Rencillas.- Jaime Panqueva
Vaya nuevo comienzo: según cifras federales, 32 personas asesinadas en el estado de Guanajuato el pasado jueves, 3 de octubre. 16 más el viernes.
Vaya nuevo comienzo: según cifras federales, 32 personas asesinadas en el estado de Guanajuato el pasado jueves, 3 de octubre. 16 más el viernes. Tras la toma de protesta de la nueva gobernadora; el cambio de titular en la que ahora se llama Secretaría de Seguridad y Paz; y la renuncia bajo sus particulares términos del Fiscal General del Estado, esta ola pone a la nueva plantilla de cara a la realidad, ante la cual no cambia el discurso.
Se habla de trasladar más efectivos del Ejército o la Guardia Nacional (por lo general en cantidades que superen el centenar), algo que no ha brindado frutos, y se calla lo fundamental: quiénes son los perpetradores, por qué no ha desaparecido el negocio del huachicol y por qué tampoco hay una política eficaz frente al narcomenudeo y a las actividades ligadas al consumo de drogas (anexos legales e ilegales incluidos). La retórica local es la misma que seguimos oyendo en boca de funcionarios federales, gobernadores o alcaldes de otros estados y otros tiempos, ahora, por ejemplo en boca del alcalde de Salamanca, César Prieto Gallardo. Tras ser cuestionado por los 12 ejecutados en su ciudad respondió:
“Son temas de rencillas y son temas entre grupos criminales, ese es el asunto… es un tema lamentablemente entre grupos delictivos, la población civil no tiene nada que ver, es un tema entre ellos y la población podemos seguir haciendo nuestras actividades…”
Vaya nuevo viejo comienzo, no importan los colores del gato, la actitud sigue siendo la misma: los muertos son sólo de “ellos”, así que no importan. Y si también caen algunos de “los nuestros”, se estigmatizan como criminales o se les denomina víctimas colaterales de esas “rencillas”. ¿Qué tipo de rencilla puede saldarse en un par de días con 48 muertos? Lo llamarán reacomodo de cárteles o guerra por las “plazas”. Pero llámese como se llame, en Guanajuato o Sinaloa, ¿dónde están las autoridades para hacer valer el estado de derecho? En Guanajuato, por lo menos, lo vimos muy claro el pasado jueves: en la inauguración del Palacio de Hierro de León, que no respetó ni los titulares ensangrentados de la prensa.
Se niega la guerra, se exalta la frivolidad y al mismo tiempo se aspira a una paz, que en algún momento aparecerá sin fiscalías eficaces y un poder judicial amenazado por el mismo estado. La aspiración es tan grande y noble que la paz (o por lo menos su nombre) se impone sin cortapisas a la denominación de una secretaría que nos cuesta mucho a los contribuyentes y dispone de recursos de sobra para poner en cintura a cualquier banda criminal. ¿Por qué no lo ha hecho hasta ahora?
A esta blanca palomita de la paz se enfrenta el discurso belicista y absurdo de “ellos”, de quienes controlan las “plazas” y administran el miedo que nos tiene maniatados. Discurso que fluye como pocos a través de una música bestial disfrazada de entretenimiento, promotora de la violencia y de cualquier actividad relacionada con las “empresas” criminales, y que entre otros, en Guanajuato entonaba Emiliano Cuevas, asesinado junto a su acordeonista también el pasado jueves en Querétaro. Otro tipo de “rencilla”, o quizás la misma. Con los niveles de impunidad actuales, es muy posible que este crimen, al igual que muchos de los de esta semana queden sin esclarecerse. Ojalá me equivoque.
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