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Constructor de su destino Héctor Suárez

Héctor Suárez quería ser arquitecto aunque el destino lo llevó por otros rumbos y un día descubrió que la actuación era su gran pasión.

Escrito en León el

Vivió una infancia llena de carencias, en una familia disfuncional y bajo una estricta disciplina, pero eso no lo hizo perder nunca el sentido del humor.
Héctor Suárez quería ser arquitecto aunque el destino lo llevó por otros rumbos y un día descubrió que la actuación era su gran pasión, así que decidió cambiar el restirador por los escenarios, en los que lleva 56 años.
"Inicié en esto por accidente yo tenía otros planes en mi vida, iba a pasar el primer año de superior en el Politécnico, pero un día la novia de mi hermano Sergio, que era española, llegó a la casa y como ella hacía teatro, me pidió que le ayudara a ensayar una obra", comenta el primer actor de 76 años, quien adquiere una actitud pensativa para recordar bien el detalle.
Recuerda muy bien que este trabajo se llamaba Los Muertos y que la novia de su hermano quedó tan complacida que  le dijo que era mejor que el chavo con el que iba a actuar.
"Me dijo que debería de ser actor. Yo le contesté que estaba loca, pero después de fastidiarme dos meses me convenció y llegué a la clase de Carlos Ancira de oyente, en 1958, en la Academia Andrés Soler", agrega.
Entusiasmado con la conversación y mientras se frota las manos sentado en la sala de la suite de un hotel, el creador del programa ¿Qué nos Pasa?, recuerda que solicitó hacer la prueba de examen que todos los alumnos hacían ese día.
"El señor Ancira dijo: 'miren, señores; aquí el señor viene de oyente y ya quiere subir al escenario', pero accedió a mi petición y me puso 7 ejercicios. Al final todos terminaron aplaudiéndome.
"Bajé bañado en sudor, el corazón se me salía y me preguntó que si no quería echarme un cafecito... Al día siguiente empecé esta carrera, dejé la arquitectura dejé todo y ya llevo 56 años en esto", comenta emocionado.
Obviamente sus inicios no fueron fáciles, los primeros en oponerse fueron sus padres. Sergio Suárez Rivera, era militar, capitán del ejército.
"Tenía esa milicia llevada a la exageración. Era un padre severo, fuerte, disciplinado hasta la exageración y claro que me llegó a afectar (psicológicamente) pero afortunadamente no viví con él, pero el tiempo que viví si me dio en la ma...".
Sus padres se separaron cuando él era un niño, así que Sergio, su hermano menor, y él, pasaron al cuidado de la abuela materna (Josefina Guijarro), ya que su madre Ofelia Hernández trabajaba en un salón de belleza.
"Mi padre se volvió a casar. A mi medio hermano Alejandro (Suárez) lo amé y lo quise mucho también. Yo lo ayudé en esto, lo metí en esta profesión. Él tenía un poco de tartamudez. Siento que era por los problemas que teníamos todos, los de mi padre y otra señora.
"Eso es parte de mi vida en la que obviamente me afectó la milicia mal entendida de mi padre y ahora tengo un grave problema de autoridad".
Pero lejos de ser igual de estricto, Héctor es todo lo contrario con sus hijos, Héctor, de 45 años y Julieta, de 43, de su primer matrimonio con Pepita Gomís, y con Rodrigo, de 16, e Isabela, de 14 años, de su segunda esposa.
Un Padre Querendón
Cuando habla de su familia no puede disimular lo orgulloso que se siente de ellos.
"Soy un padre amorosísimo. Me los como a besos. Soy tierno, los amo, soy un padre cursi. Rayo en la cursilería, también soy un padre llorón. Que no me toquen a mis hijos por quienes yo daría mis piernas".
A ellos les da todo ese amor que careció de niño, pues su madre también se volvió a casar con otro hombre: Gustavo Murillo.
"Yo a mi padrastro le beso los pies por lo bien que trataba a mi madre, era un hombre bondadoso, bueno, pero las circunstancias hacen que mi hermano y yo vivamos con una abuela, que era una soldadera severa, con una sabiduría extraordinaria y con un corazón maravilloso.
