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Y mientras...

Que México pierda su grado de inversión equivale a una catástrofe financiera, acarrea consecuencias funestas de las que el público en general parece no estar al tanto, pero que el Secretario de Hacienda, Ramírez de la O, conoce perfectamente.

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No parece que los cuatroteros se percaten de que afuera de México hay un mundo que rueda, que comercia, que avanza tecnológicamente y que está íntimamente ligado con la economía mexicana.

Así, mientras estos señores -y damas- presionan y amenazan a Senadores para que se cambien de bando, y en Campeche detuvieron a uno para que no asistiera a la sesión del Senado en la que se votó "la reforma", el mundo nos observa y... ¡oh, sorpresa!, no le gusta para nada lo que acontece en México.

De esta manera, el grandísimo e importante fondo de inversión Franklin Templeton lanzó el miércoles una advertencia que pinta de cuerpo entero la percepción que se tiene en los centros de dinero sobre lo que ocurre en México.

Dijo FT, que administra recursos por 1.6 billones de dólares: "De acuerdo con nuestro escenario base, es probable que México pierda su grado de inversión de las agencias calificadoras a mitad del próximo sexenio, ya que factores como la reforma judicial genera más dudas que certidumbre a los inversionistas". ¡Súmete, concha, en la arena!

Que México pierda su grado de inversión equivale a una catástrofe financiera, acarrea consecuencias funestas de las que el público en general parece no estar al tanto, pero que el Secretario de Hacienda, Ramírez de la O, conoce perfectamente.

Si México ya no cuenta con grado de inversión, entonces en los países del Primer Mundo los fondos de retiro y los fondos de inversión no pueden incluir en sus portafolios deuda mexicana, con lo que ésta sale del mercado primario para irse al secundario, donde se comercian los "bonos chatarra".

Estos bonos, por conllevar un mayor riesgo, se intercambian con grandes descuentos y a tasas muy elevadas de interés, sobre todo -por ejemplo- si México decide realizar una emisión de deuda para, digamos, salvar a Pemex de la bancarrota.

Hablando de Pemex, ¿notaron cómo el siguiente Gobierno premió al agrónomo Octavio Romero que quebró a Pemex? La PresidentA lo acaba de premiar, de seguro por su destacado desempeño en la paraestatal, la petrolera que produce menos crudo y ostenta la mayor deuda del mundo, nombrándolo director del Infonavit. Casi seguro que en el próximo sexenio no habrá casas para los trabajadores.

Retornando al tema de una posible pérdida del grado de inversión para México: otro de sus muchos daños colaterales es que se secaría el acceso del País a los créditos, tanto para financiar proyectos gubernamentales como para acceder a las llamadas APPs, pues el sector privado no podría emplear el papel gubernamental para a su vez financiar el proyecto por emprender.

De acontecer esto que pronostica Franklin Templeton, a México, tanto el nuestro como el de los cuatroteros -que parecen ser dos muy diferentes-, se los cargará el payaso. Esto como consecuencia del capricho enfermizo del Tlatoani Tabasqueño, quien no sólo impulsó una reforma ilícita, sino de una manera por demás truculenta, muy alejada de las prácticas democráticas de países avanzados y mucho más cercana a los chanchullos de Venezuela, Cuba o Nicaragua.

Franklin Templeton augura la pérdida de grado de inversión para mitad del próximo sexenio, pero si siguen como van dudamos que la degradación espere tanto y casi seguro se dará antes. Tomemos en cuenta que lo de la pérdida de grado de inversión es UNA de muchas tragedias que nos pueden suceder por esta insultante reforma.

Por ejemplo, también nos acarreará problemas serios con los socios del T-MEC (Canadá y Estados Unidos), algo que ya se advirtió, pero a lo que los cuatroteros hicieron caso omiso. El no contar con un sistema de justicia autónomo e independiente pone en jaque la correcta aplicación de las responsabilidades que México adquirió al firmar este Tratado.

Recordemos que la firma del mismo se dio al inicio de este sexenio, no de uno anterior, así que si hay desacatos a sus términos, la responsabilidad recaerá secamente en el regazo de la Cuarta Trastornación, en el escritorio de la PresidentA Sheinbaum en su oficina-residencia en Palacio Nacional.

El rollo, per se, sobre todo cuando contiene una dosis exagerada de embustes -y aquí las verdades a medias se consideran embustes-, nunca será suficiente para solucionar problemas de fondo. Y si no hay acción congruente, lo único que logran los tacos de lengua es empeorar el problema, jamás resolverlo.

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