visual del Instituto Perkins que le enseñó a comunicarse con el mundo.
La instructora continuó el resto de su vida al lado de Helen, que logró convertirse en la primera persona sordociega en obtener un título universitario y en una activista de los derechos de las personas con discapacidades y una filántropa destacada hasta su muerte en 1968.
Esta historia inspiró a Arakawa y Madeline Gins, quienes en honor a esta mujer construyeron los “Reversible Destiny Lofts” (Lofts de Destino Reversible), en Mitaka, una población de 180 mil habitantes de Tokio.
El proyecto comprende nueve apartamentos residenciales en dos tipos de unidades que se han pintado de catorce colores tanto dentro como fuera y las peculiaridades del diseño han atraído a más de 10 mil visitantes de más de 20 países desde 2005, cuando se concluyeron.
La fachada de los edificios tienen tres plantas, y cada planta la forma un bloque de distinto color y de una forma geométrica diferente, uno apilado sobre otro como en un juego de niños.
El interés hacía la obra radica en que la forma como el diseño de cada apartamento estimula e interactúa con sus residentes y los lleva a la exploración y adaptación de sus capacidades físicas y mentales.
De acuerdo con sus autores, sus obras eran proyectos a favor de la vida. “Reversible Destiny Lofts” son lofts diseñados “Para no morir”. Vivir aquí obliga a sus habitantes a permanecer activos en cuerpo y mente y de esa forma tomar una decisión a favor de la vida.
“Es inmoral que la gente tenga que morir”, dijo Madeline Gins en un artículo para The New York times.
La intención de sus creadores fue “estimular los sentidos” y “aumentar la longevidad”. Vivir en estos departamentos no es fácil, resulta ilógico, anticonfortable, poco armónico, incómodo y alejado de lo cotidiano, obligando a un constante esfuerzo físico.
Hay pisos que no son lisos y están inclinados hasta en 20 grados, hay pasillos estrechos que obligan flexionarse, a tomar posiciones poco cómodas y para llegar a  algunas áreas incluso hay que arrastrarse por el piso. Los interruptores pueden estar en el techo, lo que obliga a ingeniárselas para encenderlos o apagarlos.
A pesar de esto y de que su precio dobla el de un loft convencional en la zona,  fueron adquiridos en tres meses tras su puesta en venta. Los lofts se utilizan actualmente como instalaciones residenciales y educativos y culturales. Algunas unidades están disponibles para alquiler a largo y corto plazo.
El proyecto “Reversible Destiny Lofts” es considerado por algunos como una obra de arte y por otros como un experimento arquitectónico. Para Arakawa y Gins esta obra de arte sólo podía completarse una vez que la gente viviera en ella.
La razón por la que la obra se dedicó a la memoria de Helen Keller es por considerarla un modelo a seguir y una fuente de inspiración al practicar el “destino reversible” en su propia vida.
Arakawa y Gins quisieron plasmar esa esencia en estos edificios y que sus habitantes independientemente de su edad exploren y desarrollen sus capacidades físicas. Hay espacios que un niño de tres años podría utilizar mejor que un adulto y otros que una persona de 70 años puede explorar mejor.
La filosofía de esta pareja de artistas y arquitectos los llevó a crear la “Fundación Destino Reversible” que colabora activamente con una amplia gama de disciplinas, incluyendo biología experimental, la neurociencia, la física cuántica, la fenomenología experimental y la Medicina.
Arakawa y Gins no lograron escapar al destino. Él falleció en mayo de 2010 y ella en enero de 2014.

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