"Mi abuela es la consecuencia de quien yo soy, por eso en mi libro, que saldrá el próximo año, hablo mucho de ella y el título es una frase que me dijo y siempre y se me quedó muy grabada: 'las águilas vuelan solas, los oje... en parvadas'".
A pesar de que su infancia no fue fácil, la formación de su abuela le dio seguridad al actor, quien sigue sintiendo una gran pasión por su carrera.
Su incursión en la comedia
Luego de de 10 años de hacer teatro y trabajar con directores de prestigio como Alejandro Jodorowsy, sintió curiosidad por hacer comedia, uno de los géneros que él considera más difíciles, aunque deja claro que hacer comedia no es hacer payasadas.
"No me molesta que me digan cómico. Para nada, no me importa, pero no me considero comediante, sino un actor que maneja todos los géneros.
"Fu muy emocionante mi incursión en la comedia, me acuerdo que hice fila en Televicentro y entré con Héctor Lechuga y Chucho Salinas a un programa que se llamó Chucherías (1960). Después hacemos Domingos Herdez (1962) donde hago pareja con Fernando Luján, un actorazo increíble y así empiezo mi carrera combinando el drama y el sainete", agrega entre risas.
Ha tenido muchos programas exitosos, pero sin duda uno de los consentidos del público ha sido ¿Qué Nos Pasa? (1985) donde hizo personajes tan famosos que ya forman parte de su historia artística como "El No Hay", "Tomás", "Doña Zoila", entre otros.
"Todos mis personajes los he creado yo, son ideas de cosas que he vivido y en los barrios que he crecido. Soy la consecuencia de eso".
Aunque a todos los ama, confiesa que su consentido es "El Mil Usos", por lo que representa, una situación que realmente se vive en el país.
"Y he hecho muchas películas, pero la más importante en mi vida ha sido El Mil Usos (1981), por el trasfondo que tiene, que es lo que vale, porque el personaje es muy humano y real".
Con esta película Suárez se gana el premio como Mejor Actor del Festival Internacional de Cine Político.
Su carrera cinematográfica comenzó en 1964, con El Asalto y continuó haciendo muchas películas, entre las que destacan Mecánica Nacional (1971) Picardía Mexicana (1978) México, México, Ra, Ra, Ra II (1980) Lagunilla Mi Barrio (1981) y Lagunilla II (1981).
"Me encanta todo lo que hago, cine, teatro, televisión, el drama la comedia, me gusta producir, dirigir, escribir, editar, amo todo".
Y también ama la vida y se ha enamorado algunas veces, pero de esto prefiere no decir nada.
"De eso no quiero hablar", dice tajante y ya sin una sonrisa.
"Tengo una mujer que amo, que adoro, que respeto, una mujer fuera de serie: Zara Calderón, que es extraordinaria y tuve una mujer también hermosa: Pepita, la madre de Héctor y Julieta. Que Dios me la bendiga. Ella también tiene su lugar muy especial en mi corazón, en mi vida, la adoro, por eso hablar de amoríos sonaría muy frívolo y lastimoso para la gente que me ama.
"Lo que sí te puedo decir es que soy absolutamente feliz y creo que eso se me ve", agrega.
Su relación con Dios
Y con casi seis décadas dentro de la actuación, el artista no se ha quedado con ganas de nada, lo único que le gustaría hacer ahora, es seguir sirviendo a Dios.
"Lo puedo hacer de muchas maneras, aplicando las leyes divinas: 'no hagas a otro lo que no quieres que te hagan', 'con la vara que midas serás medido' y 'el que la hace la paga'.
"Y todos estos hijos de pu...", dice cambiando el tono a uno de indignación, pues recuerda a los 43 normalistas desaparecidos, "la van a pagar, porque puedes engañar a la ley del hombre, pero de la ley divina no se escapa nadie".
Suárez deja claro que tiene muy buena conexión con Dios a quien agradece todo lo que ha vivido pues a pesar de las tribulaciones por las que ha pasado, ha logrado tener una familia que adora y una carrera exitosa, en la que sigue anotándose éxitos.
Héctor Suárez quiso ser arquitecto, pero por accidente suplió a un actor en teatro y de ahí pasó a tomar clases con Carlos Ancira lo que lo definiría en el oficio actoral.

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