Obras virreinales en la Catedral de Tulancingo, en riesgo por falta de recursos
De acuerdo con un estudio realizado por universitarios de la UAEH se trata de pinturas del periodo novohispano.
La falta de prepuesto ha hecho que excepcionales obras pictóricas acervo de la Catedral Metropolitana de Tulancingo muestren notable deterioro.
De acuerdo con un estudio realizado por universitarios de la UAEH se trata de pinturas del periodo novohispano.
“Entre las obras que resguarda este magnífico recinto se encuentran varias pinturas que datan del siglo XVII; dos de las más notables son las obras colocadas en el crucero de esta catedral, se trata de dos óleos de grandes dimensiones. Las pinturas han sido atribuidas a Juan Sánchez Salmerón, se cuenta con muy pocos datos sobre ellas y no pueden apreciarse plenamente debido a que se encuentran en lamentables condiciones y a que están colocadas a gran altura.
En el crucero izquierdo está colocada la pintura que representa a la Sagrada Familia, y en crucero derecho la que representa a la familia de la Virgen María. En ninguna de las dos pinturas se distingue la firma del autor. Lo que sí puede apreciarse en ambas es una cartela de donación en la que lee lo siguiente: A Devoción del Muy Ilustre Señor Don Nicolás de vivero Peredo y Velasco, conde del Valle de Orizava, Vizconde de San Miguel Encomendero de Tecamachalco del Consejo de su Magestad que se colocó en la capilla de San Diego este año de 1689.
Y continúa: Las pinturas son por este hecho, importantes desde el punto de vista histórico por la relevancia del donante y por ellas mismas como obras de arte. Los temas plasmados en las mismas fueron tratados por muchos artistas de la época entre los que destacaron de manera notable Cristóbal de Villalpando, Juan Correa, Antonio Rodríguez, José Juárez y Juan Sánchez Salmerón.
La donación de obras de arte por parte de los nobles fue muy frecuente a lo largo de la historia, así como la realización de diversas obras pías. Esto se hacía por diversos motivos, en primer lugar, la devoción que se profesaba hacia algún santo en particular, que bien podía ser el santo patrono del lugar o el patrono del donante; por alguna promesa hecha o bien para expiar alguna culpa o pecado.
Además de lo anterior también podía deberse a una disposición testamentaria. En el caso que nos ocupa, la cartela menciona que fueron donadas para la capilla de San Diego, santo a favor del cual Diego de Peredo Suárez fundó una capellanía, de la que posteriormente fueron patronos los condes del Valle de Orizaba.
Otros de los datos importantes que dan a conocer es que Juan Sánchez Salmerón (atribuido) La Sagrada Familia y La Familia de María son del S. XVII; en los dos casos son óleo sobre tela. 345 x 256 cm.
Así como que, los condes del Valle de Orizaba se relacionan con la ciudad de Tulancingo a partir del matrimonio de don Luis de Vivero e Ircio de Mendoza y Velasco con doña Graciana Suárez de Peredo y Acuña y Jaso, rica poseedora del mayorazgo fundado por sus padres don Diego Suárez de Peredo y doña María de Acuña y Jaso en 1608.