Cuando reina el desánimo.- Lourdes Casares de Félix
En distintas pláticas he sentido el desánimo ciudadano por el manejo del Gobierno federal que cada vez se torna más autoritario.
En distintas pláticas he sentido el desánimo ciudadano por el manejo del Gobierno federal que cada vez se torna más autoritario.
Ante situaciones notoriamente arbitrarias que acontecen en nuestro país, mexicanas y mexicanos se sienten nulificados. La reelección de Rosario Piedra como titular de la CNDH es un claro ejemplo.
Tenía el peor perfil entre las candidatas evaluadas, se rompieron las reglas de la convocatoria de participación descartando a otros perfiles mejores.
Las reglas del juego dejan de importar para obedecer a un mandato político que ordenó a la bancada de Morena votar por Piedra. Los congresistas que deben representar al pueblo se vuelven lacayos de un mandatario. Y así… muchos ejemplos.
Me llegó un Tik Tok del consultor de empresas Balam Ibarra, quien platica sobre una dinámica de colaboración que realizó.
Consistía en jugar una cascarita de futbol en una canchita improvisada con pequeñas porterías y con dos reglas diferentes; la primera: no puedes abandonar el partido hasta que se acabe el tiempo de juego, y la segunda: quien meta un gol tiene derecho a cambiar las reglas del juego como quiera.
Esta dinámica se realizó con todo tipo de gente, corporativos internacionales, industrias manufactureras, cooperativas de pescadores, campesinos y a grupos de distintos andares de la vida.
Más o menos el 10% de los equipos q anotaban primero decían que no querían cambiar las reglas diciendo vamos a jugar como es. Del 90 % restante, más o menos la cuarta parte cambiaba reglas, pero que no eran catastróficas para el otro equipo, como por ejemplo: no se vale que tu portero agarre la pelota con las manos, pero como las porterías eran tan chiquitas realmente no era tan importante, el resto ponía reglas más hostiles al principio, tales como si sale la pelota no importa quien la tocó al último, yo saco.
Pero en todos los casos conforme avanzaba el partido y se tenían que cambiar nuevas reglas se empezaron a poner más violentas incluso absurdas, por ejemplo: si tú anotas cuenta para mí y si yo anoto vale triple. La regla más ridícula fue: tú no tienes derecho a tener jugadores en la cancha.
El desánimo del equipo que iba perdiendo y al que le cambiaban las reglas sin poder defenderse iba aumentando.
Empezaron las verbalizaciones ofensivas, siguieron las patadas y al final casi todo mundo se salía, ya no querían jugar. Los que ganaban se sentían también mal y para seguir jugando decían, espera que cuando meta gol cambiaré una regla para ayudarte.
Pero ya era tarde, el caos reinaba. Al final nos sentamos a hacer una reflexión y todos nos dimos cuenta de que cuando las reglas cambian de forma arbitraria, no puedes defenderte y no puedes participar con las nuevas reglas con las que vas a jugar, todo proceso colaborativo colapsa.
Balam termina diciendo: “No sé porque, pero cada vez que veo noticias sobre mi amado país, este hermoso México que tan bien conozco, me acuerdo de esta dinámica con tristeza”.
Igual que a Balam, a miles desanima y entristece esta arbitrariedad que nulifica. No obstante, hay que considerar que la gente a nuestro alrededor puede mediante una participación ciudadana unida, con esperanza y positivismo lograr cosas buenas para México.
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