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Acuario Inbursa tiene nuevos inquilinos: pingüinos gentoo

os nuevos inquilinos provienen de una cuarta generación reproducida en cautiverio en un centro en Japón.

Escrito en León el

Seis pingüinos de la especie gentoo (tres machos y tres hembras), llegaron al acuario Inbursa para vivir y conseguir su reproducción.
Aunque la especie es originaria de la región subantártica, en el Polo Sur, los nuevos inquilinos provienen de una cuarta generación reproducida en cautiverio en un centro en Japón.
Ubicados en la planta baja del acuario desde el pasado 11 de diciembre, estos animales acaparan la atención de visitantes por su peculiar forma de caminar y gran habilidad para nadar.
Los pingüinos llegaron el 15 de octubre a la ciudad y con ayuda de expertos de Chile y Canadá pasaron por un periodo de cuarentena antes de pasar a su estancia definitiva: una habitación con una temperatura bajo cero que tiene un estanque de agua salada y un muro que asemeja un paisaje de témpanos de hielo.
Cuatro de los seis ejemplares están en un proceso de cambio de plumas que “para algunas personas lucen como si los maltrataran pero no, el cambio de plumaje indica que están bien, que se acoplan al lugar y se preparan para reproducirse”, explica Víctor Delgado, uno de los encargados de mercadotecnia del acuario.
Además de convertirse en un ícono del acuario, otro objetivo de su estancia es protegerlos de los daños ambientales en su ecosistema.
Los pingüinos gentoo son la tercera especie más grande, sólo por detrás de los pingüinos Emperador y Rey. Miden hasta 80 centímetros y viven hasta 16 años en cautiverio. Son monógamos, es decir, se quedan con una sola pareja para toda su vida.
“Es muy bueno (tenerlos aquí) porque no podemos ir a verlos en su lugar de origen y para los niños es impresionante”, comenta Silvia Valle, habitante del Distrito Federal.
De toda la capital, sólo el acuario Inbursa —ubicado en la zona de Polanco y el Zoológico de Chapultepec—, cuenta con pingüinos, cuya dieta se basa en arenque y se alimentan de cuatro a cinco veces al día, mientras que una bióloga especializada y un veterinario se encargan de sus cuidados en el también llamado ‘Museo del mar’, inmueble que alberga más de 200 especies.
Buscan reproducción. Los seis ejemplares tienen año y medio de edad. Dentro de un año llegarán a la madurez sexual, estima Víctor Delgado, y con ello esperan que los tres machos y tres hembras formen parejas para su reproducción en esta ciudad.
En su ambiente natural, las hembras de esta especia empollan de uno a dos huevos, y la probabilidad de nacimiento es de 50%.
“Nuestro objetivo es reproducirlos aquí y poder reincorporarlos en otras zonas”, concluye Víctor Delgado.

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