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DIÁLOGOS DE VIDA

‘Hablando de vivir’

¿Cuál es el propósito de la vida humana? ¿Cuál es el objetivo? ¿Cuál es la razón de existir?; lo ideal sería encontrar una respuesta universal y atemporal que tenga sentido para todos los seres humanos... 

Escrito en Opinión el
‘Hablando de vivir’

¿Cuál es el propósito de la vida humana? ¿Cuál es el objetivo? ¿Cuál es la razón de existir?; lo ideal sería encontrar una respuesta universal y atemporal que tenga sentido para todos los seres humanos. 

¿Por qué la universalidad?: porque el pertenecer todos a la misma especie, somos uno, independiente de la diversidad humana y de nuestra propia individualidad. En otras palabras, todos, con un mismo origen por ser humanos, tenemos un propósito común y una misma razón de existir y consecuentemente necesitamos una respuesta con sentido que nos ilumine y nos satisfaga. Como consecuencia, no caben en la respuesta factores de diferenciación como: la cultura, edad, sexo, época histórica, clase social, educación o creencias personales, incluidas las deidades y religiones; ya que estas variables son personales y al ser cada uno único y distinto, romperían con el principio de universalidad. En adición, muchas de estas variables son opiniones, percepciones y creencias que nada tienen que ver con la realidad o con nuestra humana naturaleza. Por ello, usaremos la inteligencia y la razón como herramientas de análisis y buscaremos que las ideas y las respuestas derivadas de ellas tengan un grado de evidencia, estén apoyadas en el sentido común y sean lógicas.

Desde nuestro punto de vista, tener un objetivo claro en la vida nos permitirá alinear nuestros pensamientos y acciones, de forma que cada cosa que hagamos contribuya a nuestras vidas y el sentido de ellas, logrando sinergia (RAE: Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales), esto nos dará fortaleza, impulso, confianza y certeza, nos hará sentirnos bien y nos ayudará a mantener un estado de felicidad constante, objetivo final, desde nuestro punto de vista, de esta aventura maravillosa que es nuestra vida. 

Empecemos: al ser parte de una especie conformada hoy por 7.9 mil millones de humanos habitando en la misma casa, entiéndase planeta tierra, al encontrar el sentido, las similitudes y las coincidencias respecto a nuestras vidas, tendremos la oportunidad de construir formas de asociación que sustentadas en el respeto a la vida, den como resultado una convivencia armónica. Al tener una tarea compartida con objetivos comunes, las formas de relacionarnos sentarán las bases para que todos, familia, amigos, vecinos, nuestra comunidad y las comunidades nacionales e internacionales, podamos vivir en paz y así cada uno, en nuestra propia individualidad, alcanzar nuestra propia plenitud de personas y por ende ser felices.

Lo primero es observar quiénes y cómo somos (temas tratados en artículos anteriores), ser introspectivos, reflexionar y poner atención usando nuestra mente e inteligencia para darnos cuenta que lo que somos en última instancia, valga la redundancia, es lo interno (nuestra esencia, nuestro yo) y no lo externo (entorno y medio ambiente). Cuando uno observa con atención y tomamos distancia de nuestros pensamientos y creencias, dejamos de identificarnos con ellos, se clarifica que somos seres espirituales teniendo una experiencia terrenal y no al revés, o sea, seres terrenales teniendo una experiencia espiritual. Somos algo más que animales racionales, pero ojo: no es necesario practicar una religión o creer en una deidad para darnos cuenta, solo necesitamos observarnos. De hecho, es nuestra opinión que religiones y deidades meten ruido y distorsionan nuestra humana naturaleza al pretender, con medias verdades o mentiras completas, todas inventadas, imponernos dogmas y creencias que solo tienen vida en la mente de sus inventores, a los que identificamos en las diferentes épocas de la historia humana, como ¡Casta sacerdotal!, vivales que apoyados en el miedo y la ignorancia, inventan dioses y preceptos que condicionan nuestro actuar y buscan, para su beneficio, conducir nuestras vidas desde la niñez, basados en un adoctrinamiento inmoral y abusivo <cosa de ver la conquista de México y la imposición religiosa que amparó crímenes y despojos en Latinoamérica. Citamos a Eduardo Galeano: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: «Cierren los ojos y recen». Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.”>). 

Decíamos: Somos algo más que animales racionales; comenzar por tener claridad acerca de quiénes somos y comprender que todo lo externo a nosotros es fruto de la suerte, la circunstancia o el azar, nos ayuda a entender de qué se trata la vida, ya que, si nos identificamos con lo exterior, con creencias, culturas o nos identificamos con nuestros pensamientos (que creemos que son propios, pero en realidad son consecuencia del entorno en donde hemos vivido), vamos a creer que la vida se trata de cosas externas que no tienen que ver con quiénes somos y estaríamos cometiendo un error de origen al tratar de encontrar una respuesta en el lugar equivocado. Para dejarlo claro, lo primero es darnos cuenta de quiénes y cómo somos, para que nuestras acciones y objetivos no sean reacciones, creencias, pensamientos o acciones condicionadas por el exterior.

Lo siguiente es hacer un esfuerzo por distinguir entre tres conceptos que pueden llegar a confundirnos: Primero, el objetivo de vida, que es universal para nuestra especie y que contesta a la pregunta: ¿de qué se trata la vida?; segundo, el sentido de propósito, que es individual y en términos generales puede durar toda nuestra vida o cambiar a lo largo de ella y responde a la pregunta: ¿quién y cómo soy?; el tercer concepto, son los objetivos y metas que forman parte de lo cotidiano y en general tienen un tiempo de duración mucho más corto en comparación a toda nuestra vida y responden a la pregunta: ¿para qué existo?… Pero de ello, seguiremos platicando la semana entrante… Así de sencillo.

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser, Sr. y Santiago Heyser, Jr.

Escritores y soñadores

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