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Los nuevos lineamientos para las dietas

Los nuevos Lineamientos Dietéticos para los Estadounidenses fueron dados a conocer el 7 de enero y podrían ser confusos.

Escrito en León el
Los nuevos lineamientos para las dietas

Hay buenas noticias, y no tan buenas noticias para algunos, en los nuevos Lineamientos Dietéticos para los Estadounidenses, dados a conocer el 7 de enero por los Departamentos de Agricultura y de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Si, como yo, usted es fanático de los alimentos ricos en grasas como las nueces o los aguacates, los alimentos ricos en colesterol como los camarones o los huevos, el café o una bebida alcohólica ocasional, los nuevos lineamientos ofrecen cierta tranquilidad adicional. Enfatizan la necesidad de enfocarse en un patrón de alimentación que promueva la salud “durante toda la vida” y que incluya estos y otros alimentos, en moderación, en tanto se reduzca el azúcar añadida.

Por otra parte, los nuevos lineamientos pueden ser confusos, pues contienen lo que parecen ser mensajes contradictorios y ceder en algunos casos a las presiones de la industria, especialmente con respecto a las carnes.

Los nuevos lineamientos enfatizan un patrón de alimentación durante toda la vida que contenga nutrientes esenciales adecuados, una ingesta calórica que apoye un peso corporal sano y alimentos que reduzcan el riesgo de enfermedades crónicas. Esto significa dietas con una rica variedad de verduras y frutas; granos enteros; alimentos lácteos descremados o bajos en grasas como la leche, el yogur y el queso; y alimentos proteínicos que contengan poca o nada de grasa saturada, incluidos huevos, mariscos, carne y pollo magros, frijoles y guisantes, productos de soya, nueces y semillas.

Sin embargo, los nuevos lineamientos no sugieren restringir las grasas totales, un nutriente que ha sido muy difamado, aunque injustamente, según está resultando, como algo que hay que evitar para mantener un peso corporal normal. Aunque es cierto que gramo por gramo, la grasa tiene más calorías que los azúcares y las proteínas, también sacia más y puede frenar la ingesta excesiva.

No obstante, es crucial comprender la diferencia entre las grasas. La mayoría de los expertos considera que las grasas saturadas son los chicos malos; se encuentran en la mantequilla, la leche entera, las carnes muy marmoleadas, la grasa de las aves (especialmente la piel) y los aceites tropicales como los de coco y de palma.

Pero las grasas no saturadas como las del aceite de oliva, las nueces, los aguacates y el pescado graso, como incluye la dieta mediterránea tradicional, han sido repetidamente vinculadas a una mejor salud y longevidad. Incluir esas grasas en la dieta puede facilitar el manejo del peso reduciendo el hambre entre comidas y el picotear alimentos ricos en calorías.

Como las grasas saturadas son consideradas ampliamente como el principal culpable de elevar los niveles de colesterol en el suero sanguíneo, a la mayoría de los expertos les preocupa mucho menos la ingesta de colesterol de los alimentos bajos en grasas como los huevos, los camarones y otros mariscos. Aunque una pequeña fracción de la población pudiera ser sensible al colesterol dietético, para la mayoría de la gente en una dieta de otro modo sana, el colesterol producido naturalmente por el hígado es la principal razón del aumento del colesterol sérico que provoca que la gente como yo lo controle con una estatina diaria.

Más buenas noticias, esta vez para los amantes del café como yo. Por primera vez desde los años 80, cuando empezaron a emitirse las actualizaciones quinquenales de los Lineamientos Dietéticos para los Estadounidenses, estos mencionan específicamente que el consumo moderado de café _ un par de tazas al día _ puede ser parte de un patrón de alimentación saludable. También se insta a la moderación con respecto al alcohol, hasta un trago al día para las mujeres y hasta dos para los hombres.

Pero el arroz y los panes, pasteles, galletas y hojaldres blancos resentirán un golpe si la mayoría de los estadounidenses se apegan a los nuevos lineamientos. Estos instan a que al menos la mitad de los granos ingeridos sean enteros, no refinados y despojados de sus nutrientes esenciales. Los granos refinados representan las calorías vacías que no son mucho mejores que comer azúcar directamente, en lo cual se convierten rápidamente cuando son digeridos.

En realidad, se cree ampliamente que el temor a las grasas promulgado hace décadas inadvertidamente condujo a la actual crisis de obesidad cuando la gente que buscó alimentos bajos en grasas se volcó en su lugar en los sobrecargados de carbohidratos, el llamado efecto de los “bocadillos buenos” ahora culpado en gran medida de elevar los pesos corporales.

Según las conclusiones de incontables grandes estudios, mucho de lo que se produce en las granjas estadounidenses termina como alimentos que pueden socavar la salud. El ejemplo más flagrante es la carne roja, especialmente las carnes procesadas que son altas en la grasa saturada y la sal que potencialmente minan la salud. Aunque el comité asesor de las agencias inicialmente buscó una recomendación para reducir significativamente esos alimentos, que se asocian con un mayor riesgo de cáncer así como cardiopatías, este consejo fue borrado de los lineamientos finales tras vehementes protestas de la Asociación Nacional de Productores de Carne de Res, un grupo comercial de la industria, y sus simpatizantes en el Congreso de Estados Unidos.

Sin embargo, los nuevos lineamientos continúan instando a la gente a limitar su consumo de grasas saturadas a menos del 10 por ciento de las calorías diarias, y reducir el sodio (léase sal) en un tercio, a 2,300 miligramos diarios para los adultos y los niños mayores de 14 años. Aunque un importante estudio publicado en 2014 en The Annals of Internal Medicine refutó el papel de las grasas saturadas en el daño a las arterias y la promoción de las cardiopatías, la mayoría de los expertos, incluida la Asociación Americana de Cardiología, continúan advirtiendo contra su consumo excesivo.

En cuanto al sodio, hay poca duda de que la cantidad actualmente en la dieta estadounidense contribuye al aumento gradual de la presión sanguínea con la edad, lo cual incrementa el riesgo de cardiopatías y apoplejías.

Hace dos décadas, un amigo mío tuvo un ataque cardiaco poco después de comer un emparedado de pastrami rico en grasas saturadas y sal. Aunque los problemas de salud no pueden atribuirse a comer un solo emparedado, una vida de consumir ávidamente bistecs, hamburguesas, salchichas y otras carnes procesadas puede cargar al cuerpo de grasas y sal poco saludables.

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AManece León

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