Las fincas que anteriormente fungieron como escuelas, dormitorios, graneros y hospitales, hoy son centros de reunión de cientos de jóvenes que cada fin de semana acuden a la zona centro en busca de diversión.
Las noches del Centro Histórico de León han cambiado, al menos de jueves a domingo. Los estacionamientos se llenan y el número de personas que caminan por las calles aumenta.
En los últimos tres años se ha enriquecido la vida nocturna en la zona Centro, especialmente en la calle Madero, en donde se han instalado gran variedad de centros de reunión, principalmente restaurantes, bares, cafés y galerías de arte.
Desde el Arco de la Calzada, a lo largo de la calle Madero, hay al menos 10 negocios de este tipo, como Rhino, Blu, Rey Compadre, Eiki, 1910, Repúbblica, Maria Luisa, El Patio, Dionisio, La Peña Esmeralda y White Rabbit.
Pero además, en calles cercanas, como 5 de Febrero, Motolinía y Pedro Moreno, hay al menos otros 15 centros de reunión juvenil y galerías, como Monte León, Jaibol, Chabola, Motolinia, Casa del Viento, Kino Room y El Profe.
Desde comida con estilo internacional, café casero, comida fusión, vegetariana, coctelería y bebidas mexicanas son parte de las opciones que se ofrecen en pocas cuadras del Centro.
El año pasado las autoridades municipales aprobaron un regalmento que busca convertir esta zona en un punto turístico y recreativo, a semejanza de La Condesa y la colonia Roma, en la ciudad de México.

Rhino

El tour inicia en la Calzada

Con una antigüedad de un año y 5 meses, el Rhino se ha convertido en una de las opciones para quienes gustan de visitar la Madero por la noche.
Ubicado justo frente al Arco de la Calzada, ha sido también uno de los puntos de reunión más importantes para quienes gustan de iniciar la ‘ruta madero’ en este lugar.
“La gente que viene del Campestre, del este, del sur, las únicas llegadas a la Madero, son en la esquina que tenemos en Rhino. Aprovechamos eso, porque la gente llega temprano y empieza con su tour, y a veces se queda aquí”, dijo Oscar Díaz, gerente del lugar.
El nombre llegó del concepto del mismo bar, que hace referencia a la naturaleza, desde la decoración, hasta los materiales con los que está hecha.
“La idea viene desde el diseñador, fue una decisión de que este se llame Rhino y abrimos otro que se llama Koala. Seguimos buscando que haya seguimiento a los animales, un plus, es la naturaleza que buscamos que se siga aprovechando. El 80% que hay aquí es reciclado, la madera, las plantas, son detalles que fueron a partir de que buscamos que fuera un animal que vaya apoyando esa misma naturaleza.”
El proyecto nuevo, de una ‘chupitería’, en el que tienen ‘chupitos’ que es un shot de onza y media de diversos licores mezclados, fueron – a decir de Oscar- el valor agregado que le dio al Rhino el lugar que ahora ocupa.
El lugar fue remodelado, después de que había sido durante muchos años un hospital.
Ahora cada mes realiza un festival de nombre “Rhino Art” que presenta la exposición de algún artista local o foráneo.
Rhino se ha unido con los bares de la Madero, para trabajar en equipo en reavivar la zona, y aumentar la afluencia de gente.
“Cuando nosotros llegamos, había ya algunos bares que ya llevan una vida aquí y que comenzaron a marcar que en la Madero era una zona para ir a un bar. Somos parte de un equipo que puede darle servicio a cualquier gente, de cualquier tipo de mercado, a cualquier tipo de personas, porque a fin de cuentas son diferentes cosas, diferentes géneros y diferentes ambientes”.

El Rey Compadre

Mezcladiversióncon arte

Comenzó como una marca de productos que mezclaban el buen diseño con el uso de materiales reciclados u orgánicos. Fue restaurante y después dio el giro para convertirse a bar.
La estructura del lugar en donde se ubica fueron las herramientas para que Said Tomp, Carlos Rodríguez y Alonso Esparza comenzaran a materializar la idea de un lugar que además de ser divertido y relajado, acercara a los jóvenes con el arte.
La propuesta empezó en 2010, con un centro cultural, pero las circunstancias hicieron que el giro cambiara al de restaurante en 2011 y después gestionar permisos para bar.
“Después del centro cultural, comenzamos a desarrollar un proyecto de hostal, pero los estudios de mercado nos decían que no era tan viable, entonces por el espacio que tenemos, sabíamos que podríamos generar muchas cosas que sirvieran de identidad para los jóvenes” comparte Said, el director Creativo.
El peculiar nombre viene de la intención de los socios porque la gente pudiera tener identificación, primero con los productos que iniciaron con la marca, y después con el concepto del lugar.
“Rey Compadre se escucha desenfadado, es icónico, representa al mexicano y es fácil de aprender, queríamos que la gente se sintiera relajada a través del lugar, porque esa es la esencia.”
Los 3 jóvenes tuvieron que reunir cosas que ya tenían, juntar ahorros, pedir créditos, empezar a desarrollar la idea, y crear el mobiliario.
Fue hasta enero de 2014 que la casa, que antes de ser un restaurante era la escuela de una casa hogar, se convirtió en el “Rey Compadre”
“La intención es que el espacio se preste para desarrollar eventos, que funja como la identificación como jóvenes, queremos darle un sentido que vaya dirigido hacia el bienestar de quienes esté al alcance, es un lugar muy relajado, no tenemos parámetro de entrada”.
La música de los años 70 y 80, así como las variantes del funk y del jazz en la parte de bar, y un poco más electrónica en el patio, lo han hecho tan versátil que todo tipo de público acude al lugar.
Frecuentemente en Rey Compadre se realizan exposiciones de arte, o se da el espacio para eventos culturales.
Actualmente en el lugar se encuentran 25 tipos de mezcal, cervezas de diversas marcas nacionales y lo que consideran la especialidad de la casa: las pizzas.

