36 ajolotes por kilómetro cuadrado... Y bajando
Un grupo de científicos de la UNAM implementa un programa para recuperar el hábitat de este anfibio.
En la quietud del amanecer en Xochimilco, el biólogo Rubén Rojas empuja su canoa azul con un pequeño remo, atravesando despacio ese conjunto de canales al sur de la Ciudad de México. Es viernes y más tarde llegarán las trajineras (coloridas barcas de madera) cargadas de alcohol y música a todo volumen. Pero a esta hora tan solo se escucha a las garzas batir las alas y a las vacas mugir desde las chinampas, esos islotes de tierra donde se cultiva desde hace 2.000 años.
Señalando el agua turbia de los canales, Rojas explica que en poco más de medio siglo este ecosistema se degradó tanto que empujó hasta el peligro crítico de extinción a su más distinguido habitante: el ajolote.
Del náhuatl axolotl, que significa "monstruo acuático”, ese pequeño anfibio despertó fascinación desde las culturas precolombinas, que veían en él una reencarnación del dios Xólotl, hermano de Quetzalcóatl. Laboratorios farmacéuticos de todo el mundo lo analizan por su capacidad de regenerar partes del cuerpo y una reciente publicación de la revista Nature revela que su ADN es el mayor que se haya analizado hasta ahora, diez veces superior al del ser humano.
Una criatura única con ojos muy separados y una corona de ramitas semejantes al coral que son sus branquias. A veces nada como un pez ondulando todo el cuerpo; otras veces camina con sus cuatro patas provistas de diminutos dedos casi humanos.
Pero las autoridades mexicanas han hecho poco por frenar la rápida desaparición del ajolote en su hábitat natural. Si en 1998 existían 6.000 por kilómetro cuadrado en Xochimilco, en 2014 tan solo eran 36, según el último censo elaborado por la UNAM.
Para cambiar el trágico destino al que parece estar abocado el “Ambystoma mexicanum” (su nombre científico), Rubén Rojas y el resto del equipo del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la UNAM decidieron “tomar la batuta” y poner en marcha hace unos meses Refugio Chinampa.