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Eliminar creencias que son irracionales

Si todo el día le das vuelta a ese tipo de pensamientos negativos, lo único que lograrás, será sentirte mal y caerás en un estado de tristeza y enojo.

Escrito en León el

¿Has reflexionado sobre los pensamientos irracionales que te provocan emociones negativas? El psicólogo Rafael Santandreu propone analizar lo que nos decimos a nosotros mismos.
Si todo el día le damos vueltas a ese pensamiento que nos machaca la autoestima y nos hace sentir mal, estaremos sembrando la semilla de ese enojo o tristeza que nos aqueja, plantea.
El autor del libro “Los Lentes de la Felicidad” (Grijalbo) clasifica los pensamientos irracionales en tres categorías: “tengo que hacerlo todo bien”, “la gente me debe tratar bien y con justicia” y “el mundo debe funcionar bien”.
Dado que es imposible que hagamos todo a la perfección, que la gente nos trate siempre bien y que todo salga siempre a pedir de boca, entonces caemos en lo que Santandreu llama “terribilitis”, que, dice, es la tendencia a asumir que cualquier adversidad es verdaderamente terrible y que nos coarta por completo la felicidad.
Lo que propone es un método de la psicología cognitiva llamado “rutina del debate” y que consiste en detectar las creencias irracionales, argumentar por qué son ilógicas o improbables y cambiarlas por creencias racionales.
“Tienes que hallar qué es lo que te dices para ponerte mal. Por ejemplo, imaginemos que estás enojado porque alguien en el trabajo te ofendió. Te atormenta porque te dices que todos deberían tratarte bien.
“Pero si lo piensas más despacio te darás cuenta de que eso no tiene sentido, que lo que en verdad importa es que la gente que quieres te trate bien y si un compañero de trabajo te insultó, al final son sólo palabras, ¿qué importa?”, ejemplifica.
Hacer este ejercicio cotidianamente nos ayuda a no perturbarnos, dice el psicólogo, pero también hace falta evitar caer en la trampa de “la mente del mono loco”.
“Es una expresión budista, es un mono que va de rama en rama, sin parar porque siempre va buscando una rama con más frutos, con mejor vista, más cómoda, y no para porque no la encuentra.
“Cuando estamos más neuróticos tenemos la mente del mono loco. Siempre vamos pensando: ‘¡caramba, esto no me satisface!, debería hacer otra cosa’”, explica.
Para remediar esto, el especialista retoma otro de los principios de la terapia racional o cognitiva, que sostiene que lo único que verdaderamente necesitamos en la vida es agua y comida, el resto son deseos que nos encargamos de transformar en necesidades absolutas.
“Si mi novia me abandona, qué más da, tengo bastante con mis brazos, mis piernas, mi familia, con eso me sobra. Tiene que ver con valorar lo que tienes y no transformar deseos en necesidades imperiosas”, dice.
Muchas veces somos incapaces de disfrutar a tope la vida porque vivimos inmersos en una ansiedad generalizada, apunta Santandreu, por eso vale la pena detenernos y disfrutar cada cosa que hacemos.
“Tenemos que hacer las cosas más despacio, con más calidad, con más pasión, con más amor. No hay peor cosa que perder la vida corriendo. Es como tirarla por el inodoro, eso hay que evitarlo.
“Para disfrutar de las cosas pequeñas has de estar un poco sosegado, necesitas tener sosiego para fijarte en que hay cosas hermosas. Si no, no las puedes ver”, reflexiona.

Rutina

Rafael Santandreu propone reemplazar creencias irracionales:

Irracional: Que me multen es terrible. ¡Las multas son caras y ésta ha sido injusta! 
Racional: No me gusta la multa, pero sobreviviré a ella. No existe la justicia completa y lo más inteligente es asumir ese hecho, especialmente cuando no hay mucho que hacer para cambiar lo sucedido
Irracional: Si fallo con este informe, toda mi imagen en el trabajo estará en peligro
Racional: ¿Podría prescindir de mi imagen de eficiencia y ser feliz? ¿Podría ser una persona humilde a nivel laboral, pero grande a nivel humano?

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AManece León

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