Buscar

Nos faltan 13 mil niños

Por más escalofriantes que sean las cifras, por más trabajo diario de colectivos, organizaciones y autoridades para localizar a miles de niños, la epidemia no ha hecho sino empeorar.

Escrito en Opinión el

Génesis Jiménez tiene 15 años y desapareció en Puerto Escondido, Oaxaca, el 13 de abril. Tiene un lunar grande, debajo de la nuca, y cabello largo castaño oscuro. Mientras escribo esta columna, sigue desaparecida, al igual que otras niñas en México que salieron a la tienda, fueron a la escuela, fueron cooptadas para trata, vendidas a familias que no podrían tener hijos, o engañadas para obligarlas a hacer trabajos forzados.

Desde el inicio del gobierno de Felipe Calderón, 13,543 niñas y niños han desaparecido y permanecen así hasta ahora, dicen las estadísticas del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Cuatro de cada 10 desaparecieron en los tres años y medio que lleva el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Una de ellas es Angélica Barrón, que tiene 16 años y desapareció el 14 de abril en Tultitlán, Estado de México. Llevaba playera blanca, pantalón azul, tenis. Tiene una cicatriz por una herida en la mejilla derecha. Como en su caso, las estadísticas muestran que la situación ha empeorado desde el inicio de 2020. Las principales víctimas son niñas entre los 12 y los 17 años. Los estados con más menores desaparecidos, que no han sido encontrados son, en ese orden, Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Zacatecas y Tamaulipas.

Informes oficiales muestran que muchas de las desapariciones de adolescentes en el Estado de México se deben a que criminales reclutan a niñas y niños a través de las redes sociales, principalmente para explotación laboral y sexual. Un informe publicado esta semana por la Organización de las Naciones Unidas, después de una visita oficial a México el año pasado, señaló que la militarización del país está asociada a la epidemia de desaparición y violencia, a la crisis institucional de atención a los derechos humanos y a la "impunidad casi total" en el país.

Juan Martín Pérez García, activista por los derechos de la niñez y coordinador de #TejiendoRedesInfancia, me dijo que uno de los grandes problemas de la infancia es la invisibilidad. "Tenemos niños asesinados en masacres a sus familias, niñas desaparecidas y asesinadas, y muchos casos en los que las autoridades no cumplen con los protocolos de búsqueda", me dijo.

Esta semana, varias niñas desaparecidas en Nuevo León y Oaxaca atrajeron mayor cobertura de la prensa, pero los activistas dicen que su normalidad es lidiar con el desinterés. "En México un volante, un folleto, una ficha de desaparecido es tan común que nos hemos vuelto indiferentes como sociedad", me dijo la abogada Selene Rodríguez.

El 10 de abril, Andrea Brandy desapareció después de salir de su casa en Mérida, Yucatán. Tiene 17 años. Llevaba un vestido gris, un saco negro, tenis. Pérez García asegura que en muchos estados no se inicia una búsqueda inmediata de los menores, cuando desaparecen, y aun se le dice a la familia que la persona desaparecida "quizá está enojada o se fue con el novio". "En el caso de menores, aunque se hayan ido por su voluntad, están en peligro y las tres primeras horas tras la desaparición son claves. Necesitamos que las autoridades actúen mucho más rápido", me dijo Pérez García.

Por más escalofriantes que sean las cifras, por más trabajo diario de colectivos, organizaciones y autoridades para localizar a miles de niños, la epidemia no ha hecho sino empeorar. Rodríguez lleva años localizando personas en la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, una organización que ha encontrado a más de 5 mil personas y aún busca a más de 600. Sus colaboradores se mantienen con donativos privados. "Tenemos cada vez a más chicos que engañan, a más adolescentes obligados a trabajar para el crimen", me dijo Rodríguez.

Olivia Pablo, de 13 años, desapareció en Los Reyes La Paz, Estado de México, el 9 de abril. Vestía tenis, pantalón de mezclilla y una sudadera. No sé si alguna de las niñas sobre las que hablo en esta columna habrá sido localizada cuando el periódico se publique. Pero sé que hay que contarlas a todas, porque todas importan, porque la violencia familiar, la pobreza, la falta de oportunidades, la impunidad, siguen poniendo en peligro a miles de niñas y niños; a los que aún están en sus casas y a los que aún no hemos encontrado. 

@penileyramirez

 

Temas

Escrito en Opinión el

Opinión en tu buzón

Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo

Opini�n