Hasta el primer cuatrimestre del año, Guanajuato se posicionó como la quinta entidad con más casos de violencia intrafamiliar en el País, según datos de la Secretaría de Salud Federal.
Del 1 de enero al 30 de abril la Secretaría de Salud registró mil 599 casos de violencia intrafamiliar, en los cuales en mil 547 las víctimas fueron mujeres (un promedio de 12.8 cada día) y en 52 casos fueron hombres.
En el mismo periodo del año pasado hubo 397 casos menos. El registro era de mil 202 casos, 33% menos que en 2016.
En los primeros cuatro meses de 2015 Guanajuato ocupó el octavo lugar entre los estados con más casos de violencia intrafamiliar, mientras que en este año está en el quinto por detrás del Estado de México, Querétaro, Guerrero y Michoacán.
La ex presidenta del Consejo Directivo del Instituto Municipal de las Mujeres, Virginia Magaña Fonseca, dijo que en gran parte la violencia contra las mujeres se debe al rechazo que siguen mostrando los hombres a la posibilidad de que ya no permitan ser sometidas por ellos.
“Tenemos que seguir haciendo sobre todo el tema de la prevención porque algo que estamos viendo es que en las generaciones nuevas se sigue perpetuando el sistema patriarcal. Si los hombres tienen inconscientemente un lugar de privilegio no lo van a querer soltar”, expuso Magaña Fonseca.
Indicó que a través del Instituto Municipal de las Mujeres se llevaron a cabo varios programas, entre los que destacó el llamado Proyecto de Vida, con trabajo dirigido a alumnos de secundaria, y la Red de Mujeres sin Violencia, que cuenta con la participación de 17 mil leonesas.
“El trabajo de Redes de Mujeres es el trabajo emblema del Instituto, en donde se capacita a mujeres en donde conozcan sus derechos, se puedan empoderar y lo puedan transmitir a más mujeres”, compartió.
Pese a esos programas, comentó que aún faltan muchos recursos tanto humanos como económicos para combatir la violencia intrafamiliar y el daño a las mujeres.
La nueva presidenta del Consejo, Martha Armida Campos Nava, coincidió en que los hombres no quieren ser despojados del poder que culturalmente tienen desde hace cientos de años.
“El machismo con todo el poder y los beneficios que ha tenido el género masculino desde tiempos inmemoriales, difícilmente alguien que tiene todos esos puntos está dispuesto a renunciar. Se trata de llevar a que su capacidad pensante funcione de una manera diferente a la que ha venido pensando”, mencionó.

Sufren en el hogar maltrato 

Alejandra tiene 12 años, y con frecuencia ve a su mamá y a su abuela pelear a golpes en su casa, en la colonia Las Arboledas.
La niña cuenta que su mamá, Carmela, de 29 años, desde hace un año es adicta al cristal.
“Mi abuela Sabina se hace cargo de mí, ella me da de comer y me compra la ropa que uso”, dice la niña mientras camina a su casa al salir de la escuela.
Cuando ambas mujeres se agreden, agrega, es porque la mamá consumió alguna droga o la abuela bebió alcohol.
Los tíos de la niña viven en la misma colonia, cuando se dan cuenta de las riñas intervienen para detenerlas.
Hace un mes Carmela fue obligada por su familia a internarse en un anexo, pero a los tres días escapó; luego no la vieron en dos semanas.
Alejandra sufre con su situación familiar, pero no puede hacer nada para cambiarla.

Huye de golpizas, pero pierde a sus hijas 

Harta de que su esposo la golpeara, Julieta decidió abandonarlo aunque eso le costara estar lejos de sus tres hijas.
 Por ocho años la mujer sufrió abuso de su pareja, al principio le aventaba las sillas, después llegaron agresiones peores aún.
“En una ocasión quiso ahorcarme, después a patadas me fracturó el pie y la mano... si salía a reuniones familiares me encontraba afuera y hasta la camioneta me aventaba para atropellarme, pero mis familiares luego luego lo detenían; una vez me bañó con agua de celaste para prenderme fuego, pero como siempre logré escapar”, agrega.
En la última golpiza Julieta estaba embarazada y perdió al bebé, su primer hijo varón.
Las tres niñas viven con el papá y se niegan a saber algo de su mamá, aunque ella, aún con miedo de una nueva agresión, las sigue buscando.

Aguanta 35 años

Por 35 años Josefina Olmedo, hoy de 54, fue víctima de violencia intrafamiliar.
Se casó con su esposo, Juan, a los 17 años; poco después empezó a golpearla.
“Tenía cuatro días de que había tenido a mi hijo, Juan llegó a la casa con todos sus amigos muy borrachos, uno de ellos intentó violarme mientras tenía a mi hijo cargando”, comenta Josefina.
Al día siguiente le dijo a su esposo lo que había sucedido, pero él no hizo nada. “A los 20 días me dio una trombosis, lo que me dejó sin fuerzas”, agrega.
Hace unos años Josefina decidió separarse de su esposo, entonces una de sus hijas la golpeó porque quería cobrar la pensión de su papá.
“Tengo un hoyo en la cabeza por los golpes, cicatrices en la piel no me quedaron”, señala Josefina.
Hoy ella duerme en un espacio de dos por dos metros que le prestan.
Aunque tiene su casa en la colonia Los Ángeles II prefiere no dormir ahí, ya que vándalos entran a robar aunque ella se encuentre adentro, dice.
“Siempre di todo por mis hijos ellos saben dónde estoy, pero a veces solo un mensaje de ‘te quiero’, es lo único que me mandan, no me buscan y cuando veía a mi hija era para golpearme”, agrega Josefina mientras seca sus lágrimas.