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¡Crea un entorno bello y sofisticado!

Al aprovechar dobles alturas, áreas sociales y haciendo destacar una colección de arte, la remodelación de un penthouse resalta grandes espacios lleno

Escrito en León el

Como ocurre con un lienzo en blanco, listo para adquirir las formas, matices y texturas que le dará el artista, en una residencia también es importante empezar desde cero para lograr un estilo completamente personalizado.
Fue el caso de un penthouse, localizado en San Pedro Garza García, Nuevo León, en el que su nueva propietaria decidió demoler lo existente y empezar a trabajar desde el inicio.
El diseño tenía que adaptarse al estilo de vida del cliente y sus dos hijos jóvenes, por lo que se buscó la independencia y comodidad de sus miembros sin descuidar el despliegue de las extensas, pero cuidadas áreas sociales.
“La idea era aprovechar la gran altura de doble piso para ubicar el área superior para los hijos y que ella viviera abajo.
“El área social de arriba cuenta con un balconado hacia la sala de abajo, aprovechando la sensación de gran espacio y la vista a un ventanal con la doble altura”, indicó Ana Landa, del despacho Línea Vertical.
Por lo tanto, en el nivel inferior se encuentran el vestíbulo, sala, comedor, rincón con mesa de juego-bar, sala de televisión y la escalera, todo se logró a través de un gran espacio abierto pero comunicado.
Éste a su vez resulta ideal para las reuniones sociales, una petición importante por parte de la propietaria.
En el mismo nivel también está ubocada la amplia recámara con su vestidor y baño, la cocina con una mesa antecomedor integrada, despensa y el área de lavandería.
En el segundo piso se encuentra el área social con un bar de servicio, todo comunicado a una terraza adaptada con asador para llevar a cabo las reuniones al aire libre.
Libertad  total
En cuestión de estilo, la única intención era crear un espacio sofisticado y funcional.
Por lo tanto, el despacho escogió acabados y texturas para los muros que dieran personalidad a cada área, siempre tomando en cuenta que armonizaran entre sí.
“El reto no fue fácil. Había que escoger y compaginar texturas, materiales, brillos, sensaciones”, explicó Landa. “El punto de partida para los colores fue una imagen que conjugaba los grises acerados, maderas cálidas, ocres dorados y acentos oscuros”.
Para las zonas sociales del primer nivel se usó ocre dorado del mármol español amarillo mares, con ligeros matices de gris y venas en rojo quemado y blanco.
En las recámaras se dispuso duela gris oscuro con ciertos brillos color oro.
Al fondo del espacio social está la escalera flotada, soportada en dos muros que dejan ver su dibujo serpenteante. Está recubierta de madera de tzalám, con pasamanos de vidrio y rematada con acrílico.
“Los muros que la contienen van revestidos de un material cerámico modulado con una textura metálica acerada en hilos como los de un bovinado.
“Para iluminarla se utilizó luz indirecta ‘razante’ en los muros metálicos y se colocaron unas luminarias colgantes con el mismo acabado de alambres metálicos”.
El candil del comedor está formado por alambres de latón y fue colocado en el plafón un hueco en forma oval bordeado de un anillo que realza mucho la composición.
El mobiliario fue escogido para armonizar con el ambiente al dejar que la colección de arte existente luciera al máximo, pero respetando las texturas de los muros, por lo que las pinturas se colgaron con cables sujetos en los perímetros de los plafones.
“También se intervino en el reenmarcado de los cuadros y en escoger los accesorios para lograr un proyecto verdaderamente integral”, añadió.

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