Madre soltera, con la hipoteca de una casa por pagar, dos trabajos que la dejaban exhausta y muy poco tiempo para compartir con su hijo, Ruth Johnston se planteó un cambio de vida.

“Pensé, esta no es la razón por la que tuve un hijo”, cuenta vía telefónica desde Australia, “lo hablamos y decidimos juntos que queríamos viajar”.

Tras varios meses de planeación, vender su casa y la mayoría de sus pertenencias, en 2012 comenzaron su travesía. Han estado en más de 60 países y en 2016 esperan llegar a los 100. Ella tiene 54 años y su hijo está a punto de cumplir 11.

“Nos dimos cuenta que nuestras pertenencias nos estaban reteniendo, que entre más cosas tuviéramos, más complicado sería viajar”.

Una forma de costearse los viajes es haciendo home sitting, cuidando casas y las mascotas de sus propietarios. También aceptan invitaciones de oficinas de turismo y compañías turísticas.

“Louis se involucra en la decisión de los países que vamos a visitar. Ama México, Centroamérica, África y los países que tienen mucha riqueza cultural y que son de clima cálido”.

Pero lo suyo no solo es la aventura o el disfrute. A través de su blog, Exploramum.com, comparten su experiencia e invitan a sus seguidores a sumarse a su proyecto: Random Acts of Kindness (actos de bondad al azar).

“Acordamos que no solo se trataba de ver el mundo, sino que queríamos hacer una diferencia a donde fuéramos”. 

¿Qué hay de la escuela?

En Australia involucramos a su escuela y nos ayudó a organizar un programa de homeschooling, un método tradicional en el que se utilizan libros de ejercicios. Luego, cuando fuimos al Amazonas, en Ecuador, me di cuenta de que estaba aprendiendo tanto del ambiente que era como estudiar con un libro de texto vivo. Y pensé, ¿por qué lo estoy presionando cuando está tan cansado de aprender en los libros y realmente está aprendiendo mucho más con estas experiencias de vida?

Entonces cambiamos a lo que se conoce como worldschooling, donde yo como madre hago un esfuerzo consciente para enfocarnos en viajes que involucren una educación. Te enfocas en que el mundo a tu alrededor se convierta en un salón de clases y puedes involucrar a las personas locales para que compartan su conocimiento.

¿Cómo se trasladan?

Mi motto cuando empezamos a viajar es que queríamos ver el mundo, manteniendo nuestros pies en la tierra el mayor tiempo posible. En otras palabras, no muchos aviones, porque para ver un país tienes que verlo al nivel de tu ojos, no desde arriba. En Centro y Sudamérica tomamos principalmente autobuses y un par de aviones. En Europa compramos un auto en Inglaterra y los usamos por 12 meses, manejamos a través de Turquía y Europa Central y de regreso al Reino Unido y lo vendimos al mismo lote donde lo compramos.

¿Los acompañan en el camino?

Buscamos a familias viajeras, nos conectamos con ellas a través de grupos de Facebook. Es una manera de hacer nuevos amigos que tienen los mismos intereses que tú. A veces nos encontramos con una misma familia unas dos o tres veces alrededor del mundo, hacemos el esfuerzo por conectarnos porque los hijos son amigos y los padres somos amigos.

¿Se cansan de viajar?

Sí. Viajar es muy desgastante para el cuerpo. Además, tengo que planear, educar, escribir sobre lo que estoy haciendo. Es constante. Una vez que estás en un sitio ya estás planeando el siguiente lugar. Parece que el cerebro no puede dejar de planear. Es lo más agotador. 

Pero, ¿quieren viajar más?

¡Sí! El cansancio no quita el gusanito de viajar. Lo que hacemos para descansar es que cuidamos casas, hacemos un alto por unas seis semanas, nos ponemos al día, descansamos, llevamos una vida hogareña casi siempre cuidando del lindo perrito de alguien.

En su equipaje

Aquí algunos secretos que Ruth y su hijo comparten:

-64 países visitados a la fecha y este año quieren llegar a los 100.

-Tres países favoritos: Kenia, Guatemala y Rumania.

-Cafetera, navaja suiza, minibotiquín, teléfono, cámara, pasaporte y una chamarra: los infaltables en su maleta.

-Un tip para ahorrar: negociar tarifa directamente con hoteles y pagar en efectivo. 

-Aman los pequeños hoteles y los resorts donde los consientan.

-Envían a Australia sus recuerdos de viaje para decorar su futuro hogar.

-Como parte de sus Random Acts of Kindness, en Kenia emplearon a los vendedores de la playa como profesores de Louis: alguien le enseñó a nadar y alguien más a pescar.

Por Redacción AM

Escrito en León el 19/3/2016 · 00:00