La celebración a la Emperatriz de América reunió a 5 mil feligreses que dan muestra de su fervor con cantos, arreglos florales y música en el Santuario de Guadalupe.
Trajes regionales, sombreros, niños con bigotes pintados, unas lágrimas derramadas por la emoción al entrar al santuario, música, fiesta, pero sobre todo con fe, dieron inicio los festejos de este 12 de diciembre en honor a la Virgen de Guadalupe.
Como cada año el Santuario abrió sus puertas a las 6:30 de la mañana con la asistencia de más de 500 personas que ya esperaban ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, acompañados de los cantos del mariachi “Campanas de Santa Cruz”, que entonaron las mañanitas.
Así por dos horas interpretaron melodías con dedicación a la Guadalupana, mientras que otros asistentes llevaban imágenes de la Virgen y arreglos florales que colocarían en el altar para ser bendecidos.
El sacerdote encargado del Santuario, Lauro Gómez Zamudio invitó a los feligreses a ser parte de esta fiesta para los mexicanos en la que tuvieron durante todo el día celebraciones eucarísticas, y la oficiada a las 12 del medio día fue presidida por monseñor Benjamín Castillo Plascencia.
El sacerdote mencionó que más allá de los actos de fiesta, los devotos deben tener actos que los conlleve a tener una mejor calidad de vida.
“Estas ideas que comunico es que nuestra devoción mariana sea más allá del entusiasmo popular, cuetes, danzas si no que sea un mejoramiento de nuestra vida, como cristianos manifestemos con nuestra vida, con nuestra conducta, las relaciones con unos y otros la verdadera y única devoción a la Virgen de Guadalupe”, expresó el sacerdote.
Feligreses mencionaron que como ya es una tradición asisten a esta celebración en honor a la Virgen a quien agradecen por los milagros y apoyos que han recibido en el transcurso del año.
“Es otro año más que nos dio la oportunidad la Virgencita para venir a visitarla, doy gracias que nos regaló este día, hace un año tuve una accidente muy grave, estuve en coma 8 días y la Virgen me levantó, fue un milagro porque los doctores ya me daban por muerto”, relató José Carmen Patiño Chávez.
Como él, fueron muchos los fieles que asistieron si no a pedirle algún milagro, le fueron a agradecer por los cumplidos.
Año con año, la visitan en este uno de sus sagrados aposentos, con cantos, alabanzas y rezos.

Por Redacción AM

Escrito en León el 13/12/2013 · 00:00