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NUBE ESTÉRIL

Los arrancones de San Javier

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Escrito en Hidalgo / Opinión el
Los arrancones de San Javier

Durante la noche o de madrugada, puede ser hoy o mañana pero nunca en días consecutivos para garantizar cierta clandestinidad o un aire de evento furtivo solo para iniciados, la avenida San Javier, en Pachuca, se convierte en una pista de arrancones de autos último modelo. 
 
Es de dominio común, nadie lo cuestiona en esta zona considerada una de las más ricas de la capital: aquí, lo mismo viven rectores de universidades, políticos o funcionarios de gobierno, aquellos con poder de decisión, además de los restaurantes, taquerías, cafeterías, bares y comercios, antiguos o recién inaugurados, que se esparcen por la calle con sus terrazas y escaparates.
 
Los vehículos que participan en las singulares competencias o exhibiciones son de modelo variado, algunos modificados y recién pintados, pero la constante es el precio de la adquisición que, lo más barato que se puede ver, es el millón de pesos como mínimo.
 
Lo cual contrasta con los jóvenes que conducen, quienes se reúnen en un punto de la avenida y, después de cierto tiempo para dar oportunidad a que lleguen más compañeros, entre música y botellas de cerveza, parten para demostrar la potencia de sus motores.
 
No arrancan todos al mismo tiempo, no, primero uno o dos que veloces llegan en minutos hasta las inmediaciones de la central de abastos y regresan lo más rápido posible al otro extremo de la avenida de San Javier, en el cruce con bulevar Colosio, un kilómetro aproximado de frenética carrera.
 
Luego de que vuelva el primer par de autos, saldrán otros competidores después de diez o quince minutos dependiendo de cómo estén los ánimos.
 
De lejos la ciudad se adormece en un murmullo nocturno de perros que ladran, de viento pasando entre las ramas de los árboles y luces que tiemblan, cuando el primer coche rompe la calma urbana, avanza desesperado con los faros encendidos, seguido de otro y otro más, su paso marcado por el estruendo del motor que predice el inicio de la jornada o competencia o quién sabe qué sea.
 
Entonces frenan a unos centímetros de los topes o los brincan, esquivan los pocos carros que a esa hora transitan por la ciudad, taxistas desvelados que se detienen para evitar algún accidente, y si la noche es singular, más concurrida en comparación con otras, los arrancones de San Javier llegan hasta el Río de las Avenidas y ahí duran hasta la madrugada.
 
Claro que las patrullas de los policías municipales y estatales rondan la avenida San Javier tal vez alertados por alguna denuncia ciudadana, algún vecino que padece insomnio, pero es más probable que detengan a un borrachito desorientado que se atrevan a contrariar a los intrépidos conductores.
 
Al final, los autos último modelo avanzan hacia las privadas de la colonia, apaciguados sus jóvenes tripulantes, y ahora sí la avenida se sume en el silencio a unas cuantas horas del amanecer.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo 
Escrito en Hidalgo / Opinión el