Se envalentona Sheinbaum en sus actos tras amagos de Trump: 'tengo un pueblo detrás de mí'
La presidenta Claudia Sheinbaum asegura que no le falta "valentía" ante los amagos de Donald Trump de imponer aranceles a México y recibe el apoyo de beneficiarios de programas del gobierno.
Texcoco, Estado de México.- La gira se vuelve sentimental y patriótica. La Presidenta Claudia Sheinbaum pica el aire con el índice doblado hacia el atril y dice: "¡No me falta valentía, porque tengo un pueblo detrás de mí!".
Mira a las más de 5 mil cabezas que tiene enfrente esperando sus tarjetas de 40 mil pesos, cada una, mientras ella encara la amenaza de aranceles de Donald Trump. Se le humedecen los ojos y agita el índice diciendo no y no: "¡No estamos solos, ni ustedes, ni nosotros!".
Miles bajo la carpa blanca aplauden y gritan: "¡No estás sola!"
Los 17 funcionarios sobre el templete se ponen de pie y levantan el puño izquierdo. Hace una pausa, para parpadear y pasar rápido el bocado de aire. Luego continúa: "La soberanía no está en venta, la patria no está en venta, aquí defendemos nuestra patria".
Un día después del anuncio de Trump contra México, en represalia por lo que ve como poco combate al narcotráfico, Sheinbaum sigue con su baño de pueblo.
El sábado estuvo en Valle de Chalco, Ixtapaluca y Chicoloapan. Ayer, por Texcoco y Ecatepec, al oriente del Estado de México. Prometiendo 40 mil pesos para remodelar las viviendas. O para empezarlas. Que les falta el piso de cemento, los aplanados, las ventanas, casi todo.
Autopistas, baches y terracería. Centros comerciales y campos de fútbol de tierra y polvo. Cinco mil, acaso más personas en cada mitin. En todos, unas cinco horas de espera porque los citaron mucho antes y la Presidenta, ocupada en defender la patria, se retrasa.
"No hemos dormido, porque desde antier, ya el jueves, ya como que iba... el viernes (mi cuñada) ya estaba delirando y no podía morirse hasta que se murió ayer apenas", dice Inocencia Juana García Aguilar, de 63 años cumplidos, recién el 28 de diciembre.
Cabeceaba dormida frente al templete. Eran ya casi las 12, ya estaba en el panteón de Amanalco el cajón de su cuñada, María Joaquina, fallecida a los 91 años, y la Presidenta no llegaba.
Me dijeron que no falte yo. Si no, no me van a dar mi apoyo, por eso vine", decía, todavía sin su pensión de Bienestar de los 63 años. "Como yo era la tutora de mi cuñada, en paz descanse, a ver si nomás podrían cambiar el nombre".
Retumbaba un helicóptero, pero no era la presidenta. Si no la seguridad militar que la acompaña. Antes de las dos de la tarde, más de una hora después de lo programado llegaba. La noche anterior le había respondido en un mensaje a Trump. Por la mañana convocó a Palacio Nacional a su gabinete. "Tuvimos varias cosas en la oficina temprano y se nos hizo un poco tarde", dice.
Baile de cifras, millones y millones. Promesas de ahora sí no van a faltar los medicamentos. Tal como lo prometía el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador. Tal como él, apelaba al sentimentalismo, a la división entre buenos y malos. A la encuesta a mano alzada:
"¿Quién tiene aquí problemas de agua potable en su vivienda, de drenaje, de baches en sus calles, de luminarias?", preguntaba y todos decían yo.
A pesar de que ahí estaba el Alcalde de Texcoco, Nazario Gutiérrez, y la ex Alcaldesa Delfina Gómez, hoy Gobernadora del Estado de México, y el ex Alcalde Horacio Duarte, todos de Morena, junto con el padrino de los tres, Higinio Martínez. A pesar de eso, en Texcoco falta todo.
Sheinbaum minimizaba el impacto de los aranceles. Les afectará más a ellos, decía y todo el auditorio lo daba por hecho.
"El que se aflige se afloja", acostumbraba decir López Obrador ante lo más grave.
"Tenemos una escuela que nos dejó el Presidente López Obrador", presumía la Mandataria. Cerraba su mitin con una canción de los Tigres del Norte. Nada más le faltó envolverse la bandera.
Neblina y polvo. Humedad, la noche anterior cayó un aguacero en Ecatepec y el cielo gris se cierne sobre la carpa del deportivo. 6 mil 6700 esperan las tarjetas. Cientos no lograron entrar. A otros se les dijo que no les iban a dar hasta la próxima semana. "Entonces para qué nos hacen venir", protestaron, pero ya hablaba la Presidenta.
"Y dijeron: '25 por ciento de aranceles a México'. Así dijo el presidente de los Estados Unidos. ¿Qué significa eso?"
"¡La guerra!", gritó un hombre perdido entre el mar de gente.
"Le dije: A ver, presidente Trump.."
¿Qué hizo Trump? ¿Qué le respondió ella?. Cómo le dijo que, en vez de poner sus ojos en los grupos criminales de México, los pusieran en los de su propio país, contaba Sheinbaum.
"Que no nos vengan a dar clases de civismo, porque ¡el pueblo de México les da clases de ética y de civismo!", decía.
La amenaza de aguacero se volvía llovizna furiosa y fría. Sheinbaum agradecía la unidad al rechazo a los aranceles por el mal que causarían. "Los empresarios de Estados Unidos ya se juntaron y dijeron: 'Oiga, pero ¿para qué?, ¿por qué?, pero qué necesidad', como diría Juan Gabriel."
Terminaron los discursos. Pusieron de nuevo a los Tigres del Norte que oyeron de pie: "Quiero recordarle al gringo/ Yo no crucé la frontera/ La frontera me cruzó". Después, se cantó el Himno.
HLL
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