De tal abuelo tal nieto
EL TLACUILO
Nieto del famoso general italiano del siglo XIX, tenía 31 años cuando se enroló en el ejército maderista que logró la caída del régimen porfiriano en 1911. Al tomar las armas junto a Pascual Orozco y Pancho Villa, continuaba la tradición de una dinastía que había combatido por la libertad en distintos países.
Su abuelo principal héroe de Italia fue una celebridad en la Europa revolucionaria de mediados del Siglo XIX, por haber comandado tropas internacionalistas. También había combatido en Sudamérica y Brasil, se casó con Anita Ribeiro. Allí nacieron sus cuatro hijos; los dos hombres, Menotti y Ricciotti; lo acompañaron en la lucha en distintos países e igualmente cobraron fama como generales.
Peppino nació en Australia en 1879, hijo de madre inglesa y de Ricciotti Garibaldi. A finales de siglo sus padres se trasladaron a Italia y, cuando aún no cumplía 18 años, dejó sus estudios para incorporarse a la brigada “garibaldina” que en 1897 dirigía su padre en Grecia contra el poderoso Imperio Otomano. Tuvo su bautismo de fuego en las batallas de Domokos, en las que obtuvo su grado militar.
En 1900 se enroló con Inglaterra en la Guerra bóer de Sudáfrica: los colonos blancos pretendían instaurar la Republica Orange, con súbditos negros en territorios del Imperio. Su familia le reprocharía por mucho tiempo esa decisión, pero Peppino adujo que lo hizo por recomendación de su madre, Constance Hopcroft.
Regresó al Nueva York refugio de conspiradores de distintos países y se enroló en la revolución liberal de Venezuela contra el dictador Ciproano Castro.
La vida de Giuseppe se halla marcada por su necesidad de establecerse y por el llamado de su padre a continuar la tradición garibaldina; lo mismo ocurre con sus hermanos: Bruno lo llama desde Cuba; Sante y Ricciotti Jr. desde Egipto, Menotti está en China; Constante y Ezio desde Italia.
Peppino acepta trabajar para una compañía italiana como inspector de las condiciones de trabajo en el Canal de Panamá. En 1910 escribe a sus hermanos para invitarlos a México a explorar minas de oro en Chihuahua. Llega solo, pero en febrero de 1911 atiende el llamado a las armas de Abraham González.
Garibaldi desde El Paso, Texas, Estados Unidos junto con el general sudafricano Benjamín Viljoen y el norteamericano Alberto Harrington combatieron por los ideales del ‘‘Apóstol de la Democracia’’ Francisco I. Madero.
La incorporación de “Peppino” Garibaldi a las tropas maderistas generó algunas fricciones por ser extranjero, sobre todo con Pascual Orozco y Francisco Villa.
Se distinguió en la batalla de Casa Grandes y Ciudad Juárez. Debido a su destacada participación, pronto consiguió la confianza de Francisco I. Madero, quien lo ascendió a jefe de la Legión Extranjera, compuesta por cuarenta integrantes entre ellos Oscar Creighton, “el Diablo Dinamitero"; tras el triunfo de la revolución, acompaña a Madero en su segunda campaña presidencial.
Después de una vida en distintas partes del mundo, en 1922 regresó a Italia como opositor al fascismo, encabezado por Benito Mussolini. Lamentablemente en esta ocasión no logró derrotar a las fuerzas fascistas, por lo cual regresó a Estados Unidos. En 1940 viajó a Italia, pero fue arrestado por orden de la Wehrmacht alemana y detenido hasta 1945.
Murió el 19 de mayo de 1950 en Roma, sin hijos. En el cortejo fúnebre lo acompañaron los divisionarios de la Resistencia Italiana. Con base a su labor en México, en 1921 la plaza del Baratillo, ubicada en el centro histórico de la Ciudad de México, cambió su nombre a Plaza Garibaldi como homenaje a “Peppino” Garibaldi.