Pedro Jiménez deja en la Banda Sinfónica Municipal su corazón
El maestro Pedro Jiménez, director emérito de la Banda Sinfónica Municipal, demostró a lo largo de su vida el amor que sentía por la música, a la que se entregó desde temprana edad
Pedro Jiménez Rosas, director emérito de la Banda Sinfónica Municipal de León, padre dedicado, compositor y estimado maestro, falleció el pasado 3 de mayo a los 83 años, en León.
Poseedor de un enorme legado artístico y formativo, el maestro Pedro Jiménez siempre demostró su compromiso en este ámbito, aportando su talento a la música guanajuatense con más de 25 años en la Banda Sinfónica Municipal de León.
Impartió clases en la Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato, institución que en 2007, en torno a su 55 aniversario, develó una placa para dar su nombre a una de sus aulas y así honrar su trayectoria.

Además fue distinguido con el reconocimiento “Soy de León” en 2022, donde su compromiso en la generación de nuevos talentos para la ciudad fue enaltecido.
En el marco del 120 aniversario de la Banda Municipal de León, en octubre de 2022, fue homenajeado en el Teatro Manuel Doblado, en reconocimiento a sus más de 25 años como director; participaron 31 músicos y 5 solistas, todos ellos sus pupilos.
El maestro Pedro Jiménez Rosas manifestó su interés por la música desde pequeño, aventurandose en el Cerro del Gallo, donde cortaba carrizos que utilizaba para la boquilla del clarinete, ya que no tenía dinero para cañas, así iba cortando y adelgazando hasta que les daban el tono.

Desde niño el compositor, como hijo mayor, tuvo que trabajar para ayudar a su familia, ya que no contaban con la presencia de su padre; y fue de sus tíos, Juan, Antonio y Pablo Rosas Quintero, de quienes aprendió solfeo y clarinete.
Marcela Jiménez, hija del maestro, considera que su padre fue alguien avanzado a su época y recuerda los aspectos que distinguieron su trabajo.
“Siempre nos proporcionó buena educación, sentí que era avanzado para su época, con sus hijas fue muy abierto, algo que le admiro, nos trató por igual a hermanos y hermanas”, compartió.
En lo profesional su padre fue muy dedicado, puntual y un gran ejemplo, añadió, aunque desde la infancia tuvo que superar dificultades, siempre estuvo estudiando y aprendiendo a tocar.
“Cuando daba clases de música, los alumnos que eran de lugares distantes, iban a la casa, ahí practicaban y comían con nosotros, siempre fue muy protector”.
El gran corazón del maestro iba más allá de la música, ya que continuamente buscaba estar al tanto de sus hijos, a quienes llamaba para saludar y saber cómo se encontraban.
“Un orgullo haber tenido a este gran padre, cuando un hombre cuida y quiere a sus hijos también ama al prójimo. Un gran músico, profesional en su área, la persona más admirable que he tenido a mi lado”, concluyó.
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