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Antítesis en las bancas

Guillermo Vázquez comanda con sobriedad al Cruz Azul; en contraparte, Miguel Herrera encanta al americanismo con su estilo explosivo

Escrito en Opinión el

Guillermo Vázquez

Sobrio, muy calmado, quizá demasiado. Así es Guillermo Vázquez Herrera, entrenador del Cruz Azul.
Hijo del arquitecto Guillermo Vázquez, jugador-fundador del club Universidad y director de la fuerzas básicas del equipo universitario, su destino estaba ligado con el futbol.
“Se le veía de chamaco correteando por cancha dos con un balón siempre. Eso sí, muy serio, siempre muy serio”, recuerda Oswaldo Castro, el “Pata Bendita”, ex futbolista universitario y el primer técnico en categorías infantiles de Memo.
“Siempre fue muy serio, todos en el vestidor lo respetábamos, a pesar de ser novato. Yo no le conocí la voz tres meses después de su llegada”, recuerda Manuel Negrete, su compañero en Pumas.
“Se fue a estudiar a Argentina, es un tipo muy estudioso, volvió enamorado del estilo de Manuel Pellegrini”, afirma su papá del mismo nombre.
Memo trabajó en las fuerzas básicas del club universitario. Recibió su primera oportunidad como técnico en 2006, asumiendo el interinato después de la salida de Miguel España. Su estancia sólo fue de cinco partidos. Continuó como auxiliar de Ricardo Ferretti, del que, reconoció, “le aprendí algunas cositas”, hasta la salida del Tuca en 2010, para enseguida asumir las riendas de los Pumas, a los que hizo campeones en el Clausura 2011. Un año después acabó el romance y se hizo cargo de la Máquina.
“Memo es un hombre inteligente, educado, y eso sí, muy frío, muy analítico”, recuerda Mario Trejo, director deportivo del club en la estancia de Vázquez como técnico.
Esa frialdad es lo que más se le ha criticado al técnico cementero. Gane o pierda, el gesto es el mismo.
Pocas veces se le ve enojado, en Cruz Azul es dado a aparecer poco en la prensa, “los que deben de hablar son los jugadores”, dice. La única vez en que perdió la compostura fue cuando se quejó de la afición cementera: “Aquí nunca hay apoyo, se siente una vibra negativa totalmente”, dijo, para no volver a tocar el tema.
Fuera de eso, ha sido un témpano. “Lo he visto enojado -afirma Trejo- y se enoja fuerte, eso sí nunca ofende, nunca agrede, trata de explicar sus conceptos, siempre es la misma sintonía, siempre frío, siempre ecuánime”.

Miguel Herrera

Corajudo, berrinchudo, ajonjolí de todos los moles, Miguel Herrera es aquel tipo noble, sincero, cuya franqueza se confunde con el clásico y enfadoso bocón, plagado de un amplio repertorio de pretextos frente al fracaso y esa notoria falsa humildad, ante el éxito.

El “Piojo”, hoy en día, está más identificado que nunca con ese americanismo perfecto que tanto extrañaban los millonetas y que polemiza con sus contrarios. Como él mismo dice, desafiante, “¡ódiame más!”.
Es capaz de demeritar los argumentos del contrario y de justificar los propios, bajo el cómodo amparo de una mala decisión arbitral o alguna reprochable maniobra del rival.
Gane o pierda, Miguel se muestra “calenturiento” tras los encuentros. Entonces, su plausible disponibilidad delante de las cámaras contrasta con el corajudo personaje que se prende a la menor provocación. Gritón, fácilmente se engancha y descubre esa amargura emparentada con quienes no saben perder.
Y, sin embargo, ¿quién como él? Hoy como ayer, Miguel siempre está dispuesto ante los medios de comunicación. Enojón o amable, nunca se esconde, da la cara, ya sea para aplaudir los méritos de su equipo o “regar el tepache”.
No sabe quedarse callado porque contrasta con la hipocresía característica de sus homólogos, revestidos en incómodos escudos y caparazones.
Nada de medias tintas y así tiene la virtud de caerle bien, incluso a sus detractores.
Herrera es educado, pero grosero; gritón, aunque comprensivo. Apasionado, es el hombre más popular del americanismo. Él le ha devuelto la polémica al equipo amarillo y sin “El Piojo” las Águilas serían como un pato sin plumas.
En año y medio hizo valer sus alardes con números. Sacó al América del anonimato, incapaz de clasificar en el Apertura 2011, con ocho tropiezos, repartidos entre Carlos Reinoso y Alfredo Tena. La palabra fracaso, que ya era común, desapareció desde que llegó Miguel a Coapa.
Hoy “El Piojo” es el héroe del americanismo, el responsable de la transformación, el indicado para sumar voluntades entre tanta sobrada soberbia. Sí, es el técnico indicado en el Nido.

‘Piojo’ quiere reafirmación

Miguel Herrera espera reafirmar en esta Final todo lo que han hecho a lo largo del torneo y confía en poner en juego todas sus armas para salir avante.

“Queremos reafirmar lo que hemos hecho bien, todas las variantes que hemos visto, estamos mentalizados y así vamos a salir a jugar, buscando imponer nuestro ritmo”, explicó.
El técnico azulcrema admitió que las dos ocasiones anteriores que se quedaron a la orilla les dolió mucho sobre todo porque habían jugado bien, por eso hoy llegan con un envión anímico importante, conscientes de que viene lo mejor.
“Dimos ese paso, nos hemos quedado en la orilla el segundo nos dolió mucho más, y ya que das el paso importante y sabemos que no nada más es conformarnos con esto”, abundó.
El “Piojo” dijo que Cruz Azul tiene muchas cualidades y su única debilidad la va a forjar el América porque van a tratar de quitarles la pelota y a controlar las acciones.
Admitió que si se siente como una revancha por la Semifinal de Copa pérdida, pues todavía les duele la forma en que cayeron en penales.
No obstante, Herrera tiene plena confianza en su plantilla, que cerró de manera inmejorable.
Para este encuentro el único cambio que se dará es el regreso de Diego Reyes a la central y en las laterales se mantendrá Miguel Layún por derecha y Adrián Aldrete por izquierda, pues Paul Aguilar no pudo recuperarse.
El “Piojo” reconoció que estos partidos son los que hacen ídolos y héroes porque se vuelven historia.

Espera coronarse como titular

Moisés Muñoz anhela verse campeón, porque la única corona que tiene, la obtuvo como tercer portero con Morelia.

“Quisiera ser campeón porque ahora me tocaría estar en la cancha y el único título que tengo lo viví como tercer portero”, explicó.
Muñoz también señaló que no le importa que al América lo llamen favorito.
“No me importa ser favorito. Para mí es una Final que se le ha dado un tono especial porque es el Clásico, pero quien fuera, se jugaría con la misma intensidad, mantengamos este nivel y es muy probable que lo consigamos”, abundó.
Muñoz comentó que se siente en un gran momento, confiado de su zaga y sabedor que están destilando un buen futbol.

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