Buscar

Opinión

Cambios en Cultura

Toda renovación de personal institucional trae frescura y actuando responsablemente, siempre resulta positiva.

Escrito en Opinión el
Cambios en Cultura

Toda renovación de personal institucional trae frescura y actuando responsablemente, siempre resulta positiva.  Felicito a la Lic. Lizeth Galván por sus decisiones, así como a los funcionarios que exitosamente concluyeron su gestión, de modo notable el Lic. Jaime Ruiz Lobera y el Mtro. Mauricio Vázquez. 

Para quienes continúan, saben que tienen la guía y ejemplo de personas con amplia disposición y experiencia como la Mtra. Adriana Camarena de Obeso. Sean bienvenidos el Lic. Luis Eduardo González Macías, la Lic. Raquel B?ck González y la Lic. Katia Nilo Fernández, pueden estar seguros que todos estamos depositando un voto de confianza en ustedes.

Sabemos que el Forum contaba en su estructura con consejeros fijos, como el rector de la UG o el presidente municipal de León, entre otros, así como los llamados consejeros ciudadanos. Los primeros cuentan con equipos de asesores y sus opiniones, como corresponde a un alto funcionario, siempre fueron cultas, respetuosas y mesuradas, Sin embargo, este no siempre fue el caso de los consejeros ciudadanos, ahí hubo desde muy cultos y distinguidos miembros como el Dr. Daniel Malacara Hernández o el Mtro. Mariano González Leal, entre otros, hasta casos poco afortunados de personas aparentemente bastante rústicas e incultas. 

Por ejemplo, sobre la ridícula indignación mostrada por algunos exconsejeros ciudadanos, sin afán de mofa, pero con honestidad les pregunto:

¿En su momento, fueron ustedes elegidos como consejeros a partir de un examen de oposición? ¿Para elegirlos como consejeros hubo una exhaustiva revisión curricular?  ¿Su experiencia profesional anterior incluía puestos en las más destacadas instituciones culturales?  Por cierto, muchos tienen también una honrosa experiencia profesional en los más diversos rubros; empresarial, político, comercial y/o académica, luego entonces; ¿Por qué criticar esta experiencia a quienes fueron designados con nuevos cargos? Finalmente: ¿No fueron ustedes nombrados consejeros debido a los contactos que en su momento tenían?  Todo mundo merece una oportunidad, ustedes tuvieron la suya y en ella hicieron lo que mejor pudieron.  

Sería un justo acto de nobleza, solidariamente apoyar a los nuevos relevos. Lamentablemente, en lugar de esto algunas declaraciones de exconsejeros parecieran decir: “El candidato al que debieron de haber elegido para ese puesto era, naturalmente, yo y nadie más”. No nos engañemos, sabemos de penosas situaciones que sugieren la lamentable incultura de algunos de estos exconsejeros. 

En el Teatro Mateo Herrera durante el intermedio de una transmisión en vivo desde el Met de Nueva York de “La Traviata” de Verdi, una persona, actual exconsejero, evidentemente molesto comentaba despreciativamente, en voz más que alta y con rimbombante gravedad que, “debido a la presencia de varios cantantes negros entre los solistas y miembros del coro de esta presentación, parecía haberse escenificado en Nuevo Orleans y no en París” ¡Ni una sola observación sobre lo fundamental; la calidad artística de la ópera! 

Me quedé atónito al escuchar el comentario pues pareciera que en su ignorancia esta persona pensaba que ver “La Traviata” debería de ser algo así como ver un documental de “National Geographic” mostrando una fiel representación de Paris en el siglo diecinueve y no la presentación de una obra de arte en la que lo más importante es la calidad artística de la interpretación musical y no el color de la piel de los participantes. 

Una grotesca consecuencia adicional de este absurdo y racista comentario es que excluye totalmente la posibilidad de representar “La Traviata”, por ejemplo, en la Opera Nacional de Tanzania en la ciudad de Dodoma, o en el Teatro Nacional de Nigeria en la ciudad de Iganmu en Lagos, pues claramente en ambos casos la mayoría de los solistas y miembros del coro serían africanos negros.

