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San Barthélemy: Lujo en "petit"

Olas para deportes y exclusivos resorts dotan de encanto a esta diminuta isla francesa: San Barthélemy, un pequeño paraíso caribeño.

Escrito en León el
San Barthélemy: Lujo en "petit"

Los habitantes de esta isla caribeña viven acostumbrados a la tranquilidad, la familiaridad, la cercanía y el poco estrés.
“La gente está muy consentida, todo está cerca: haces 10 minutos al trabajo”, dice Andrea, un chico francés quien trabaja para un hotel y que tiene un par de temporadas viniendo a St. Barths.
De hecho, la isla completa se recorre en menos de una hora en auto.
Alrededor hay unas 15 playas, todas públicas como en el resto del territorio francés, cada una con características particulares: las hay para entregarse al descanso, ver de cerca el aterrizaje de los aviones, hacer deportes acuáticos o ir en busca de fauna marina.
Para recorrerlas a su aire, los viajeros optan por rentan autos y motonetas. Le Sereno, nuestro refugio mientras descubrimos las maravillas de la isla, introdujo este año coquetísimos autos eléctricos descapotables de color azul cielo.
“Se aspira a que sea una isla más verde”, destaca Carolita Urrestarazu, directora de mercadotecnia.
Vamos por caminos de dos vías, llenos de curvas, subidas y bajadas. Son pocos los conductores que temen a la velocidad. El carrito es perfecto para no perder detalle de los paisajes de la isla: cada vuelta deja al descubierto un rincón de playa bañado por azules espectaculares y, más allá, islas vecinas como Anguilla o St. Thomas.
Elegimos la arena suave y el agua de magníficas tonalidades turquesa de Gouverneur Beach para pasar unas cuantas horas. Se trata de una playa virgen, sin infraestructura, donde compartimos espacio con menos de 20 personas.
Cuando Samy M. Ghachem, el gerente general de Le Sereno, llegó desde Nueva York hace dos años, no estaba muy impresionado con la playa del hotel, en comparación con otras de la isla, como la de Gouverneur. El color del agua no es el más espectacular, sin embargo, se trata de un refugio natural para tortugas marinas y una donde se pueden hacer actividades como stand up paddle y rentar una jetski para dar la vuelta a la bahía. Estos detalles lo enamoraron.
Enclavado en la bahía Grand Cul-de-Sac, Le Sereno cumple una década como uno de los refugios predilectos por los viajeros, en su mayoría estadounidenses, algunos brasileños y mexicanos.
Si le pides a Samy que te revele el nombre de los famosos que se han hospedado en el hotel, muy cortésmente se negará. Afirma que justo los eligen por ser discretos, algo complicado en una isla tan pequeña, y porque su ubicación es una de las más privadas del destino.
Volvemos al cochecito cuando el sol calienta más de lo deseado y nos encaminamos hacia uno de los restaurantes a la orilla de la bahía, a pocos pasos de nuestra villa. Con los pies hundidos en la arena, saboreamos pescados a la plancha y ensaladas frescas.
Los resorts todo incluido no son populares en el destino. Lo usual es comer en los restaurantes de Gustavia, la capital de la isla, sentarse en la barra de algún barecito frente al puerto y salir a alguno de los clubs, donde la noche termina a eso de las 5 de la madrugada. No es raro enfiestar con los trabajadores de alguno de los hoteles y celebridades bajo un mismo techo, dice Andrea.
Antes del atardecer abordamos el yate Celaya en Gustavia. A esta hora, por el malecón es común ver gente paseando a sus bebés en carriolas, mientras los tejados rojos y las fachadas de madera de algunas construcciones se bañan de luz dorada.
En la capital, boutiques de Cartier, Ralph Lauren o Louis Vuitton se mezclan con propuestas locales que reúnen artículos cuidadosamente seleccionados de varias partes del mundo, entre ellas la concept store Clic y la tienda de decoración Baya.
El bote, comandado por el capitán Thierry Rubin, nacido en St. Barths, nos lleva hasta la playa de Colombier, donde nos detenemos a varios metros de la orilla.
“El agua es lo mejor de este lugar”, dice el capitán, cómo si necesitáramos más ánimos para saltar al mar justo cuando el sol se está escondiendo.

Cuándo ir

Gracias a su clima tropical, St. Barths recibe viajeros durante casi todo el año. El turismo de lujo aumenta durante diciembre. Las estaciones se dividen en dos: carême, del 1 de diciembre al 30 de mayo,cuando se experimenta aire fresco y temperaturas templadas (26 grados centígrados) e hivernage, del 1 de junio al 30 de noviembre, época más calurosa, especialmente en los meses de julio y agosto (30 grados centígrados). Septiembre y octubre es temporada de huracanes y muchos hoteles cierran para dar mantenimiento a sus instalaciones.

¿Sabía que?

 Cristóbal Colón llegó a la isla en 1493 y la nombró en honor a su hermano, Bartolomé.
 A lo largo de su historia ha sido territorio de la Orden de Malta, sueco y francés. Desde 1878 pertenece a Francia y actualmente tiene unos 9 mil habitantes.
 El idioma oficial es el francés y la moneda el euro.
 Los vuelos desde la isla St. Martin duran 10 minutos; desde Antigua, 40 minutos; desde Guadeloupe, una hora y desde Puerto Rico, una hora y media.

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