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'Sic semper tyrannis'

La expresión en latín que da título al opus de hoy, que quiere decir "así siempre a los tiranos", se le atribuye a Bruto en el momento exacto en que clavaba su daga en el cuerpo de su mentor, el Cónsul Julio César, en el piso del Senado romano.

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'Sic semper tyrannis'

La expresión en latín que da título al opus de hoy, que quiere decir "así siempre a los tiranos", se le atribuye a Bruto en el momento exacto en que clavaba su daga en el cuerpo de su mentor, el Cónsul Julio César, en el piso del Senado romano.

El sentido de la expresión es obvio: los tiranos, esto es, quienes ejercen y abusan del poder para cumplir sus caprichos o su narcisismo, SIEMPRE ACABAN MAL.

Julio César, declarado dictador perpetuo, aspiraba a ser Emperador, a lo que se oponía un buen número de Senadores -y ciudadanos- romanos, quienes estaban a gusto en la democracia relativa de una República y no deseaban someterse al poder absoluto de un solo hombre.

La infinita hambre de poder y gloria del César lo condenó a un triste final, no obstante sus impresionantes logros militares.

Hablamos de historia, de lo que fue, no de lo que debió ser, y hablamos también de lo que hechos recientes indican que le espera a un meganarciso, más bully que tirano, quien ejerció el poder abusando de él y excediendo sus limitaciones, pensando que las leyes y las buenas prácticas de Gobierno no se le aplicaban a él.

Nos referimos al ex presidente Donald Trump, quien sufrió antier la indignidad de ver su residencia en Florida, Mar-A-Lago, en Palm Beach, sujeta a una REDADA del FBI para buscar documentos secretos o clasificados que no podían ni debían legalmente estar en posesión suya, ni siquiera fuera de la Casa Blanca o el Pentágono.

La redada la autorizó un juez, así que se trató de un acto legal, dentro de un proceso que se le sigue a Trump por violaciones cometidas a las leyes por él.

Nunca en la historia norteamericana el domicilio de un ex Presidente había sido objeto de una redada por el FBI o cualquier otro cuerpo de justicia.

Este acto judicial fue convertido inmediatamente por los republicanos en un "allanamiento", y no pocos de ellos salieron en defensa de su ex Presidente ATACANDO al FBI y a los demócratas.

Obvio, en las horas posteriores a la redada -el propio Trump se encontraba en Nueva York- se levantó una enorme polvareda en Estados Unidos y Trump denunció que le "querían impedir volver a ser Presidente".

Visto de lejos, el Departamento de Justicia sólo busca que se aplique la ley y que todos la cumplan, INCLUYENDO Presidentes y ex Presidentes.

Existe -como ustedes ya sabrán- una investigación del Departamento de Justicia en torno a la invasión de trumpianos al Capitolio que intentaba impedir la toma de posesión del nuevo Presidente (Biden), ya que ha surgido información de que el mismo Trump la pudo haber INSTIGADO.

Lo cual se toma como un acto de SEDICIÓN y violación a los preceptos democráticos de nuestro vecino al norte del Bravo.

Las gallinas vuelven, pues, al corral: tanta arbitrariedad y capricho de Donald Trump desde su investidura no estaban -por su naturaleza grave- destinadas a tolerarse SIN CONSECUENCIAS.

Coincidentemente, y absolutamente sin relación a la redada (aún), un juez acaba de determinar que Trump debía entregarle a un comité especial del Congreso sus registros fiscales.

O sea que hasta el manejo de sus impuestos será escudriñado -legalmente-, por lo que aún pueden surgir sorpresas, como el que este Presidente/empresario se haya tomado libertades con las deducciones que realizó durante su gestión en el servicio público.

Todo lo comentado hasta el momento se presenta en unos tres o cuatro días ciclónicos, posteriores a cuando realizó unas declaraciones públicas bastante curiositas: hablando de México dijo que su Presidente, el consabido señor López, es su AMIGO, y que es OK, a pesar de que "es un socialista".

Cosa curiosa ésta, porque si algo nos ha enseñado la historia es que TAMPOCO los Presidentes socialistas amigos de otros Presidentes de cualquier corte geométrico, pero con las mismas tendencias tiránicas, están exentos de ser llamados a cuentas.

Mientras ostentan el poder pueden EXCEDER sus facultades y cometer abusos de poder, ya por capricho, ya por complicidad, ya por el afán de impulsar agendas no ortodoxas, o bien, contrarias a las reglas económicas que rigen los mercados en las democracias.

Entre ellas, la libertad de emprender, el libre comercio, los mercados abiertos y libres y todas las prácticas modernas que de éstas se derivan.

Pisotear estas reglas acarrea las mismas consecuencias que mancillar las prácticas democráticas y por ello habrá consecuencias.

Lamentablemente, en muchas ocasiones es el PUEBLO el que acaba pagando las CONSECUENCIAS de estos excesos, de estos abusos de poder.

Pero en estos casos, los pueblos saben cómo traer a cuentas a quienes los victimizan por el mal Gobierno y malas prácticas.

Los tiranos creen que se las pueden todas, esto hasta que les toca caminar rumbo al patíbulo a pagar la factura por sus tropelías.

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