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'Prefiero morir en lucha que plagiada'

Lupita y su amiga se enfrentaron con un taxista agresor, quien la atacó a puñetazos.

Escrito en Hidalgo el
'Prefiero morir en lucha que plagiada'

Lupita no sabe si le salvó la vida defenderse de los golpes que le propinaba un asaltante y presunto secuestrador, que después de patearla en el suelo, la agarró del cabello y desde el asiento del copiloto, con la portezuela abierta, la arrastró mientras un cómplice arrancaba el vehículo en el que pretendían raptarla.

De lo que sí está segura es de que prefiere morir defendiéndose a que la secuestren y después hagan con ella lo que quieran.

El domingo en la madrugada, junto con su amiga Adriana, salió de un espectáculo en el Parque Fundidora, y esperaron en vano un auto Uber para trasladarse al poniente de Monterrey. Cerca, una la de taxis aguardaban clientes. Un taxista se acercó, pretendía cobrar 500 pesos, pero luego bajó la tarifa: “Súbanse, les cobro 300”. Las originarias de Sonora aceptaron.

De acreditarles los ilícitos podrían ser condenados a 150 años de prisión; tres víctimas los reconocieron como quienes las plagiaron y abusaron de ellas.

Al abordar el taxi, el tipo preguntó: “¿por dónde quieren que me vaya?”, Lupita indicó: “Por Constitución, Gonzalitos y Leones”. La pregunta se las hizo varias veces mientras seguía avanzando con el celular prendido.

Cuando iba por Constitución a la altura de Belisario Domínguez, dijo que el auto se había descompuesto, se salió a una calle lateral y frenó. Llegó otro taxi en el que iban dos sujetos, se emparejaron al primero, y el que iba de copiloto descendió, abrió la puerta del lado donde iba Adriana, le quitó su mochila y quiso arrebatar el bolso de Lupita, pero ella se defendió.

Forcejeando, las dos jóvenes salieron del taxi. Un sujeto golpeó a Lupita con el puño cerrado y de un segundo puñetazo la derribó. Ya en el suelo la pateó en el abdomen, y luego la jaloneó, quería subirla al otro vehículo. El asaltante que abordó como copiloto tomó del cabello a la joven y la arrastró contra el pavimento varios metros.

“Cuando me levanto y veo las luces de una patrulla me sentí segura, dije ‘ya llegó protección, alguien que nos va a salvar’. Se estaciona el policía [de Fuerza Civil] y para sumarle al dolor, se baja de la patrulla, y riendo nos dice burlonamente: ‘ustedes, porque son mujeres, para qué andan solas, y aparte, niñas, se nota que andan tomadas’, y seguía riéndose”.

“Me sentí más sola que nunca, ya no sé quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Corrí por la parte más transitada, pero ningún carro se paraba. Nos sentimos solas en el mundo, y Lupita detalla que una segunda patrulla se paró después con una mujer policía, lo cual le dio alivio, fue quien las auxilió a ella y a su amiga.

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