El destino como el gran arquitecto de la amistad
ECO DE LA MAÑANA
La forma en que la amistad hace acto de presencia en nuestras vidas varía mucho de las etapas por las que atravesamos; en la infancia, el colegio es el contexto principal, más adelante, en lo laboral las oficinas son los puntos en que más llega a desenvolverse, aunque en este último distan las opiniones y se enfatiza en que el objetivo es el trabajo, sin embargo, sí el destino y la voluntad humana se compaginan, la amistad puede florecer.
Considero tres momentos: Lo mágico: es que llegan en el momento justo, sin aviso, sin buscarse, y se convierten en piezas clave de nuestra historia, lo curioso: es la manera en cómo se presenta, no da señales de las conexiones de los encuentros destinados a suceder, y lo extraordinario: es lo indispensable que pueden llegar a ser los amigos(as), que permanecen sin importar el tiempo, las diferencias, distancias o cambios, sortean la evolución de los involucrados y se acompañan durante años, incluso, puede haber distanciamientos, pero tiempo después, reaparecen en el momento preciso. porque al final, no es cuestión de casualidad, sino de encuentros predestinados.
Más allá de la lógica y sin explicaciones racionales hay personas con las que compartimos lazos más fuertes, de manera muy sentimental puedo señalar que es porque las almas se reconocen, tal como lo señala la leyenda del hilo rojo, a pesar de que ésta, está más relacionada con el aspecto del amor, en mi creencia puedo señalar al destino como principal culpable de al destino, hay quien puede decir que es por el azar, la casualidad o simple coincidencia, pero a veces el destino juega su propia partida y nos presenta a personas que, de otra manera, jamás hubiéramos conocido, encuentros fortuitos que pueden llegar a marcarnos y nos muestran el valor de una verdadera amistad que nos redefine y rompe con nuestro contexto y expectativas.
Quizá la lección del destino es que no podemos controlar todo, nos muestra que en la amistad no hay reglas establecidas, nos revela que los son en esencia, que nuestros lazos más valiosos no siempre están con la gente de toda la vida, sino en aquellos que se vuelven confidentes, cómplices y esenciales, relaciones trazadas con líneas firmes, encuentros que desafían cualquier predicción, amistades que no solo llegan, también se cultivan y deciden de manera consciente quedarse y sostener la conexión.
Vale mencionar la idea aristotélica que señala que los amigos virtuosos ven en el otro una especie de "otro yo", que un verdadero amigo es "un solo alma habitando en dos cuerpos", porque en esa conexión se reconoce lo más profundo de la esencia humana, no solo es un lazo social, sino una expresión del amor hacia uno mismo reflejado en otro y por mucho da sentido a nuestra existencia. Aristóteles decía que una amistad verdadera es inmortal en esencia, porque incluso si hay distanciamientos, el lazo sigue existiendo.
Al final, tal vez la amistad es un equilibrio entre destino y la elección: la chispa que se enciende sin previo aviso, pero que requiere del calor humano para mantenerse viva. Por ello este 14 de febrero hay mucho por celebrar, que los amigos lleguen a nuestra vida siempre, que fluyan en sintonía y sumen de la misma manera en que nosotros debemos hacerlo para resplandecer en la vida de otros.
¡Feliz San Valentín, día de la verdadera amistad!, a los amigos de siempre, ¡los recientes y los que están por llegar!