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Perspectiva

Políticos tontos e inteligentes

En un sólo día llegaron comentarios con dos conceptos que renuevan la forma de ver la política. En uno de ellos una especialista, Erica Benner, afirma que para mantener la democracia, no debe existir una brecha de desigualdad acentuada.

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Políticos tontos e inteligentes

En un sólo día llegaron comentarios con dos conceptos que renuevan la forma de ver la política. En uno de ellos una especialista, Erica Benner, afirma que para mantener la democracia, no debe existir una brecha de desigualdad acentuada. Los países más igualitarios y prósperos gozan de sólidas democracias: Suiza, es un ejemplo. 

Pregunte a quien sea, incluso a personal del servicio exterior mexicano, quién es el presidente de Suiza y tal vez uno en 10 tenga la respuesta. Chat GPT da contestación: “El presidente de Suiza en 2024 es Viola Ahmed… su encargo termina el 31 de diciembre”. La presidencia de Suiza se rota entre los ministros y dura un año. El sistema democrático helvético es un canto a las instituciones y a la democracia. La confianza es tal que en los “cantones” o distritos políticos, hay votaciones a mano alzada. 
Hay una paradoja. Si es necesario ser igualitario para vivir en democracia, ¿qué es primero, vivir un autoritarismo igualador o una pobreza igualitaria? La respuesta es que los países latinoamericanos tienen que avanzar en igualdad de oportunidades y democracia. 

Otra idea vino de una española que vi por azar al navegar sin rumbo en alguna red social. Su tesis es aún más simple: no importa que el político sea de izquierda o derecha, sino que sea inteligente o torpe. 

Al leer la declaración de Ernesto Zedillo en el Congreso de la Asociación Internacional de Abogados, vimos de nuevo esa división con claridad. Zedillo por fin habló contra su costumbre de silencio respetuoso. Ante la destrucción del Poder Judicial, el expresidente, exaltado, describió el daño que sufrirá el país sin los contrapesos del PJ y los organismos autónomos. Describió con precisión el motivo: la venganza contra quien no se sometió a la voluntad del presidente.

Por sus resultados, Zedillo es reconocido como el mejor mandatario que ha tenido México desde Lázaro Cárdenas. Su inteligencia no tuvo que ver con izquierdas o derechas, con ideologías revolucionarias o conservadoras. Fue y es un hombre pragmático que tuvo una ética personal y republicana como ninguno otro en tres generaciones. 

Honesto en lo moral y en lo intelectual, dejó un país en paz, con solidez macroeconómica, un crecimiento del 7% y con pleno empleo; accedió sin titubeos a la alternancia y respetó el voto mayoritario a pesar de que en el PRI lo querían linchar o tachar de traidor. 

Al paso del tiempo, su figura crece y sus palabras son de oro por escasas y valiosas. Frente a los personajes mesiánicos de hoy, frente a extorsionadores del Congreso, los traidores de la oposición, los ineptos y autoritarios, Zedillo es un gigante. Un intelectual preparado con un doctorado en Yale. Es un hombre surgido del empeño y el esfuerzo personal, reconocido y respetado en el mundo de la academia y la política internacional, puede pararse en cualquier lugar como el mejor representante de México. Por eso lo escogieron para dar el discurso más importante en la reunión internacional de abogados, sin ser abogado sino economista. Sería interesante conocer la opinión de Juan Ramón de la Fuente sobre el discurso de su ex jefe. Él fue Secretario de Salud con Zedillo.

A Zedillo, como a todos los mexicanos ilustrados e inteligentes, como a todos los que entienden el valor de un Poder Judicial independiente y los organismos autónomos para nuestra democracia, no pueden convencerlo de que esto puede durar ni prosperar.  

 

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