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El día que rescatamos los territorios

Los grandes problemas nacionales y las guerras intestinas entre liberales y conservadores fueron el común denominador para nuestras derrotas y no aprendimos a colonizar ni a triunfar ni a emprender ni a trabajar en equipo.

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El día que rescatamos los territorios

El "rescate de los territorios mexicanos en EUA", es la idea de recuperar la pérdida del territorio mexicano que nos robaron los Estados Unidos a mediados del siglo XIX, después de una injusta y desigual guerra. Esto se concretó a través del Tratado de Guadalupe Hidalgo y de la Venta de La Mesilla. 

Fue una anexión forzada de territorios mexicanos ubicados ahora en la región del suroeste de Estados Unidos, los cuales formaban parte integral de México, siendo despojados del 55?% de nuestro territorio, tras la invasión militar y la infame firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848. Había antecedentes: el Tratado de Límites del 12 de enero de 1828 entre México y Estados Unidos, también conocido como el Tratado de Límites de 1828, reconoció la frontera establecida por el Tratado Adams-Onís (1819) entre los Estados Unidos y Nueva España (después acordada oficialmente con México como nación independiente durante la Primera República Federal).

Esa extensa zona fue anexionada por los Estados Unidos mediante el Tratado de Guadalupe Hidalgo, como consecuencia directa de la Intervención estadounidense en México. La firma del tratado tuvo lugar el 2 de febrero de 1848, puso fin a la invasión militar entre 1846 y 1848. La cesión de los territorios fue impuesta como condición total para la retirada de las tropas estadounidenses, que habían ocupado la Ciudad de México. Los Estados Unidos pagaron a México 15 millones de dólares como “indemnización”. 

Dicen muchos historiadores que México en sus descalabros, sufrió y mantiene todavía enormes traumas y sin duda, uno de ellos es esa pérdida de la mitad de nuestro. Esa realidad, narran las crónicas, fue dolorosa, traumática, para varias generaciones de mexicanos, con la rendición de nuestro país ante el poderoso invasor norteamericano y aunque habíamos sufrido más invasiones y derrotas, todo esto, reflejó una incapacidad como País de trabajar y triunfar unidos.

Los grandes problemas nacionales y las guerras intestinas entre liberales y conservadores fueron el común denominador para nuestras derrotas y no aprendimos a colonizar ni a triunfar ni a emprender ni a trabajar en equipo y debieron ser otros, quienes lo hicieran en aquellos territorios que por 300 años nunca supimos colonizar. 

En esta manera nuestra de buscar todo lo fácil, no logramos generar riqueza y los vecinos, con enorme facilidad, nos vencieron en las batallas, después de años de haber colonizado lo que no quisimos hacer.

Esas generaciones del siglo 19 pasaron a las del siglo 20 en el “imaginario colectivo”, la idea de reconquistar los territorios que nos robaron los Estados Unidos en la guerra. Y aunque era algo romántico. pues en la práctica era imposible, se mantuvo como una reivindicación moral y romántica y por eso ahora que Trump, el Presidente de los grandes actos de discriminación y supremacía racial, quien hizo intervenir a su Guardia Nacional para hacer redadas a migrantes, lo que despertó el inconsciente, pasándolo al consciente, de millones de mexicanos que siempre han estado allí en los territorios que fueron nuestros.

Los perdimos, no tanto por el “agandalle” norteamericano, sino por esta pachurrona manera de ser nuestra, de no luchar. El caso es que la reivindicación como resultado de las decisiones del Presidente Trump en su idea de la limpieza racial y de las redadas para eliminar a los seres humanos que, por su color, sean distintos a la supremacía blanca, han provocado un rechazo y sacado a las calles a muchos norteamericanos y a mexicanos que siempre han vivido allí. La condición humana se refleja claramente en las movilizaciones de estos días, pues, por un lado, tenemos al supremacista blanco y por otro, a las grandes mayorías que tienen solo su mano de obra y su trabajo honrado. 

Esta es la historia completa de la humanidad, en donde siempre está el poderoso abatiendo al débil.

Considero que la imposición de la fuerza siempre trae como consecuencia la resistencia y Trump está reavivando la conciencia de las mayorías latinas en los santuarios de migrantes pues, aunque él ha querido convencer a su electorado blanco, de que los migrantes son criminales. Pero la sociedad americana depende y necesita de ellos para los trabajos que nadie quiere hacer allá, sean cocineros, agricultores, albañiles, trabajadoras domésticas. 

No creo que haya algún día justicia divina, pues si eso sucediera, el buen dios habría intervenido para frenar el holocausto judío o lo haría hoy ante los crímenes de guerra en la desocupación de la Franja de Gaza. Solo hoy queda a los mexicanos allá, la resistencia civil ante el odio.

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