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OPINIÓN

Cuidar la tierra

Cuidar a la Madre Tierra significa reconocer que la Tierra es un ser vivo, generoso y sagrado que nos da todo lo que necesitamos: aire, agua, alimento, belleza, hogar.

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Cuidar la tierra

“La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos.” – Proverbio indígena

Cuidar a la Madre Tierra significa reconocer que la Tierra es un ser vivo, generoso y sagrado que nos da todo lo que necesitamos: aire, agua, alimento, belleza, hogar. Cuidarla es agradecerle y actuar con responsabilidad. Claramente nos está pidiendo que actuemos. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales, las inundaciones y otros eventos climáticos han afectado a millones de personas.

Los cambios provocados por el ser humano en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden acelerar el ritmo de destrucción del planeta.

Por ello necesitamos recuperar los ecosistemas de nuestro planeta. Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Pero solo lo conseguiremos si todo el mundo pone de su parte.

Recordemos hoy más que nunca en este Día Internacional de la Madre Tierra (22 de abril) que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta, los diferentes efectos de la crisis ambiental en la vida del planeta, así como la necesidad de asumir la responsabilidad de los impactos negativos que la humanidad le ha causado. 

Ya desde 1854, —Noah Seathl, Jefe de la Tribu Suwamisu. SEATTLE (EE. UU.)— mencionó: “Cuando el último piel roja haya desaparecido de la tierra y su memoria sea solamente la sombra de una nube cruzando la pradera, estas costas y estas praderas aún contendrán los espíritus de mi gente; porque ellos aman esta tierra como el recién nacido ama el latido del corazón de su madre. Si nosotros vendemos a ustedes nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Cuídenla, como nosotros la hemos cuidado. Retengan en sus mentes la memoria de la tierra tal y como se la entregamos. Y con todas sus fuerzas, con todas sus ganas, consérvenla para sus hijos, ámenla, así como Dios nos ama a todos. Una cosa sabemos: nuestro Dios es el mismo Dios de ustedes, esta tierra es preciosa para él. Y el hombre blanco no puede estar excluido de un destino común."

La Encíclica Laudato Sí del Papa Francisco nos dice que: “Educar desde una perspectiva integral implica reconocer las interrelaciones dinámicas entre las dimensiones ambiental, social, cultural y económica; entre los espacios local, regional y mundial, y entre el pasado, el presente y el futuro. Además, es fundamental que la escuela reconozca la cultura local y propicie la organización comunitaria para analizar los problemas socioambientales y generar propuestas de acción.  Así como propiciar el ejercicio de un pensamiento crítico que cuestione el paradigma de desarrollo dominante, su modelo de producción-consumo y los estilos de vida asociados y, con ello, promover la acción transformadora que trascienda de la toma de conciencia a la participación comprometida y a la solidaridad intra e intergeneracional”.

México es un país megadiverso, pero su diversidad biológica está seriamente amenazada; la alteración de sus ecosistemas disminuye de manera significativa sus posibilidades de garantizar las bases para su desarrollo. Por eso, son prioritarios la conservación, el enriquecimiento y el uso sustentable de la biodiversidad. Para ello se deben recuperar los valores de respeto, corresponsabilidad, justicia y paz entre los seres humanos y de éstos con todas las especies de la Tierra.

Es fundamental transformar la manera en que las sociedades se vinculan entre sí y con la naturaleza, y gestar una convivencia basada en el respeto y el amor. Se requiere que la sociedad mexicana participe en el restablecimiento del equilibrio entre lo ecológico-social-cultural-económico y espiritual que permita la construcción de un bienestar integral. 

Los pueblos originarios se acercan a la naturaleza desde diferentes miradas. La reconocen como fuente de vida, y señalan la interdependencia que existe entre los seres humanos y la naturaleza. parte importante de su identidad como pueblos; los conecta con su pasado, con el presente y con el futuro. Interpretan el mundo material y espiritual entretejido en una compleja red donde todas las cosas vivientes tienen un significado sagrado. 

Para esta visión y forma de vida, en contraste con el pensamiento occidental, la Tierra no es un recurso sujeto a la dominación y explotación, sino un ser que merece amor, respeto y cuidado. Comprenden muy bien que dañar a la Tierra es destruirnos a nosotros mismos, pues somos parte del mismo organismo.

¡Felices Pascuas!

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

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