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De Salvadora

Reconstrucciones

Sé que a simple vista nada parecería extraño, cualquiera pasaría a un lado de la casa sin notar cambios. Pero de puertas para adentro es diferente, se comienzan a evidenciar detalles, y fijando bien la atención, se descubre que algunas paredes están abombadas y huecas.

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Reconstrucciones

Sé que a simple vista nada parecería extraño, cualquiera pasaría a un lado de la casa sin notar cambios. Pero de puertas para adentro es diferente, se comienzan a evidenciar detalles, y fijando bien la atención, se descubre que algunas paredes están abombadas y huecas. Dentro de unos días, con un simple golpe dado al pasar, se vendrá abajo el caliche acumulado de años.

Por eso, con calma y a mi tiempo, revisaré sus muros meticulosamente. Me he dado a la tarea de descubrir sus puntos flacos y enfermos, que con toda seguridad los hay, sí, al igual que el cuerpo, las casas son un claro ejemplo de decadencia. He decidido golpear en busca de oquedades, de encontrarlas, habrá que raspar y quitar toda esa gravilla hasta los tabiques, después, preparar mezcla nueva y enjarrar, porque no tiene ningún sentido pintar sobre paredes huecas.

Así, después de haber hecho un diagnóstico preciso, llevaré a cabo el proceso de reconstrucción. No descarto derribar algunos, o abrir nuevas ventanas y tragaluces, para que entre luz nueva a raudales y sea una casa luminosa.

Probablemente exista la sugerencia de agilizar el proceso con una cuadrilla de trabajadores, pero en este caso no funciona así, las modificaciones propias, sólo y exclusivamente pueden hacerse de manera personal, porque sólo uno, sabe lo que lleva dentro.

En algunas partes, sin necesidad de mi intervención, se derrumbaron paredes, frágiles muros de adobe reblandecido, así que sacaré ese lodo al patio y daré tierra nueva al jardín, para que florezca de nuevo.

¿Acaso no todo está en un cambio continuo? De niña, aprendí a buscar validación en los demás, pero descubrí que no era el mejor referente. Así que comencé a mirarme con mis propios ojos, a analizarme a la luz de mis vivencias y mi razón. Porque existieron

ojos ciegos, y corazones indiferentes que nunca estuvo en mis manos modificar.

Pero volviendo a las reparaciones, me doy cuenta de que mi propia vida ya las había comenzado. Había tapiado puertas que no conducían a ninguna parte, laberintos sin salida que sólo me confundían. También, se habían vencido y derrumbado falsos cielos de ornato, y a través de ese espacio que debería haberme resguardado, mire alineados los planetas, me cubrió de estrellas el cielo protector.

Viéndolo bien es una cosa extraña, algunos deciden vivir entre ruinas en una falsa apariencia, sin preguntas. Yo, he preferido cuestionar, reparar, construir de nuevo. Y es que, aunque los cambios siempre están sucediendo, son imperceptibles para los

demás. Nuestro cuerpo se modifica, nuestras células se dividen, los pensamientos cambian, percibimos de manera diferente según la etapa de vida en la que nos encontremos.

Pensando así, es muy probable que no entiendas lo que sucede conmigo, pero no te preocupes, para tu tranquilidad te digo, que estamos en igualdad de condiciones.

 

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