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Salvan vida a bebé ¡con impresión 3D!

Con una tráquea reproducida en una impresora 3D, médicos de Michigan operaron y regresaron la ilusión a la familia del niño con el defecto congénito

Escrito en Opinión el

Un grupo de médicos en Michigan salvó la vida de un bebé al implantarle una tráquea reproducida en una impresora 3D, de acuerdo a The New England Journal of Medicine.
Debido a un defecto congénito, la tráquea de Kaiba Gionfriddo, de Ohio, no dejaba de colapsarse, haciendo que su respiración se detuviera y sufriera constantes ataques de corazón.
Concretamente, el bebé padecía de traqueobroncomalacia, que impide que el oxígeno llegue a los pulmones por afecciones en la tráquea, de acuerdo al diagnóstico publicado en el estudio.
Los médicos habían estado investigando sobre la reproducción de ese órgano de manera artificial y decidieron imprimir una especie de tablilla, que reproduce el tubo traqueal en una imagen tomográfica de la vía respiratoria.
En un solo día imprimieron 100 tubos diminutos utilizando láseres guiados por computadora para apilar y fusionar las delgadas capas del material en varias formas y tamaños.
La reproducción en 3D se hizo con policaprolactona, material bioabsorbible por el cuerpo humano en tres años.
Al siguiente día, con permiso de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, implantaron uno de esos tubos en Kaiba, en un procedimiento nunca antes realizado de esa forma.
Según los médicos, para cuando la pieza se elimine naturalmente, los pulmones del niño y sus vías respiratorias ya se habrán desarrollado lo suficiente como para mantenerse abiertos por sí mismos. Tras insertar la prótesis, los doctores mantuvieron al bebé con respiración asistida durante 21 días, tras los cuales abandonó el hospital.
Kaiba tenía tres meses cuando fue intervenido, y ahora, a casi 19 meses de edad, no ha vuelto a presentar una sola crisis respiratoria.
“Ahora es un niño muy sano”, dijo el pediatra otorrinolaringólogo Glenn Green, del Hospital Pediátrico C.S. Mott en la Universidad de Michigan, donde se realizó la operación.
Hasta ahora sólo algunos adultos han tenido trasplantes de tráquea, casi siempre para reemplazar las que destruyó el cáncer. Esos órganos provienen de donadores muertos o se hacen en laboratorio algunas veces a partir de células madre.
Unos 2 mil bebés nacen con defectos similares cada año en Estados Unidos, y la mayoría lo supera a la edad de dos o tres años a medida que se desarrolla más tejido.
En casos severos, los padres se enteran del defecto cuando el niño deja de respirar de pronto y muere. Eso casi sucedió cuando Kaiba tenía seis semanas de nacido. Su padre, Bryan Gionfriddo, le practicó una reanimación cardiopulmonar para revivirlo, según relató la mamá del pequeño, April.
Siguieron más episodios y Kaiba tuvo que utilizar una máquina para ayudarse a respirar cuando tenía dos meses. Los médicos le dijeron a la pareja que su condición era grave.
“Varios de ellos dijeron que había muchas probabilidades de que no saliera vivo del hospital. Era atemorizante”, agrega la madre.
Fue entonces cuando Marc Nelson, un médico en el Hospital Infantil Akron, les habló del trabajo experimental en Michigan.
Este caso demuestra, concluyen los doctores en el estudio, que la combinación de imágenes de alta resolución, más el diseño por computadora y los biomateriales para la impresión en 3D pueden facilitar la creación de implantes anatómicos precisos.
El estudio ha sido firmado por Scott Hollister y Richard Ohye de la Universidad de Michigan, y Marc Nelson, del hospital infantil Akron.
Expertos independientes reconocieron el trabajo y potencial de la impresión en tercera dimensión para crear más partes del cuerpo y resolver necesidades médicas.
“Es la ola del futuro”, dijo el doctor Robert Weatherly, pediatra de la Universidad de Missouri en Kansas City. “Estoy impresionado por lo que fueron capaces de lograr”.
Las impresoras en tres dimensiones se están abriendo paso en la medicina, aunque de momento las aplicaciones que tienen son muy limitadas. En un principio, se emplearon para diseñar materiales sólidos convencionales destinados al diseño de prótesis a medida para implantes. Una de las ventajas que ofrecen estos equipos es la posibilidad de crear modelos personalizados a precios más bajos de los procesos industriales convencionales.
El paso siguiente, como el caso que publica hoy el New England Journal of Medicine, consiste en el diseño de objetos con material biológico, como el polímero biodegradable empleado en la intervención para reproducir el fragmento de tráquea que le faltaba al paciente.
La posibilidad de crear este tipo de estructuras combinada con el perfeccionamiento de la manipulación de las células madre podría dar lugar en el futuro a la creación de órganos artificiales. Al menos, es lo que confían los grupos de investigación que trabajan en esta dirección.
Quieren imprimir
comida en NASA
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