A México llegó un joven de 28 años procedente de África oriental que estuvo en contacto con personas contagiadas por el virus del ébola.
Aunque no muestra síntomas es detectado en un aeropuerto del País. El caso es notificado a la Secretaría de Salud para activar así el protocolo federal de apoyo.
Con este caso ficticio, un centenar de epidemiólogos, enfermeras, laboratoristas e infectólogos de todo el país del IMSS e ISSSTE participan en el tallEr de capacitación impartido en el Instituto Nacional de Rehabilitación con el que la Secretaría de Salud busca atender de forma temprana a los pacientes que pudieran desarrollar el virus.
El simulacro arranca cuando el paciente ya presenta dolor de garganta, fiebre y síntomas de malestar general.
Los médicos perciben un riesgo y deben aislar al paciente.
El hombre es encapsulado en una camilla mientras los médicos se enfundan en trajes blancos que los cubren de pies a cabeza para ingresar a áreas restringidas que tienen puertas con doble sello.
Para el envío de una muestra contaminada, el personal deberá utilizar equipo de triple embalaje que es el nivel máximo de bioseguridad de una muestra de tejido humano, en este caso sangre.
En el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), el simulacro de atención a un enfermo de ébola en fase contagiosa concluye cuando los médicos retiran el equipo de forma segura.
Un evaluador rocía el traje protector con una solución fluorescente y pasa una luz para detectar si hubo contacto con secreciones.
Los médicos deben retirar la escafandra, desprender la cinta adhesiva que fija a la frente los lentes protectores y, en distintos tiempos, quitarse los tres pares de guantes que se deben colocar en estos casos.
Después se revisa nuevamente con luz especial para cerciorarse de que no haya contaminación en cara o ropa.
Hallar una mancha sería señal de que no se aplicó bien el protocolo y de que hay riesgo para el personal médico.
Según la Secretaría de Salud, existen cerca de cuatro mil trajes impermeables para estos casos.
Para Sebastián García Saisó, director de Calidad y Educación de la Salud de la Ssa, quien encabezó la capacitación, los infectólogos están acostumbrados a este tipo de procedimientos.
Pero, admite, es lógico que el personal tenga miedo.
“Por eso estamos aquí, para que tengan la experiencia de tratar un paciente y ser totalmente cuidadosos”, explica.
“Lo que buscamos es que ellos vivan la experiencia de brindar atención médica dentro de los trajes con equipamiento y manteniendo las medidas de seguridad, sin ponerse en riesgo”, agrega.
Hasta el momento, en el País aún no se ha reportado caso alguno de esta enfermedad, para la que no se tiene cura hasta ahora.
De presentarse casos, los pacientes serán referidos a los institutos nacionales de Rehabilitación y de Enfermedades Respiratorias (INER).

Por Redacción AM

Escrito en León el 10/10/2014 · 00:00