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Cambio climático y plaga afectan Parque Nacional El Chico: especialistas

Al menos 519 hectáreas presentan afectaciones graves.

Escrito en Hidalgo el
Cambio climático y plaga afectan Parque Nacional El Chico: especialistas

El cambio climático, agravado por una sequía extrema en 2024, desató una plaga de insectos descortezadores que afecta ya al 25 por ciento del Parque Nacional El Chico, en Hidalgo. Las autoridades aplican medidas de emergencia para contener el daño, pero reconocen que los recursos asignados son insuficientes.

El parque, una de las principales áreas naturales protegidas del estado, enfrenta una emergencia sanitaria forestal: al menos 519 hectáreas presentan afectaciones graves.

 Las zonas más dañadas se localizan en Jaramillo y Cedral, donde cientos de árboles murieron tras las olas de calor de abril a junio del año pasado, lo que generó condiciones ideales para que los insectos se volvieran más agresivos.

Especialistas explicaron que los insectos, que normalmente se alimentan de árboles debilitados, se multiplicaron de forma inusual. “La sequía fue la ‘cereza del pastel’. Facilitó el crecimiento masivo de estos insectos”, señaló la doctora Juana Josefa González, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Las especies identificadas —Pseudoleucanus variegatus, Crypturgus y Scolytus— viven dentro de los troncos y colonizan diferentes partes del árbol, provocando su muerte progresiva. La plaga dejó de ser endémica para convertirse en epidémica. “Cuando hay más alimento, hay más insectos. Y eso es justo lo que pasó aquí”, añadió.

El proyecto de atención cuenta con una inversión conjunta de 15 millones de pesos entre el gobierno estatal, federal y el municipio de Mineral del Chico, pero autoridades reconocen que ese monto es insuficiente.

 “No alcanza para sanear todo el parque. Por ahora se priorizan las zonas más críticas”, explicó personal técnico de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

Las acciones implementadas están alineadas con la Norma Oficial Mexicana NOM-019-SEMARNAT-2017, que permite:

            •          Derribo de árboles muertos o gravemente afectados.

            •          Descortezado y troceado para eliminar insectos internos.

            •          Astillado o quema controlada de la madera.

            •          Aplicación de insecticidas y métodos físicos.

            •          Inyecciones fitosanitarias en árboles aún recuperables.

Además, se utilizan sensores LIDAR y cámaras multiespectrales para ubicar con precisión los árboles afectados y acelerar la respuesta técnica.

Marisa López Herrera, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, subrayó que esta plaga es consecuencia directa del desequilibrio ambiental.

 “El cambio climático ha alterado los ciclos de vida de estos insectos. Ahora se reproducen más veces al año. El bosque perdió su capacidad de autorregularse”, explicó.

El saneamiento apenas comienza. Ya se han derribado más de 1,500 árboles en una primera fase, pero especialistas advierten que, sin monitoreo constante, respaldo científico y participación comunitaria, el problema podría exte

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