¿Qué le dirían los ministros y secretarios de Cultura de esos y muchos otros países del mundo, a este exconsejero? ¿El color de la piel de los participantes es un argumento apropiado para juzgar y finalmente menospreciar y descalificar una producción operística?  Bueno, este es el nivel de algunos de los exconsejeros ciudadanos. Ni remotamente me imagino un comentario de semejante estupidez e ignorancia entre los consejeros y directivos de las óperas de Nueva York, París, Londres, Berlín, o de la ciudad de México, por mencionar solo algunos lugares. 

En contraste a lo anterior, con enorme alegría recuerdo las conversaciones con el Dr. Ronald H. Adler, actualmente director artístico de la Ópera de Dresden, (previamente director artístico en las óperas de Berlín y de Múnich) hombre extremadamente culto que ha conocido a prácticamente todos los grandes directores y solistas de Europa, sobre su enorme y genuino interés por estar al tanto de la actividad artística musical y operística de nuestro país, sin jamás preguntar por las características étnicas de los artistas. 

Nunca he dejado de enaltecer ante este estimado amigo la extraordinaria labor de nuestro Teatro del Bicentenario. Como curiosidad vale añadir que de acuerdo al sitio web “operabase.com” el número total anual de presentaciones de ópera en Alemania (datos del 2023) fue de 9,797 lo cual nos da un promedio diario de 26 representaciones, que es una cifra similar al número anual total de representaciones de ópera en nuestro país.

Por otra parte, respetuosamente me permito sugerir a las nuevas autoridades que ante la planeación de cualquier proyecto o actividad primeramente se plantee la siguiente pregunta: ¿esta actividad fomentará el interés de la juventud? En mi opinión, si no se logra que el público joven se interese por las actividades culturales propuestas por ustedes, nos encaminaremos al fracaso.  

Tomemos dos ejemplos concretos de música y ópera.

Debemos de reconocer que hay música difícil de apreciar que no es adecuada como primera introducción para un público joven.  Por mucho que amemos a Bach el conocimiento musical y sentido común nos deberá de indicar que presentar, digamos, el Arte de la Fuga o la Ofrenda Musical ante un público joven no es la mejor idea, algo más sensato sería presentar a dicho público los Conciertos de Brandemburgo o las Suites Orquestales, entre muchas otras piezas más sencillas de comprender.  

Lo mismo ocurre con la ópera, presentar, por ejemplo, Parsifal de Wagner a un público joven, en mi opinión, es una absoluta tontería.  Durante la última ocasión que se presentó esta ópera en el Teatro del Bicentenario, vi a innumerables jóvenes y miembros del público abandonar el Teatro a media función, molestos, aburridísimos y exasperados por esta obra letárgica y soporífera.

Casi seis horas escuchando su temática sacra con sus argumentos místicos. Apreciar esto no se le puede pedir a un público joven que apenas está introduciéndose al mundo de la ópera. Vale recordar que Rossini criticó abiertamente la música de Wagner.  En una carta a Emile Naumann, escribió: “Monsieur Wagner tiene buenos momentos, pero cuartos de hora horribles”.  

También declaró que: “No se puede juzgar la ópera Lohengrin de Wagner después de una primera audición, y ciertamente no tengo la intención de escucharla una segunda vez”.

¿Por qué no invitar a un equipo joven, competente y entusiasta para preparar una producción de alguna ópera que no se haya presentado aún en el Teatro del Bicentenario? 

Respetuosamente sugiero dejar a un lado (o solo considerar como asesores) a las vacas sagradas nacionales del mundo de la ópera que cómodamente prefieren, como ya lo han hecho, simplemente repetir lo que han presentado en otros lugares.  En lugar de esto los invito a concentrarse en apoyar nuevas producciones realizadas por jóvenes talentos, ellos son el futuro artístico de Guanajuato y de nuestro país y deben tener una oportunidad. 

Tres ejemplos posibles entre muchos otros, serían la majestuosa historia de amor de “Eugene Oneigin” de Tchaikovsky, o la bellísima y fantasiosa “Rusalka” de Dvorak, o la simpatiquísima y deslumbrante “Candide” de Bernstein.  Yo me inclino por “Candide”, entre muchos factores a favor, tiene el hecho de que el libreto está escrito en inglés y no en una lengua eslava.

Escrito en Opinión el

Círculo AM

Opinión en tu buzón

Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo

Opinin