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Postales perfectas

La consigna es andar. Los senderistas se van cansados, pero con el alma llena de paz.

Escrito en León el

El exterior del refugio se camufla con la pampa patagónica. El viento, poderoso en esta región chilena, levanta tierra y trozos de hierba que se le adhieren como una segunda piel.
El Tierra Patagonia no es un hotel cualquiera. Situado en el límite del Parque Nacional Torres del Paine, es el único en la zona que propone una experiencia todo incluido con excursiones y momentos de relajación con vista privilegiada a las montañas.
Si por fuera el alojamiento semeja un pliegue de tierra formada por el viento, al interior todo es calidez. La madera de lenga se impone en cada rincón, en armonía con los ventanales amplios y los textiles inspirados en diseños de la etnia tehuelche.
Todo está puesto para dar protagonismo al paisaje y la Cordillera del Paine: en primer plano el lago Sarmiento. Al fondo el Almirante Nieto, el Paine Grande, las Torres y los Cuernos. Contemplados desde la sala común parece que se transforman según la hora del día y qué tan despejado esté el cielo.
La exploración comienza tan pronto se cruza el umbral. Tras pasar por la recepción, los huéspedes conocen al equipo de guías, quienes terminan de aterrizar a los viajeros en la Patagonia -pisco sour en mano- explicándoles en un detallado mapa las distintas maneras de conocer el parque.
“Aquí la gente vienen a caminar, la idea es que se vayan cansados, pero felices”, dice Sergio Echeverría, un mexicano con más de 20 años en Chile, quien labora como jefe de guías en el alojamiento estrenado en septiembre de 2011.
Una estancia de tres días es ideal para conocer el parque desde la mayor cantidad de perspectivas, sugieren los expertos.
En el programa del alojamiento hay excursiones de medio día y de día completo. La que requiere mayor esfuerzo físico es la caminata hacia la base de las Torres del Paine, sin embargo, todas se hacen al ritmo y a la medida de los viajeros, a tal grado que la temporada pasada un grupo de mujeres sexagenarias completó los 18 kilómetros de ida y vuelta sin complicaciones.
“El sello Tierra busca que la gente se sienta en casa, a gusto, bien atendida”, cuenta Constanza Leiva, gerente de mercadotecnia de Tierra Hotels para Latinoamérica, “que después de salir a un día de excursión duro, en el que puede sentir viento, lluvia, frío y sol, sepa que cuando vuelva a tener una rica cama, comida saludable, un rico vino y calor de hogar”.
Una caminata menos intensa es el “Sendero del cazador”, que comprende unos seis kilómetros de recorrido. La meta es llegar hasta una guarida en la montaña donde se conservan pinturas rupestres, herencia de los tehuelches que habitaron la zona.
En el trayecto, algunos guanacos salvajes clavan sus ojos negros y brillantes en lo senderistas. Estos mamíferos, que guardan parecido con las llamas, son clave en la fauna de Torres del Paine, junto a los ñandúes, los cóndores y hasta la pumas.
En colaboración con un par de estancias cercanas, el hospedaje organiza cabalgatas por la sierra para jinetes principiantes y experimentados; también presta bicicletas y gestiona navegaciones por el Lago Grey para admirar las espléndidas formaciones de hielo.
El agua tibia de la alberca, con vista al macizo Paine, espera a los excursionistas de vuelta al hotel. Los músculos se relajan bajo los chorros de hidromasaje, mientras los rayos del sol se desvanecen frente a la majestuosa cordillera. Todo queda listo para el nuevo día.

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