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OPINIÓN

Legislando para la salud digital y alcanzar la cobertura universal

Las soluciones digitales deben llegar a comunidades indígenas, áreas rurales y a aquellos con poca alfabetización, garantizando que estos grupos no queden excluidos de los avances en atención médica. Este compromiso guía mi agenda legislativa, con políticas centradas en ampliar el acceso a internet

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Legislando para la salud digital y alcanzar la cobertura universal

‘El que tiene salud, tiene esperanza; y el que tiene esperanza, lo tiene todo’.

 Thomas Carlyle

 

El día de ayer participé como ponente en un seminario web junto a parlamentarios y expertos en salud para abordar un desafío, a mi juicio, fundamental para México: lograr la Cobertura Universal de Salud (CUS) mediante la transformación digital. Este evento, organizado por UNITE y Transform Health, permitió discutir cómo la salud digital puede impulsar el acceso equitativo a la salud y los pasos legislativos necesarios para lograrlo.

Como miembro de la Comisión de Salud del Congreso desde 2018, he trabajado en reformas que reflejen tanto los desafíos de México como las mejores prácticas globales. Según CONEVAL, más de 50 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de salud, lo cual representa un reto que exige soluciones concretas de los formuladores de políticas. Aquí es donde la salud digital puede hacer la diferencia, siempre que se aborde con una legislación inclusiva y bien fundamentada.

La salud digital no es una solución mágica, pero ofrece un potencial transformador. Durante el seminario, discutimos un kit de herramientas desarrollado por UNITE y Transform Health, el cual proporciona pasos concretos para acelerar las políticas de salud digital. Este kit enfatiza la importancia de la infraestructura, la inclusión y las alianzas, aspectos cruciales para llegar a las poblaciones vulnerables. Como legisladores, debemos asegurarnos de que las estrategias de salud digital no se limiten a centros urbanos; necesitamos un enfoque que cierre brechas en lugar de ampliarlas.

Una pregunta planteada durante el evento fue sobre el papel de la salud digital en alcanzar la CUS, especialmente en las poblaciones vulnerables. Mi respuesta fue clara: la salud digital debe priorizar la equidad. Las soluciones digitales deben llegar a comunidades indígenas, áreas rurales y a aquellos con poca alfabetización, garantizando que estos grupos no queden excluidos de los avances en atención médica. Este compromiso guía mi agenda legislativa, con políticas centradas en ampliar el acceso a internet, mejorar la alfabetización digital y proteger la privacidad de los datos.

He promovido varias iniciativas para integrar la salud digital en el sistema de salud de México, entre ellas leyes sobre telemedicina, receta médica electrónica y protección de datos personales en salud. Cada una de estas iniciativas, complementada por el kit de herramientas discutido, busca mejorar la accesibilidad a la atención médica y optimizar los servicios para nuestros ciudadanos.
Por ejemplo, nuestra reciente propuesta sobre telemedicina establece un marco para la atención remota, con normas de calidad, privacidad y seguridad. Esta iniciativa no se limita a utilizar tecnología por conveniencia; busca garantizar que un ciudadano en una aldea remota pueda acceder a un especialista. Otra propuesta clave es la interoperabilidad de datos, que permite una comunicación fluida entre proveedores de salud, reduciendo errores y facilitando intervenciones oportunas.

El camino hacia la CUS es colaborativo. El kit de herramientas subraya la importancia de establecer alianzas con empresas tecnológicas, proveedores de salud y la sociedad civil. Estas alianzas son esenciales para desarrollar soluciones accesibles y culturalmente apropiadas. Por ejemplo, colaborar con desarrolladores podría resultar en aplicaciones de salud en lenguas indígenas o en la implementación de unidades móviles de salud con tecnología digital.

A pesar del potencial de la salud digital, México enfrenta barreras significativas. El acceso a internet es limitado en áreas rurales y, donde existe, la alfabetización digital sigue siendo un obstáculo. Para enfrentar estos desafíos, mi agenda legislativa prioriza el desarrollo de infraestructura y programas de alfabetización digital. Estas iniciativas buscan empoderar a los ciudadanos para usar herramientas digitales de salud, facilitándoles el acceso a información y servicios confiables.

Además, la privacidad y seguridad de los datos son preocupaciones fundamentales. Los ciudadanos deben sentir que su información está protegida. 

Mi iniciativa sobre protección de datos personales e inteligencia artificial en salud destaca la necesidad de un marco regulatorio robusto que fomente la confianza en los sistemas de salud digital.

Durante el seminario quedó claro que el camino hacia la CUS requiere más que nueva tecnología; demanda un enfoque inclusivo. La salud digital presenta una oportunidad única para extender los servicios de salud a las áreas más remotas de México, pero es nuestra responsabilidad como legisladores crear un entorno que permita que estas soluciones prosperen y beneficien a todos los ciudadanos.

México avanza, pero aún queda mucho por hacer. Necesitamos modelos de financiamiento sostenibles para apoyar las iniciativas de salud digital dirigidas a las poblaciones vulnerables. También es crucial involucrar directamente a las comunidades, asegurando que las soluciones se diseñen con su aporte y se adapten a sus necesidades. Esto incluye establecer mecanismos de retroalimentación para mejorar continuamente estos programas.

A través de políticas que prioricen la equidad, la innovación digital y la participación comunitaria, podemos crear un sistema de salud que verdaderamente sirva a todos los mexicanos, estableciendo un estándar para el mundo.

 

RAA

 

 

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