Frente a una hilera de autos en el cruce de la avenida Miguel Alemán y bulevar Adolfo López Mateos, Miguel Ángel Chávez hizo sus trucos, pasó las tres bolas rojas por las orillas de su cuerpo, de arriba abajo, por los hombros, los brazos, la cabeza.
El martes pasado llegó por segunda ocasión a la capital del calzado desde Texcoco, Estado de México, donde tiene a su familia.

Espíritu viajero

Tiene 20 años de edad y desde los 18 sale a recorrer la República Mexicana, de norte a sur, repartiendo sus artesanías y sus trucos, que le dan para comer.
“En Texcoco llegaban muchos roleros así como yo y siempre me invitaban y me llamó la atención y dije ´tengo que aprender algo´, y una vez les di posada a unos amigos en mi casa que venían de Irapuato y ya cuando salieron de viaje me dijeron ´¡vámonos!´, y me les pego y le aprendí cómo pedir dinero, dónde trabajar”, platicó el joven.
Cuando sale de su casa, agarra su mochila, su patineta y el material para hacer las flores que asegura “no se secan” y que vende a los enamorados.
El espíritu viajero lo ha traído por San Luis Potosí, Sonora, Sinaloa, Baja California, Tamaulipas, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Veracruz, Puebla, Tlaxcala y Querétaro, donde duerme en la calle, en zonas céntricas, para no correr peligro.
Tiene dos expansiones en sus oídos, una en la nariz, viste de negro y su sonrisa lo acompaña mientras pide a los conductores la “lanita” que le van a dar por sus trucos.
El joven también hace juguetes de alambre, vende plumas para los “atrapasueños” y hace las flores.
Terminó la preparatoria, pero no estudió más por dedicarse a viajar. Tampoco ha podido entrar a un curso de trucos o arte por falta de dinero, pero aprende por medio de sus amigos, el internet o su propia libertad.
Para dar señales de él, al mundo y a Texcoco los saluda por medio del Facebook, sube una foto para que sepan dónde anda y después, como ayer, duerme en la calle.

Por Redacción AM

Escrito en León el 16/9/2014 · 00:00