Maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) tomaron las instalaciones del ayuntamiento de Acapulco, de manera pacífica alrededor de las 8:00 de la mañana de este jueves.

Como parte de sus acciones para exigir justicia por el caso Iguala, los maestros disidentes tomaron el ayuntamiento más grande de Guerrero, con lo que llevan 21 tomas desde el 16 de octubre que iniciaron este plan de acción para presionar al gobierno federal, sobre todo, para que regrese con vida a los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos luego de la masacre de Iguala el 26 de septiembre.
El representante de la CETEG en la región Acapulco, Walter Emanuel Añorve Rodríguez, informó que la toma de Acapulco fue pacífica, porque quieren evitar cualquier tipo de confrontación. Reiteró que la principal exigencia es la renuncia del gobernador Ángel Aguirre Rivero y la presentación con vida de los 43 desaparecidos.
Dijo que los maestros de la CETEG no realizaron los actos vandálicos de la plaza comercial Tamarindos, en Iguala, pero admitió que sí quemaron una parte de ese ayuntamiento, pues allí despachaba el principal autor intelectual de la masacre, en la que participaron policías municipales y sicarios: el prófugo José Luis Abarca Velázquez.
Los docentes tomaron el edificio ubicado en la avenida Cuauhtémoc, el cual, de acuerdo con Ricardo Castillo, vocero del gobierno porteño, alberga únicamente a unos 500 trabajadores, de los siete mil con los que cuenta el ayuntamiento; la mayoría de las oficinas, precisó, se ubican en otras sedes. En el edificio tomado por los cetegistas está la Secretaría General, la oficina del alcalde, Luis Walton Aburto, la Coordinación de Asesores y Comunicación Social.
“El alcalde continúa con su agenda normal, sólo atenderá en oficinas alternas. Hay diálogo con los maestros, nosotros tenemos muy buena relación con ellos y no llegaron en muy buena actitud. La instrucción del alcalde es dejar realizar su protesta de manera pacífica y seguir con las actividades agendadas”, señaló Castillo.
Los profesores eran unos 250, mientras que por el parque Papagayo y el bulevar de las Naciones se observó que unos 300 policías estatales antimotines patrullaban las zonas; por minutos se bajaban de sus unidades.