La Casa del Viento

Emprenden negocio cultural

La finca en la que ahora se encuentra la Galería/ Bar ‘Casa del viento’ tiene aproximadamente 150 años de antigüedad.
Primero fue un granero, se convirtió en los párvulos de la escuela Josefina Camarena, y después fue habitada por una familia de apellido Zenteno para finalmente convertirse en un centro de reunión juvenil y espacio para el arte.
El dueño del lugar, Joaquín Chi, compró hace más de cinco años la casa ubicada en la calle Motolinia para hacerla una galería y espacio cultural junto a su socio Carlos Gómez del Campo.
“Los que estamos en la cultura sabemos que la cultura como tal, no es sustentable. El bar es una forma de sustentar una galería y darle un toque cultural, es negocio todo con el enfoque cultural, mantener principalmente nuestras raíces vivas”, dijo Carlos Gómez del Campo.
El nombre llegó por una propia característica de la casa, que al ser remodelada, permaneció con la fachada y conserva la esencia de lo que fue.
“En el pasillo había baños y cuando se quitaron, se hizo un corredor, en el que al tener la ventana abierta, corre un aire muy refrescante para la casa, que se quedó así, como la casa del viento, entrabamos y salíamos todos polveados”.
Ni la condición de estar en una calle poco transitada y que por las noches se oscurecía por completo, hicieron que Joaquín o Carlos desistieran de seguir con su idea de hacer un galería cercana a los jóvenes.
En el lugar se vende pulque, mezcal, y cerveza artesanal.
“El proyecto es mantener principalmente nuestras raíces vivas, no hay coctelería, es darle el toque, eso ha hecho que la gente se quede y le guste llegar aquí, es como una pre copa y posteriormente se van a la fiesta.”
En la Casa del Viento se escucha música de folcklor mexicano, y alguna no tan comercial, así como jazz y blues.
Para tener la esencia de galería con la que fue creada, eventualmente se organizan bazares a las afueras, o exposiciones al interior.
“Tenemos exposición permanente de diferentes artistas locales, Joaquín Chi, Lamberto Popoca, Vicente Rea, Chango Pons, y muchos otros.
Tenemos un muro con obras rescatadas y hechas para preservar la cultura, no pretendemos ser un bar de moda, queremos que permanezca como un lugar tradicional y cultural”.

Bar 1910

Un espacio alternativo

Un concepto de bar alternativo y mexicano fue lo que motivó a los dueños de 1910, a comenzar con la idea, y establecerlo en la zona centro.
El 14 de marzo cumplió 3 años. Sofía Moreno, quien fue una de las primeras empleadas en llegar al lugar, recuerda que la Madero se fue llenando de jóvenes dispuestos a divertirse por las noches.
“El ambiente en las calles no era igual, había este bar y otros más adelante, en esta cuadra no había tanto movimiento, fue más o menos a partir del primer año, que comenzó a convertirse esta zona en punto de reunión”, expresa Sofía.
La llegada de nuevos bares diversificó la clientela.
“Dieron más plusvalía a la zona, hicieron que pasara de ser una zona peligrosa como el Centro de noche, a ser una zona muy transitada. Se impulsaron muchos negocios, hicieron como debería ser el centro de una ciudad, con movimiento, con jóvenes. En otras ciudades grandes como Guadalajara, o el D.F., el Centro es donde más ambiente hay, es una manera como de impulsar la costumbre de visitar el Centro de León.”
Al igual que otros lugares, se ha dado la oportunidad a jóvenes talentos para que puedan dar a conocer su trabajo en exposiciones.
“Han llegado a hacer juntas de negocios, reuniones, ruedas de prensa; no es como los típicos bares en los que te piden una forma de vestir, no es excluyente, hay galerías, se expone una propuesta a los socios, se revisan para saber en qué tiempo se puede hacer, el único pago es donar una de las piezas, es para impulsar el arte local. La apertura de tener un bar leonés, impulsar la economía del artista y que se dé a conocer, es un espacio que sí ha sido muy bien recibido por la gente”.
Cervezas artesanales de León y de otros lugares de la república, son bebidas que pueden encontrarse en 1910, pero una de las que más se piden es el mezcal de Guerrero y Oaxaca.

Por Redacción AM

Escrito en León el 8/5/2015 · 00:00