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Arena Libertad: el histórico escenario de lucha libre en Tulancingo

Durante más de cinco décadas la Arena Libertad de Tulancingo fue cuna de grandes luchadores. Hoy, su legado sigue vivo, aunque con un nuevo propósito deportivo.

Escrito en Tulancingo el
Arena Libertad: el histórico escenario de lucha libre en Tulancingo

Cuenta la historia que primero se ubicaba en la esquina de la calle La Libertad y avenida Benito Juárez, de ahí su nombre, posteriormente se cambió a la calle Primero de Mayo, donde por más de cinco décadas fue el escenario de lucha libre profesional, La Arena Libertad de Tulancingo, ahora es una cancha de futbol.

Construida en 1959 por el entrañable Héctor “El güero” Vega, apasionado de ese deporte, hizo una gran galera con butacas en dos niveles, un espacio para cabina de sonido y para el anunciante.

También contaba con vestidores los cuales aún se pueden observar con una banca forrada de mosaico, sanitarios, una oficina que a la vez era la taquilla; en la parte de arriba, su casa.

Se cuentan por miles las historias de lo ahí sucedido, las funciones memorables donde se vio en acción a El Santo, también a Blue Demon o El Gato Cruz, cuya presentación aparece en el cartel fechado en 1960, un gladiador que duró mucho en el gusto de la gente.

O como en los 80, cuando La Arena fue el recinto en el que se presentaron los icónicos compositores e intérpretes de la música conocida como de “protesta”: Oscar Chávez y Gabino Palomares, por mencionar algunos conciertos que ahí tuvieron lugar.

Asimismo ahí se forjaron luchadores y réferis como “El Copetes”, también en el apogeo que tuvo el box en Tulancingo hace más de 30 años se disputaron campeonatos como los Guantes de oro.

De igual manera hubo presentaciones que no agradaron al público, como cuando el Vampiro Canadiense, recién debutado en el país, vino a dizque a luchar, pero sólo dio vueltas al cuadrilátero para que no lo alcanzaran sus contrincantes, llevándose la rechifla del respetable.

La Arena de lucha libre tulancinguense cambió de giro después del fallecimiento de El Güero Vega, hace más de 15 años, para dar paso al futbol bajo techo, aunque no cambió su nombre, al fin y al cabo, sigue promocionando el deporte.

Aunque entre sus muros quedaron impregnados los gritos de la señora que nunca faltó a una función por décadas, por allá sentada en lo alto cada vez que uno de sus luchadores ganaba, se levantaba de la butaca palmeando sus manos como limpiándolas y gritaba: “¡Ahí está su ídolo, pinches lecheros!”

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